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El Imperio romano y China comparten rasgos, según historiador Josiah Osgood

El historiador estadounidense Josiah Osgood considera que existen rasgos similares entre el ascenso del Imperio romano y el comportamiento actual de China, la conducta de otras potencias mundiales y los conflictos políticos actuales.

Pedro Pablo Cortés (EFE)
17 de junio de 2019 - 08:38 p. m.
Archivo particular
Archivo particular

En una entrevista , durante su gira en Madrid para presentar su libro "Roma: la creación del Estado Mundo", el profesor de la Universidad de Georgetown (Washington DC, EE.UU.) explicó hoy que el gigante asiático se comporta como el Imperio romano en sus etapas iniciales por la manera en la que conduce sus relaciones internacionales y sus proyectos de infraestructura.

"China es un buen ejemplo en muchos sentidos por algunas de las cosas que vemos en la historia romana. Es un país que está siendo muy próspero, está empezando a estirar sus músculos a nivel internacional y está comenzando a construir poder", expuso.

Osgood argumentó que, a diferencia de las fuerzas imperiales de la historia contemporánea, Roma era un imperio "más positivo" porque consiguió crear paz y estabilidad en un territorio que ahora se extiende de España a Siria, además de promover la cultura y la lengua.

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Señaló que, en cambio, ahora hay un mundo con "mayor competencia", por lo que hay varios países que exhiben el estilo agresivo de política exterior que tenían los romanos, como Rusia.

Aun así, rechazó las comparaciones que han hecho otros historiadores entre la caída de la República romana y Estados Unidos, que apuntan a las guerras fallidas que el país norteamericano ha tenido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, como la de Vietnam, y al ascenso del populismo.

"Creo que China es un poder creciente y desde ese punto de vista se parece más a Roma en su etapa inicial. Pienso que Estados Unidos en este momento está menos interesado en el rol que tenía tradicionalmente desde la Segunda Guerra Mundial, de ser el poder hegemónico global", comentó.

El investigador destacó que el valor de su obra es mostrar la "extraordinaria historia de éxito" y el "triunfo" que representa el ascenso del Imperio romano del año 150 a. C. al 20 d. C. por el intercambio, el comercio y la pacificación que se consiguió en el mundo de ese entonces.

Como una lección positiva, enfatizó que los romanos articularon la idea que la prosperidad individual va de la mano de la estabilidad internacional, algo que los "Imperios han hecho muy bien".

"En un mundo que se ve cada vez más inestable vale la pena pensar en cómo Roma pudo alcanzar esto y creo que su historia le puede dar confianza a cualquiera de que, ante los grandes desafíos políticos, hay motivos para no rendirse", mencionó.

El historiador afirmó que su libro ofrece otros paralelismos con las sociedades contemporáneas, pues los romanos desde entonces ya estaban preocupados por problemas que parecen modernos, como la redistribución de la riqueza, las fronteras, la dignidad y la ciudadanía.

"Vemos algunos de estos problemas hoy también. ¿Por qué la gente quiere ciudadanía? En parte para ganar recursos, pero también respeto. Las personas no quieren ser de segunda clase. Esto es cierto en Estados Unidos y Europa. Se trata tanto de dignidad como de bienestar material", enunció.

Del texto, agregó Osgood, también se obtienen lecciones de los fracasos de Roma, pues el gobierno de entonces ya afrontaba una sociedad más diversa, compleja y urbana, que demandaba representatividad, estabilidad y calidad de vida.

Las guerras que el Imperio romano empezó a perder en el exterior, los nacientes grupos sociales con intereses divergentes y la falta de políticas de distribución de la riqueza afectaron la legitimidad de las instituciones, explicó.

Además, coincidió en que hay algunos rasgos del comportamiento de los políticos romanos, acusados de corrupción por los escritores de entonces, que todavía están presentes en la manera de hacer política.

"Hay algo de verdad en esta perspectiva cínica. Los políticos siempre están buscando su propio beneficio y cómo obtener y mantenerse en el poder. Así que este punto de vista de los historiadores es útil para recordarnos estas verdades básicas". 

Por Pedro Pablo Cortés (EFE)

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