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Un recorrido por 200 años de nuestra historia y cultura en el Museo Nacional de Colombia

Con la nueva muestra del Museo Nacional, que estará abierta hasta el 15 de marzo de 2026, culminarán las celebraciones por los 200 años de la institución, replanteando el papel de este recinto en nuestra sociedad.

Andrea Jaramillo Caro

10 de diciembre de 2025 - 07:01 p. m.
El estandarte de Francisco Pizarro, realizado en 1538, forma parte de la exhibición.
Foto: Óscar Pérez
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Cuando el Museo Nacional fue fundado en 1823, en medio del contexto de guerras de independencia y el amanecer de una nueva república, era una institución dedicada a la ciencia. Sin embargo, nuevos objetos fueron llegando y nutriendo la función museológica de esta institución con arte, historia y piezas etnográficas de todas las regiones del país. Dos siglos más tarde, Colombia celebró la trayectoria de este museo que se ha transformado para abarcar la historia e identidad de una nación cambiante.

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En 2023 comenzaron los festejos y continuarán con la apertura de la exhibición “Inspirar, conmover y convocar: el Museo de la nación (1823-2023)”, la cual será inaugurada el próximo 12 de diciembre, junto con la renovación de la sala de exhibiciones temporales que estuvo cerrada durante dos años.

Esta muestra reunirá más de 100 piezas alrededor de diferentes ejes: algunas en calidad de préstamos y otras que hacen parte de la colección del museo, pero que no habían sido exhibidas en décadas. Los tres ejes seleccionados fueron planteados como una manera de rendir cuentas a la ciudadanía sobre su papel en el cuidado y protección del patrimonio colombiano. Bajo los títulos “Guardar lo que eres”, “Superar la desventura” y “Celebrar la vida” el equipo del Museo Nacional articuló las piezas que hacen parte de esta exhibición.

Al entrar, objetos botánicos de antaño, en diálogo con lo moderno, reciben a la audiencia al inicio de la sección “Guardar lo que eres”, donde, de acuerdo con el investigador de la curaduría de historia, Juan David Cascavita, “se pone en disputa el patrimonio actual con el histórico”. En medio de documentos como una carta de Alexander von Humboldt, herbarios del Bronx o de la comunidad de San Basilio de Palenque, un monolito se alza en medio de la habitación, como una recreación de una excavación arqueológica cuya temporalidad va en descenso y se puede apreciar la profundidad a la que se encontrarían diferentes objetos como conchas o cerámicas. De acuerdo con Cascavita, la primera sección de la muestra se enfocó en qué guardamos y cómo lo hacemos.

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El recorrido continúa hacia unas piezas que las generaciones más jóvenes no han podido apreciar, pues han permanecido resguardadas en los depósitos del museo durante 50 años para asegurar su conservación. Se trata de las banderas y estandartes que se ondearon en diferentes momentos de la historia del país. Algunas datan del siglo XVI, como la de Francisco Pizarro, realizada en 1538, y otras son más recientes, de la primera y segunda década del siglo XIX.

“Las banderas fueron tomadas, algunas en Ayacucho, otras en otras batallas. Generalmente, el estandarte de Pizarro estaba ubicado en la iglesia de Cusco. Se cree que estaba ubicada en la catedral de Cusco y de ahí la tomaron para traerla a Bogotá. Esto lo trajo un coronel de apellido Elizalde, por encargo del mariscal Sucre: tuvo que atravesar cuatro mil kilómetros de distancia con ríos, planicies y punas ardientes, en torno a una materialidad”, aseguró Julio Andrés Quiroga, investigador de la curaduría de Historia. Por otro lado, Quiroga comentó que estas banderas fueron unas de las piezas fundacionales del museo, pues llegaron a la institución en medio de las guerras de independencia.

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“En la batalla de Ayacucho, el mariscal Sucre fue al Alto Perú, por orden de Bolívar, a recuperar los territorios del proceso de reconquista de los españoles, y estas banderas fueron tomadas de los batallones o los cuerpos militares del ejército español. Son un símbolo fehaciente de ese triunfo de la independencia, de los ejércitos que entregaron su vida para lograr esa república naciente, con unos valores de igualdad, fraternidad, libertad. Estas banderas cambiaron también el carácter científico del museo, junto con otros objetos fundacionales. A partir de esta llegada de colecciones, que hablan sobre la memoria y la historia de la nación, empiezan a cambiar el carácter del museo: se va convirtiendo en un lugar en el que se recuperan una cantidad de colecciones que permiten hablar no solo de ciencia, sino del territorio, de la gente, de la cultura, de la historia nacional y también de la memoria”, afirmó Quiroga.

Con los escudos españoles aún visibles y las telas demostrando el paso del tiempo, esta sección evoca la resiliencia y el sacrificio de quienes murieron creyendo en una nación y de quienes han tenido que enfrentarse a otras formas de violencia en tiempos más recientes, como sucede con los Escudos de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. “Aquí tenemos también piezas que son contemporáneas. El conflicto digamos que ha sido como una constante en la historia de este país, entonces ya vimos un poco la guerra de la Independencia, de la abolición de la esclavitud, que es un elemento muy importante como para la liberación de un grupo de personas, que si bien no se concretó en ese momento, fue el inicio de una larga lucha en el siglo XIX. Tenemos también las piezas que nos hablan de conflicto, pero digamos ya con un panorama histórico mucho más cercano, a finales del siglo XX, principios del siglo XXI”, dijo el investigador Santiago Manuel Valdés.

Finalmente, la sección “Celebrar la vida” se centró en exaltar el patrimonio de la nación. Desde las primeras acuarelas realizadas para mostrar la vida del país en el siglo XIX, por Mark y Roulin, poco después de la fundación de la institución, hasta las máscaras de comunidades indígenas y de la comunidad LGBTI, las piezas de esta sección fueron elegidas para destacar el patrimonio cultural y vivo, así como el natural.

Dentro de esta área se encuentra un cuadro vivo de Galeras, Sucre, una manifestación cultural que hace un año fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. El cuadro presentado en esta exhibición tomó inspiración de una de las acuarelas exhibidas en diagonal a él.

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La muestra se presta para generar preguntas. Para los investigadores, algunas de ellas podrían ser: “¿Cómo nos vemos nosotros? ¿Qué es lo que nosotros como individuos pensamos que vale la pena guardar? Cada uno tiene cosas que atesora de alguna u otra manera. El hecho de que nos sentemos como sociedad a decir ‘Esto es importante y lo debemos guardar por cualquier razón’ es una de las dudas que queremos poner en este en la exposición”, dijo Cascavita. Para Valdés, la intención radica en que quienes visiten la muestra se pregunten: “¿cuál va a ser el papel del Museo Nacional en los próximos 200 años?”

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Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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