El peatón metió las manos en los bolsillos buscando el calor que no le daba el sol, pero no lo encontró. Los dedos traspasaron la tela y volvieron a ser envueltos por un aire helado. Aquel pequeño y duro frío golpe fue lo que le hizo recordar. Al peatón se le olvidaba lo que era tener esperanza.
Pandora abrió un cofre y la esperanza se negó a salir. En cambio, ahora era una Nada rebelde que no quería refugiarse en sus bolsillos. El peatón miró en derredor, pero no la encontró. Dónde estaba, dónde estaba. Luego de varios minutos, se rindió. Si la esperanza no quería asomarse, quién era él para obligarla. Entonces, continuó caminando... ¿A dónde era que se dirigía? También se le había olvidado. Tan solo sabía que en frente había un sendero abierto solo para él, solo para él... ¿En qué lugar desembocaría? Tampoco lo sabía. Lo único importante era que el sendero se encontraba justo al frente, no había más que tener un atisbo de fe y tomarlo.
Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖