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El refugio de los jóvenes de Sudán del Sur ante la violencia

El centro cultural ofrece una alternativa para los refugiados de distintas tribus en proyectos educativos y artísticos.

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Atem Simón Mabior
14 de agosto de 2025 - 12:00 p. m.
En Yuba, los jóvenes recurren al arte, la música y la poesía para alejarse de la violencia que persiste en el país desde su independencia en 2011.
En Yuba, los jóvenes recurren al arte, la música y la poesía para alejarse de la violencia que persiste en el país desde su independencia en 2011.
Foto: EFE - Centro Senius Hub
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En el suburbio de Thongpiny, a las afueras de Yuba, el Centro Cultural Senius Hub lleva una década siendo un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur. En él, la poesía y la música conviven con debates sobre derechos humanos para fomentar la tolerancia en un país marcado por años de guerra y represión.

Senius Hub “nos abrió puertas que no podíamos imaginar, ya que los talleres y los espectáculos al aire libre nos han permitido juntarnos con artistas de todo el país y del exterior”, afirmó Deng Barnaba, un músico joven y miembro de varias iniciativas culturales del centro.

En el país más pobre del mundo, este centro representa para muchos un raro refugio de diálogo y creación, que permite a los jóvenes distanciarse de la violencia que ha azotado a Sudán del Sur desde su nacimiento en 2011. Aunque la guerra civil terminó en 2018, el país sigue sufriendo tensiones políticas, enfrentamientos tribales y violencia por parte de pandillas juveniles.

Desde cine hasta karaoke

En la sala principal del edificio, con capacidad para hasta 300 personas, se celebran simposios, talleres y presentaciones artísticas. Su amplio espacio exterior puede recibir a más de 200 espectadores en eventos al aire libre, que van desde obras de teatro hasta exposiciones artísticas, ferias de libros, bazares, ciclos de cine y fiestas de karaoke.

Barnaba cree que las actividades del centro no son únicamente entretenimiento, sino que “enseñan a los jóvenes valores como la tolerancia y la colaboración, y les permiten crear ideas y proyectos que reflejan nuestra cultura diversa y la festejan”, lo que los aleja de las pandillas juveniles de Yuba, conocidas localmente como “niggers” o “Toronto boys”.

Estos grupos, a menudo compuestos por jóvenes marginados y desempleados, han sido acusados de robos, asaltos y actos de intimidación que han sumido en el miedo a barrios enteros. En julio, un ataque brutal contra una joven de 16 años por parte de ocho miembros de estas bandas llevó a la detención de más de 600 pandilleros.

Un lugar para el entendimiento

“El arte puede ser una herramienta para el cambio social y para construir puentes entre las diferentes tribus de Sudán del Sur”, dijo Linda Peter, activista y artista, quien define el centro como “una segunda casa que nos da seguridad y libertad para expresar nuestras ideas y da paso a que aprendamos de las experiencias de los demás”.

Fuera de Yuba, los combates y enfrentamientos tribales son frecuentes en muchas zonas de Sudán del Sur debido a la presencia de grupos armados rebeldes y a la incapacidad del Gobierno para desarmar a las tribus que se enfrentan por pastoreo, control de tierras o venganza.

Senius Hub presta especial atención a la participación de los refugiados sudaneses en Yuba y acoge iniciativas como la Red Juvenil Contra la Guerra, que busca concienciar a la población sobre los peligros de conflictos como el que sufre Sudán y promover una cultura de tolerancia y diálogo.

Construir la paz con ideas

El director del centro, Abraham Makuach, afirmó que los diálogos literarios, los conciertos y las exposiciones son “eficientes herramientas para deshacer los estereotipos y volver a tejer la confianza entre las tribus”.

Sobre sus fuentes de financiación, Makuach dijo que dependen de “diversas asociaciones con entidades donantes, además del apoyo de los bancos y las empresas nacionales de comunicaciones”.

“Sudán del Sur necesita lugares donde la gente pueda debatir, aprender y compartir”, resumió el periodista y socio del centro Omer Mohamed Musa. “Aquí, las puertas siempre están abiertas para quien quiera construir paz con ideas y no con armas”, sentenció.

Por Atem Simón Mabior

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