La policía italiana incautó 21 piezas atribuidas a Salvador Dalí que formaban parte de una exposición en Parma. La operación, ejecutada por la brigada de delitos contra el patrimonio cultural de los Carabinieri (TPC), respondió a sospechas de falsificación señaladas por la Fundación Gala-Salvador Dalí, entidad que custodia el legado del artista.
La medida afecta a 18 litografías y tres dibujos que se exhibían en la muestra “Dalí, entre el arte y el mito”, abierta al público el 27 de septiembre en el Palazzo Tarasconi. Según el tribunal de Roma que ordenó la intervención, las obras habrían sido prestadas por dos ciudadanos italianos.
El origen de las sospechas
Las dudas comenzaron meses antes, cuando los Carabinieri enviaron el catálogo de la exposición a la fundación en Figueres, España. Los expertos expresaron reservas sobre la autenticidad de varias piezas y advirtieron que no habían sido consultados para avalar la muestra. En un informe emitido en marzo, señalaron irregularidades en tres dibujos y en una serie de grabados.
Diego Polio, comandante de la sección romana del TPC, explicó a The Guardian que resultaba inusual organizar una exposición de Dalí sin incluir pinturas de alto valor. “Era difícil entender por qué organizar una exposición con piezas de tan escaso valor”, señaló.
Una exhibición con recorrido previo
El caso tomó mayor relevancia porque la exposición había pasado previamente por Roma, en el Museo Histórico de la Infantería del Ejército Italiano, institución administrada por el Ministerio de Defensa. Su traslado a Parma fue organizado por la empresa Navigare, con sede en Palermo. La circulación por dichos espacios plantea preguntas sobre la cadena de validación que permitió que piezas dudosas fueran presentadas como auténticas.
Además de las obras incautadas, la exposición reunía cerca de 80 piezas, entre tapices, grabados y documentos inéditos, así como obras de otros artistas surrealistas como Joan Miró.
La investigación judicial evalúa la posibilidad de procesar a los responsables de la muestra por falsificación o tráfico de obras falsas. El Ministerio de Cultura italiano estudia si las piezas quedarán confiscadas de manera definitiva. Ni el Palazzo Tarasconi ni la firma Navigare han respondido a los requerimientos de la prensa especializada.
El constante debate sobre la autenticidad y el mercado del arte
El caso abre un debate sobre los mecanismos de control y la trazabilidad de las obras que ingresan a circuitos expositivos, en particular cuando proceden de colecciones privadas y, además, cuestiona el rol de instituciones públicas que albergan muestras sin contar con certificaciones de autenticidad verificadas.
Mientras se define la situación de las 21 piezas y se rastrea su origen, lo ocurrido deja en evidencia las dificultades para frenar las falsificaciones en el mercado del arte y la importancia de contar con organismos que avalen la procedencia de las obras.