Un transeúnte se detiene en la esquina de la carrera séptima con avenida Jiménez. “¿Y esto?“, pregunta mientras mira lo que parece ser un viejo edificio hecho pelota. La esfera, de más o menos cuatro metros de diámetro, tiene ventanas tapadas con tablas de madera, barandales quebrados de pequeños balcones y paredes amarillentas cubiertas con grafitis. El semáforo cambia y él sigue su camino un poco confundido por lo que acaba de ver. No son escombros, no es basura, es una de las cientos de obras de arte que vinieron a tomarse el espacio público en el marco de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25.
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Este evento, inaugurado el 20 de septiembre, se ha presentado a la ciudadanía como uno de los más grandes que ha tenido la ciudad alrededor de las artes plásticas. Más de 200 artistas nacionales e internacionales trajeron sus obras a varios puntos de la ciudad para que se pudieran apreciar de manera gratuita. La idea era convertir a Bogotá en una inmensa galería abierta, pero todavía hay personas que no saben muy bien de qué se trata este evento ni por dónde empezar a hacer un recorrido que parece interminable.
Esta es una guía para visitar la ruta principal de la BOG25, pero recuerde que hay muchos más puntos por toda la ciudad donde se podrán apreciar piezas de arte instaladas en el marco de este evento, que irá hasta el 9 de noviembre.
El Palacio de San Francisco
La atracción principal de la BOG25 está en el Palacio de San Francisco, una estructura neoclásica ubicada en la avenida Jiménez entre carrera séptima y octava, que fue restaurada específicamente para ser el albergue de las obras de este evento. En la esquina nororiental de esta edificación está Pabellón de las Nieves, construcciones frágiles para un fin del mundo, del artista antioqueño Alejandro Tobón. Esta es una de las primeras invitaciones para ingresar a los muros del Palacio.
Si bien hay mapas indicando dónde está cada obra, adentro los corredores y escaleras se abren como caminos de posibilidades. Los visitantes no están obligados a tomar un recorrido específico, siguiendo el espíritu de la Bienal de crear una inmensa galería de circulación libre.
En el primer piso del Palacio, como pieza central de una de sus plazoletas, está Surrender (flag) [Rendición (bandera)] del artista irlandés John Gerrard. Se trata de un cubo que casi llega a ser de la misma altura que los dos primeros pisos del palacio, cuyas caras están compuestas por espejos, excepto una, que muestra un video de un asta con una nube de vapor de agua en la punta. Esta bandera blanca se integra a otras iniciativas similares que el artista ha replicado en otros momentos con humo negro (Bandera de Occidente, 2017) o incluso fuego (Llamarada, 2022).
Desde el segundo piso, mirando a esta inmensa instalación, están los personajes que Beatriz González inmortalizó en La felicidad de Álvaro Leyva. Uno de ellos, un ingeniero, cree que sería feliz si pudiera dedicarse a la música, mientras que otra, una maestra, lo sería si tuviese la posibilidad de recorrer Europa. Como los visitantes de la Bienal, se preguntan qué es realmente lo que han considerado toda su vida como felicidad, y este es un cuestionamiento que se plantea a través de pinturas, fotografías, instalaciones, intervenciones y otras formas artísticas que fueron escogidas para tomarse la ciudad.
Allí también encontrará Aire, tejido elástico y plástico, de Eva Fábregas; Estudios sobre la felicidad, de Alfredo Jaar; Insurgencias botánicas, de Ximena Garrido-Lecca, y Lo creo y no lo veo, donde Gabriel Garzón invita a caminar descalzo sobre un piso de libros de autoayuda. La lista de artistas y obras que pueblan estos pasillos sería interminable, pero si quiere acercarse a la oferta artística de la Bienal este es su primer paso.
Considere pasar por aquí primero: es el lugar de este recorrido que toma más tiempo. Abre desde las 11:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, de martes a domingo, pero tenga en cuenta que solo podrá entrar hasta una hora antes del cierre. Cada una de las obras ofrece una reflexión distinta sobre la felicidad, por lo que es clave que pueda tomarse su tiempo para ver cada una de ellas.
El camino del Eje Ambiental
Después de esta parada, las obras se dispersan mucho más e incluso algunos de los puntos del recorrido por el Eje Ambiental apenas tienen una obra. Es el caso de la fuente del Parque Santander, donde podrá ver la intervención We_agente, de Rejane Cantoni; de la Plazoleta de la Universidad del Rosario, donde se encuentra un enorme meteorito lleno de besos, hecho por el artista Iván Argote; de Espacio Odeón, donde encontrará una instalación de video hecha por Bárbara Wagner y Benjamin de Burca, y el Parque de Los Periodistas, donde está instalado Cielo prohibido, de Glenda León.
En otros puntos, como la sede centro de la Alianza Francesa, el Centro Colombo Americano y el Centro Cívico de la Universidad de Los Andes están congregadas varias obras, por lo que estos le tomarán un poco más de tiempo. Por otro lado, es necesario tener en cuenta que el único punto de este recorrido que abre más tarde entre semana es el de la Cinemateca de Bogotá, que recibe visitantes desde las 2:00 p. m.
El recorrido termina entre las gorras gigantes del artista caleño Johan Samboní, que están instaladas en el Museo de Artes Visuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Aunque, cabe aclarar, esta es apenas una de las posibilidades. La BOG25 abre sus puertas y permite que cada persona arme su camino dentro y fuera del centro. Un mapa es útil, de la manera en la que lo son los textos curatoriales, pero parte de la experiencia está en recorrer la ciudad en busca de cada obra, manteniendo la mirada atenta y dejándose sorprender por el arte. Esta es la invitación que abre la Bienal a quienes se animen a recorrerla durante las siete semanas que estará en Bogotá. No hay que pagar, no hay que ser un experto en arte. Solo hay que tener paciencia y caminar con curiosidad.
Recomendaciones generales para visitar la BOG 25
Si quiere recorrer la ruta central de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad, aquí hay algunas cosas que puede tener en cuenta. Primero, lleve ropa cómoda, ya que es un recorrido al aire libre que se recomienda hacer caminando y el clima de la ciudad puede ser impredecible.
Segundo, tome un mapa al principio del recorrido, pues no siempre es evidente dónde están algunas de las obras y seguir la ruta trazada puede ser una buena manera de no perderse de ninguna.
Tercero, apóyese en los textos curatoriales. Allí encontrará información sobre los artistas y las posibles lecturas que se pueden desprender de sus obras.
Y, finalmente, tómese el tiempo de recorrer la Bienal con calma. No hay un tiempo estimado para el recorrido porque depende de cada persona e incluso es posible que hacer esta ruta le tome más de un día. Sin embargo, solo con paciencia es posible entablar una conversación profunda a través del arte.