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“Holofiction”: el exterminio judío de la Segunda Guerra Mundial a través del cine

Esta cinta del director Michal Kosakowski reflexiona sobre las representaciones ficcionales que se han hecho sobre este periodo.

Redacción Cultura

02 de septiembre de 2025 - 11:00 a. m.
"Holofiction" utiliza fragmentos de una amplia selección de producciones hechas entre 1938 y 2023.
Foto: Kosakowski Films
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Esta semana se presentó en el Festival Internacional de Cine de la Bienal de Venecia la más reciente producción del director germano-polaco Michal Kosakowski, Holofiction, un documental sobre el Holocausto nazi. Se trata de una mirada que nunca se había planteado antes sobre este tema, lo que suena paradójico porque, en realidad, fue construida como un collage de todas las miradas que se habían planteado previamente.

Holofiction es una cinta de 102 minutos en la que Kosakowski reconstruye, a través de fragmentos de más de 3.000 producciones cinematográficas y televisivas sobre la Segunda Guerra Mundial, el panorama de cómo se ha representado este periodo de la historia a través de las cámaras. La película plantea la pregunta sobre cómo la ficción moldea nuestras percepciones del pasado y nació, precisamente, de una sentencia tajante que hizo el director y guionista francés Claude Lanzmann en 1993: “La ficción es una transgresión. Estoy convencido de que la representación de ciertas cosas está prohibida”.

La afirmación vino después del estreno de La lista de Schindler, la película de Steven Spielberg que narra la historia del empresario alemán que salvó del Holocausto a más de mil judíos polacos durante la Segunda Guerra Mundial. Lanzmann, en 1985, había estrenado su propia obra sobre el Holocausto, un documental de casi diez horas de duración titulado Shoah, que se ha convertido en uno de los referentes del cine de culto sobre este momento histórico. Ambas producciones partían de esa idea de “transgresión”, y lo que quiso hacer Kosakowski fue entender qué tenían en común, no solo entre ellas, sino entre la mayor cantidad posible de películas sobre el Holocausto que pudiera utilizar.

“La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto son algunos de los eventos más representados en la historia del cine. Fue precisamente la tensión entre el llamado a la prohibición de Lanzmann y la existencia de este vasto corpus de ficcionalizaciones lo que inspiró mi investigación y llevó a una cinta experimental compuesta de lo que, según Lanzmann, nunca debió haberse hecho”, afirmó el director en una declaración publicada junto a la ficha técnica de su película.

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Fue entonces cuando empezó a construir este documental que pone una al lado de la otra las imágenes recurrentes de estas películas: desde las risas de las familias reunidas hasta las estrellas en las fachadas, los negocios destruidos, los trenes y las cámaras de gas. Una a una se suceden estas escenas que pasan sin diálogos frente a los ojos de los espectadores, quienes empiezan a ver en esta amplia selección un patrón. Por la pantalla de este documental desfilan imágenes de La vida es bella, Jojo Rabbit, Bastardos sin gloria, El niño con el pijama de rayas, El pianista… la lista continúa y recorre tanto grandes producciones cinematográficas como propuestas independientes de la industria.

Pero, más allá de simplemente mostrar imágenes repetidas una y otra vez sobre el Holocausto, la película plantea la pregunta sobre lo que significa que, ochenta años después, este siga siendo una de las fuentes de inspiración más recurrentes para los cineastas. Por un lado, está la idea de que esto puede llegar a “banalizar” lo que allí sucedió, como ocurre en producciones en las que no se aborda desde el drama o el documental, sino desde géneros como la comedia. Por otro lado, están quienes consideran que se trata de un ejercicio necesario como parte de la construcción de memoria histórica y la garantía de no repetición, especialmente frente a otros grandes conflictos que enfrenta el mundo actualmente.

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La película, como era de esperarse, no ofrece una respuesta concreta, pero abre el debate entre quienes se animan a verla. “Con Holofiction quiero dirigirme especialmente a las audiencias jóvenes, que suelen estar distanciadas de estas historias en un mundo moldeado por el cambio y la radicalización. Mientras más testigos desaparecen, nuevas formas de hacer memoria se vuelven más urgentes”, concluyó Kosakowski en su declaración.

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