Dicen en el Tolima que allí se prepara el mejor tamal y la mejor lechona. Que es una tierra fértil porque goza de pisos térmicos que permiten sentir desde el frío seco de las madrugadas, capaz de entumecer los huesos, hasta el sol más abrasador. También, que la caña abraza sus raíces y que, como una regla no escrita, cada niño tolimense se cruza desde temprano con un instrumento musical que puede acompañarlo toda la vida.
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Allí, en el ombligo de Colombia, está Ibagué. La ciudad fue bautizada en 1886 como la “Capital musical de Colombia”, un título que no es sólo una etiqueta: es el fruto de un legado que se ha conservado a través de las generaciones. En sus calles, la música casi se cuela por las ventanas y hasta en el calendario, que está marcado por eventos que ya son parte de la identidad nacional, como el Festival Nacional de la Música Colombiana. Hoy, esa tradición se renueva con el Ibagué Festival, que en 2025 celebrará su sexta edición con una reformulación que busca abrir la ciudad al mundo.
No se trata de palabras sueltas. Ibagué ha construido un ecosistema musical difícil de igualar en Colombia: conservatorios, colegios especializados, escuelas de formación gratuita y escenarios de primer nivel sostienen una infraestructura que la convierte en un laboratorio para la creación y la enseñanza del arte.
Para Greis Cifuentes, directora ejecutiva de la Fundación Salvi —entidad que respalda y organiza el festival—, esa es la clave de lo que hoy ocurre en la capital tolimense. “Ibagué se ha consolidado como un epicentro educativo de la música por toda la historia que trae consigo. Creo que esto, más los equipamientos culturales que se tienen —la Concha Acústica, que en este momento está en una gran intervención de la Alcaldía para hacer adecuaciones muy importantes; el Teatro Tolima y el Complejo Cultural Panóptico de Ibagué, que además de ser museo tiene un auditorio y 27 salas de ensayo de música, totalmente insonorizadas, dotadas y equipadas— refuerza ese lugar que ocupa la ciudad”, aseguró.
El Conservatorio del Tolima, el colegio Amina Melendro de Pulecio y la Escuela de Formación Artística y Cultural (EFAC) son pilares de una tradición que, afortunadamente, todavía tiene combustible. Cifuentes lo resume así: “Lo especial de Ibagué es que hay toda una línea de formación, desde la primera infancia, la básica primaria, bachillerato y luego también en la profesionalización en música. Eso permite que los jóvenes recorran todo el camino musical”.
El Ibagué Festival nació hace seis años con una propuesta disruptiva para quienes aún consideran que el panorama musical de la ciudad se limita al folclor: abrir un espacio en donde convivan todos los géneros: desde la música clásica y el flamenco, hasta el rap, el pop, la balada y la electrónica. “Hay una riqueza, una diversidad musical que tiene un sello diferenciador frente a otros festivales, en donde solo vas a escuchar un género”, explicó Cifuentes.
Además de los conciertos, esta edición refuerza su eje formativo. Las jornadas “Así producimos” permiten al público acercarse a los entresijos de la producción de un festival internacional. Y las Power Talks, charlas abiertas dirigidas a los distintos agentes de la industria, buscan compartir herramientas, estrategias y experiencias para entender cómo se construye hoy una carrera musical: “Conectarse con la realidad de la industria, escuchar de primera mano a quienes están detrás de los grandes artistas y proyectos, y descubrir cómo adaptarse, crecer y destacar en un entorno cada vez más competitivo”, se lee en el programa.
La llegada de Julio Reyes Copello a la dirección del Festival
El músico y productor Julio Reyes Copello, ganador de 14 premios Grammy y Latin Grammy, ha sido nombrado director artístico del Festival y debutará en la edición de 2025. No se trata solo de un relevo en la dirección, sino de un salto hacia la internacionalización de la música que se crea en el país.
Reyes Copello acumula más de 50 nominaciones y una carrera como productor, compositor y músico. Su lista de artistas con los que ha colaborado incluye a Alejandro Sanz, Laura Pausini, Juanes y Marc Anthony, entre muchos otros. Pero su perfil va más allá de la vitrina del espectáculo: es fundador de la Art House Academy, un espacio de formación que ha transformado las trayectorias de artistas emergentes en América Latina y Estados Unidos, como Jules, en Colombia, y Joaquina, de Venezuela.
Su apuesta es tender puentes entre la formación nacional y la industria global. Uno de los primeros pasos para conseguirlo será la experiencia inmersiva Art House – Abbey Road, un programa de cuatro días en el que jóvenes artistas, compositores, productores, ingenieros, cantantes y bandas, seleccionados durante una convocatoria previa, trabajarán en composición colaborativa, grabación en estudio, puesta en escena, creación de contenido y estrategias de posicionamiento.
Con base en esto, el Festival también anunció la creación de una beca internacional que permitirá a un joven talento colombiano formarse en el Abbey Road Institute de Miami. La iniciativa es posible gracias a la alianza entre Reyes Copello, Jorge Mejía (presidente de Sony Music), Robin Reumers y Andrés Recio, quienes apoyaron el proyecto como un compromiso con el talento emergente del país.
La identidad y el futuro de Ibagué más allá de la música
“Traer a estos personajes y darles a los estudiantes de música —o a quienes tienen interés en comprender mejor la industria— la posibilidad de encontrarse con ellos es una oportunidad muy enriquecedora”, aseguró Grace Cifuentes. Considera, además, que es un reto y un esfuerzo grande de la Fundación Salvi presentar un festival con esas características en el país.
“Sin lugar a duda, se trata de una programación que resalta el título de Ibagué como Ciudad Creativa de la Música ante la UNESCO —reconocimiento que tiene desde hace cinco años— y que, al mismo tiempo, fortalece el trabajo de apoyar al talento emergente”, añadió.
Más de 33 mil personas han asistido durante las cincoediciones del Ibagué Festival, que ha programado 40 conciertos de entrada libre y ha contado con la participación de más de 710 artistas. A lo anterior, se suman más de 400 horas de programas educativos, entre los que sobresalen estrategias de formación de producción, luthería y programas de impacto territorial en municipios del Tolima, entre otros.
El Ibagué Festival responde, entonces, a un propósito mucho más amplio: hacer de la música un lenguaje cotidiano. La capital musical, más allá del título honorífico, está dando un salto que Reyes Copello, su director artístico, resumió: “Vine a sembrar. A abrir puertas. A llevar la voz de Ibagué al mundo y traer oportunidades del mundo a Colombia”.