Dice que ha estado vinculado a la literatura por mucho tiempo, pero este es su primer libro. ¿Qué siente al debutar como escritor?
Me siento muy raro, porque sacar un libro no es lo mismo que crear un personaje. Aunque tengo herramientas, no es igual. El libro, ya cuando me lo entregan, para mí está muerto. Solo va a cobrar vida cuando alguien lo lea. Para mí ya pasó el momento más especial, que fue crear, construir.
Créeme que trabajé muchísimo para poder hacerlo: en mi psique, en mi conocimiento, en la investigación. Pero, ¿sí me entiendes?, lo único que queda es lo que signifique para las personas que lo lean. Es muy extraño eso.
Me interesa esa relación con la imaginación. No es lo mismo imaginar para darle vida a un personaje que para construir toda una historia con varios personajes. ¿Cómo ha sido en su caso?
Es una relación intrínseca. Soy disléxico, y los disléxicos con agnosia visual tienen que encontrar un camino por el otro hemisferio para compensar lo que el hemisferio dañado no puede hacer. Eso nos lleva a aprender a funcionar con ambos hemisferios, y nos hace profundamente creativos.
La imaginación es inherente a mí. En el colegio solo podía jugar a mundos inventados, nunca pude jugar como los demás. Siempre pensé que lo que imaginaba a los demás les aburría, porque no todo el mundo está dispuesto a jugar con lo que uno imagina. Están dispuestos a correr, a hacer deporte, a que los persigan o perseguir, pero no a imaginar jugando.
Mencionaba a Umberto Eco como referente. ¿Qué otros escritores lo han inspirado?
Chesterton. Joyce. Joyce está muy presente cuando lo lees. Borges, absolutamente. Y leo a un filósofo que me encanta: Jeffrey Kripal, que también me ha inspirado mucho.
Habla mucho del tiempo. ¿De dónde viene esa obsesión?
Desde niño jugaba a la máquina del tiempo, hasta que un día pensé: solo puedo viajar hacia delante, y para hacerlo tendría que ir a la velocidad de la luz. Lo único que conozco que puede ir a esa velocidad es mi cerebro. Entonces, de pronto, el tiempo no es un asunto exterior, sino interior.
Además, mi cerebro tiene pasado. De ahí concluí que la máquina del tiempo está dentro de mí. Para mí, el tiempo es un libro.
¿Qué papel ha cumplido la literatura en su vida como persona y como actor?
Me salvó la vida. No sería nadie sin lo que leí. No sería nadie.