José Antonio Abreu, el maestro que quiso salvar a Venezuela con música

Trabajó diariamente sin límites de horario. Después de cada ensayo impartía una clase, explicaba sobre valores, historia musical y filosofía.

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Adriana Abramovits *
29 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.
José Antonio Abreu, el creador de “El Sistema”, un proyecto musical en Venezuela.
José Antonio Abreu, el creador de “El Sistema”, un proyecto musical en Venezuela.
Foto: EFE - FRANZ NEUMAYR
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El pasado sábado 24 de marzo murió José Antonio Abreu, el visionario que lideró uno de los proyectos musicales más ambiciosos de los últimos tiempos: el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. “El maestro” dedicó su vida a luchar por la inclusión social y la excelencia musical. Su pedagogía de desarrollo humano a través de la música benefició a 900.000 niños venezolanos provenientes de las zonas más necesitadas. Su modelo es referente universal y se ha replicado en mayor o menor grado en decenas de países.

Se remitía al lema “Quien no intenta lo absurdo, jamás logra lo imposible”. Era un estratega que iba más allá de lo imaginable. Cuarenta y tres años antes ya sabía que quería conformar un movimiento que se expandiría por todo el mundo.

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Empezó sin apoyo económico. No contaba con una sede, ni instrumentos, ni sueldos. Conformó un equipo inicial de 11 miembros que ensayaban en estacionamientos, pasillos y lugares improvisados. “Yo pensaba que era un desequilibrado mental”, bromea su amigo Florentino Mendoza. Lo que parecía un proyecto inviable se transformó en un efecto multiplicador: niños que enseñaban a otros niños y que generaban oportunidades para el desarrollo personal y profesional.

Abreu era de tomar espacios rápidamente. Cuando comenzaron a levantar el Teresa Carreño, se apropió del terreno en construcción para reunirse con los músicos. Entre los escombros de aquel “escenario” un solo bombillo iluminaba a toda la orquesta. La consigna “Tocar y luchar” señaló el norte de “El Sistema”.

Era un desprendido de lo material. Mendoza cuenta que una vez Abreu tenía que llegar a un recital y estaba en un trancón terrible yendo al concierto. Así que dejó el carro con la llave pegada y nunca volvió por él.

Fue un motivador por excelencia. Rompió con el esquema de la formación musical tradicional. En las primeras clases organizaba un concierto con los jóvenes recién llegados para que entendieran el valor del reconocimiento. Su misión no era formar músicos profesionales, sino permitir que la música se convirtiera en una herramienta para el desarrollo humano. El 75 % de estos niños y jóvenes viven por debajo del índice de pobreza Abreu decía: “nuestra meta es sacar al niño de la pobreza absoluta, para llevarlo a la riqueza espiritual ilimitada”.

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Detestaba ir de vacaciones. “Para el descanso está el descanso eterno” repetía a sus colegas. Trabajó diariamente, sin límites de horario. Después de cada ensayo impartía una clase, explicaba sobre valores, historia musical y filosofía. Fue un maestro en todo el sentido de la palabra.

Era un verdadero patriota. Amaba a su país y mantuvo una visión de Venezuela, más allá de los gobiernos. Uno de sus grandes logros fue mantener un financiamiento ininterrumpido del Estado. Por sus méritos, se convirtió en el músico más respetado de Venezuela y recibió el apoyo de todas las tendencias políticas del país.

Podía leer tres libros en una noche, era economista, político y un devoto por la religión. Contaba con una retentiva envidiable, recordaba los nombres de todos los músicos que conocía. Retaba a los estudiantes a que tocaran, sin dificultad, las obras más exigentes del repertorio universal. Vio crecer su proyecto hasta llevarlo a los rincones más pequeños de Venezuela y dejó un legado dentro y fuera de la orquesta.

Eduardo Méndez, director ejecutivo de la Fundación Musical Simón Bolívar, entró a “El Sistema” desde muy joven a estudiar violín en el núcleo de Mérida. Tocó para la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar en donde conoció al maestro Abreu. Trabajó 15 años con él, convirtiéndose en pieza fundamental de la gerencia de la organización.

Méndez cuenta que el abuelo de Abreu era un director de banda italiano que trajo una serie de instrumentos musicales a Trujillo, Venezuela. En esa ciudad, involucró a los jóvenes de la zona para que aprendieran a tocarlos. Ese legado de formación en colectivo quedó en la mente de Abreu, y años más tarde fue la semilla que impulsó la creación del movimiento.

“Me marcó su entrega por el bienestar de todos”. Méndez explica que la dinámica social radica en el proceso de aprendizaje colectivo, en donde el niño, siendo parte de un todo, logra trabajar en comunidad para aprender a generar valores como la solidaridad, la pasión, el trabajo en equipo, la disciplina y la autoestima.

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Abreu dignificó a los músicos venezolanos en el extranjero, convirtiéndolos en referentes de excelencia pedagógica y musical. Gustavo Dudamel es el vivo ejemplo de lo que un joven puede lograr al formarse en “El Sistema”: es el maestro más joven en llevar la batuta ante la Orquesta Filarmónica de Viena (OFV), entre otros logros profesionales que lo han llevado al primer plano de la escena musical.

En vida le realizaron incontables reconocimientos. No murió sin ser honrado, fue honoris causa en las universidades más prestigiosas del mundo y embajador de Buena Voluntad de la Unesco. Alfredo Rugeles, director del núcleo de Chacao, comenta que todos lloraron su partida y que le estarán eternamente agradecidos por sus enseñanzas.

“Me llamaba, sin previo aviso, para ensayar con la orquesta esa misma tarde. Me pedía que dirigiera e interpretara nuevas partituras delante de la orquesta. Nos sometía a retos positivos y enriquecedores”. Rugeles asegura que “El Sistema” ha salvado a muchos jóvenes de la delincuencia y las drogas.

El fin de semana recibió un homenaje como se lo merecía: sencillo, austero, pero de gran solemnidad. Músicos de todas las edades, de las distintas orquestas, se congregaron en la sede principal de “El Sistema”, en donde fue velado en capilla ardiente, rodeado de música y canto. Todo el que pudo tocó. Rugeles fue el encargado de dirigir el Ave Verum Corpus de Mozart, una de las piezas favoritas de Abreu.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, entregó la espada de Simón Bolívar como homenaje a su obra y sentido nacionalista. Se realizó una misa y fue enterrado junto a sus padres en el Cementerio del Este, acompañado de honores militares y musicales.

“El Sistema” preservará el legado cultural de Abreu al frente de un equipo que garantizará la existencia permanente del modelo, la innovación de las enseñanzas y la difusión de la música como un instrumento educativo para la liberación, la transformación y la inclusión social.

Periodista venezolana

Por Adriana Abramovits *

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