El Magazín Cultural

Jugar: una rebeldía de infancia

Las primeras noticias del juego de la pelota aparecen en Groenlandia. Después, en Grecia, en el canto 6 de La Odisea, hay alusiones a este juego que, posteriormente, definiría los inicios del rugby y el fútbol.

Juan Carlos Rodas
18 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
Para los griegos, el deporte era tan necesario como la guerra, las matemáticas o la música. / Cortesía
Para los griegos, el deporte era tan necesario como la guerra, las matemáticas o la música. / Cortesía

Nausícaa jugaba a la pelota con sus doncellas. Platón escribió sobre la esferomaquia, después se hizo alusión a kemarí. En Roma se le llamaba harpastum y en el mundo chino era tsu-chu, pero las pelotas no eran de cabello ni de tripas de animales, sino cabezas humanas de quienes ganaban los partidos, que se jugaban entre 100 o 200 deportistas y el capitán que ganaba perdía la cabeza para que continuara el juego, pero, sobre todo, para honrar a los dioses. Este mismo juego llegó a América y lo jugaban los mayas y los aztecas. En el Popol Vuh aparecen vestigios que narran estos primeros intentos del juego de la pelota. En este punto vale decir que pelota se parece a empelota y que en los primeros Juegos Olímpicos las competencias se hacían sin ningún vestido o uniforme. Algunos historiadores dicen que era para que las mujeres no fueran a la competencia y otros sostienen que era para garantizar la igualdad de condiciones. Andar en bola era andar en pelota o uno se convierte en una. (Coloquialmente les dicen así a personas que van  distraídas: “Apelotardadas”). Hoy se piensa en las telas, en los desarrollos tecnológicos y en la publicidad para sacar ventajas del contrincante. Ahora bien, hacer un recorrido histórico por la noción de deporte implica aludir a la guerra, al combate, a la lucha tribal porque, en sus orígenes, el deporte era fundamentalmente una batalla entre dos bandos. Para los griegos, el deporte era tan necesario como la guerra, las matemáticas o la música. Los Juegos Olímpicos así lo demuestran, porque era menester descansar de la guerra mediante su metáfora: el juego. Por estos antecedentes es preciso inferir que existen tantas definiciones de deporte como seres humanos; es decir, se trata de la inutilidad de la definición, porque no nos vamos a poner de acuerdo con una de tantas. Los griegos consideraban que el deporte era un tiempo para oír y por ello defendían el ocio como un pretexto para escuchar. Otros prefieren la palabra “juego” para recuperar la infancia, porque los adultos somos incapaces de mantener la magia del juego y de la imaginación. Según los romanos era un buen espacio para descansar de las guerras, pero un mejor espacio para la corrupción. Nerón, por ejemplo, contrataba un séquito de seguidores para que le aplaudieran cada palabra y chiste que salían de su boca y andaba por el mundo sobornando a sus contrincantes en las competencias en las que participaba, porque tenía que ganar a como diera lugar. Además de sus tiranías, era un competidor tramposo. 

Por Juan Carlos Rodas

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