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“La superioridad moral que se enmarca en la lectura es un gran mito”


La librera y gestora editorial, Isabella Varela, creó la Librería Casa, la cual inauguró en junio. Habló sobre su trayectoria, el libro que la empujó hacia el mundo editorial y los aprendizajes en su carrera.


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Andrea Jaramillo Caro
26 de agosto de 2025 - 01:59 p. m.
Isabella Varela abrió la Librería Casa en la Cra 18a #100-62 en Bogotá.
Isabella Varela abrió la Librería Casa en la Cra 18a #100-62 en Bogotá.
Foto: Archivo Particular
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¿Cuál fue la trayectoria para abrir su propia librería?

Llevo once años siendo librera. Salí del colegio a trabajar de dependiente en una librería en Armenia, ahí hacía café, barría, organizaba y limpiaba los libros... Luego empecé a estudiar Comunicación Social en la Javeriana. Mientras hacía el énfasis en Editorial, no alejé del mundo del libro. Estuve desde el lado de lo editorial, de la diagramación y la corrección. También hice cositas en ilustración y estuve en todas la ferias que pude en Bogotá. Eso me permitió conocer el catálogo de muchas editoriales independientes colombianas, con quienes he trabajado. Empecé como librera en la librería María Mercedes Carranza del Fondo de Cultura Económica e inicié un montón de procesos de promoción de lectura. Luego, pasé a La Verbena. Ahí estuve dos años a la cabeza del proyecto y me desvinculé para montar el mío, partiendo de lo que he aprendido, pero también de lo que espero, quiero y creo de este negocio, de lo que significa vender libros.

¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje de su carrera como librera?

Creo que, como se lo escuché a un amigo librero, la lección más grande es que en este oficio uno aprende a repetirse. Esto es como Sísifo, cuando uno termina en un lado, hay que volver a empezar. Así es con todas las tareas porque la librería nunca termina de hacerse, un catálogo nunca termina de construirse. Los libros siempre están llegando y saliendo. Otra cosa es que cada día es independiente, si uno fue muy malo, el siguiente puede que no lo sea.

¿Cómo es su rutina en la librería?

Depende mucho de los días. Pero, en general, llego hacia las 10 de la mañana a abrir. Barro, limpio, pongo música, hago café, recojo el desorden del día anterior, acomodo los libros que no estén en su lugar, reviso correos, devuelvo llamadas, hago envíos, hablo con la gente que viene y a veces me visitan pajaritos del barrio y perritos, hago un esfuerzo por aprenderme sus nombres. También, durante el día, hago las piezas para redes. La verdad es que la paso muy bien.


¿Cómo le ha ido trabajando con las personas que vienen y van?

Finalmente, una librería es construir comunidad. Los libros se venden de a uno, y de un libro comen muchas personas. Está quien lo escribe, quien lo edita, quien lo corrige, quien lo transporta, quien lo distribuye, quien lo vende, y me estoy saltando un montón de personas en esa cadena. Nuestra tarea en las librerías es poder generar esas comunidades de lectores que no solamente estén dispuestas a leer las cosas que uno quiere que lean, sino también que estén dispuestas a hacerle frente al mayor competidor de la lectura: el tiempo que nadie tiene. Lograr que la gente del barrio venga, se tome un cafecito y cambie la rutina de su día viniendo a hablar de libros, ya es una victoria.

¿Cuál cree que es el elemento fundamental para crear esas comunidades?

Escuchar, porque la gente habla muy poco. En estos tiempos en los que se supone que estamos más conectados, realmente no lo estamos. La gente no tiene con quién hablar. Las comunidades que se están creando nos encasillan en unas burbujas donde el otro no existe, realmente todos son reflejos de nosotros mismos. Los espacios como una librería, que se vuelve como un tercer lugar, permiten que la gente pueda compartir con otras personas, pensar y que la vida pueda ser diferente por un rato.

¿Hay algún libro que haya cambiado su vida?

Leo mucho, por lo que no creo que haya uno en específico y espero que todos los libros me revuelquen de alguna forma, si no no tiene ningún sentido leer para chulear una lista. Para mí todos los libros deberían tener un impacto en la forma en la que ves la vida y en la que piensas y actúas. El libro que me hizo decidirme por este mundo fue “Si una noche de invierno un viajero” de Italo Calvino.

¿Cómo describiría su primer acercamiento a los libros?

Soy de Manizales. Mi abuelo trabajaba en Telecom y su pasión era ir al centro y llegar a la casa con dos o tres libritos todos los días. La casa estaba llena de libros del Círculo de Lectores, de enciclopedias, había de todo. Mi abuelo falleció cuando yo tenía tres años. Esa biblioteca que quedó sigue en esa casa, que es la casa de mi papá. Siento que de ahí viene mi gran gusto por la lectura, pero también está el otro lado que es mi mamá, que es una gran lectora en voz alta. Es una mujer que cuando me leía los cuentos cambiaba las voces y me hacía meterme mucho en las historias, y a mí eso me transformó porque siento que es una gran forma de acercar a la gente a las lecturas. Ya luego empezó mi interés propio por los libros, empecé con Crepúsculo, con mis amigas los leímos todos y nos los rotábamos. Creo que fue como una buena entrada como a los libros y a vencer esa idea de que no podía leer un libro largo. Luego empecé a leer mucha literatura latinoamericana.

¿Tiene presentes mitos alrededor de los libros y la lectura?

Que leer te hace mejor persona. Leer no es realmente nada, no implica nada diferente. Puedes ser un gran lector y no ser una buena persona, o al contrario. Esa superioridad moral que se enmarca dentro de la lectura es uno de los grandes mitos. Otro es que la poesía es difícil, siento que mucha gente le teme leer poesía porque no la entienden y creo que no es de entender sino de sentir. Algo que he notado es que también hay quienes asocian un género u otro como solo para mujeres o para hombres y esos roles de género en la literatura están mandados a recoger.

¿Qué es lo que más y menos le gusta de este oficio?

Lo que más me gusta es maravillarme todos los días. Puedo sorprenderme con algo nuevo y no perder la curiosidad con los libros para niños o lo nuevo que se publica o los autores que están escribiendo. Lo que no me gusta... hay días de días, ¿no? En unos puede ser más difícil lidiar con personas que vienen pensando que esto es una biblioteca o que por ser librería es también una papelería. Esto hace parte del ejercicio de sociabilidad que uno va generando para acercar librerías a la zona del norte de Bogotá, donde el circuito no es tan fuerte.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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