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Más allá del trino de Carolina Sanín sobre los Simpson

“La serie es lo bastante profunda e inteligente para garantizar cierto grado de discusión filosófica y, al tratarse de un programa popular, resulta útil como vehículo para explorar una variedad de cuestiones filosóficas en favor de un público no especializado”, dice uno de los autores del libro de ensayos “Los Simpson y la filosofía” de la editorial catalana Blackie Books. Reseña.

Joseph Casañas Angulo
11 de noviembre de 2021 - 12:22 a. m.
“Los Simpson” sigue las aventuras de la familia conformada por Marge, Homero, Bart, Lisa y Maggie.
“Los Simpson” sigue las aventuras de la familia conformada por Marge, Homero, Bart, Lisa y Maggie.
Foto: Cortesía

La formula ya está sobre-diagnosticada: Twitter + Carolina Sanín = polémica. Las opiniones de la escritora y columnista sobre diversos temas generan intensas discusiones en redes sociales. Algunas (pocas), se tramitan con altura, otras (muchas), están revestidas con la gruesa capa de la animosidad. Del odio. Esta tarde pasó de nuevo.

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Carolina Sanín trinó:

Las reacciones, aunque inmediatas, han estado cargadas de humor. De memes. De muchos memes. Este no será un espacio para replicar esos memes o para discutir o respaldar lo dicho por Sanín, será más bien una oportunidad para recordar que que en abril de este año reseñamos un libro, “Los Simpson y la filosofía”, de la editorial catalana Blackie Books, en el que por medio de 18 ensayos filosóficos, los autores intentan entender el mundo desde las vivencias de los muñecos amarillos creados por Matt Groening, bajo las obras de Aristóteles, Marx, Nietzsche, entre otros.

Springfield, ese universo caótico que se inventó Matt Groening para que vivieran (¿o malvivieran?) los Simpson, es un terreno fértil y rico para la investigación y la discusión filosófica. Al menos eso plantea la introducción del libro en mención.

¿Cuántos filósofos hacen falta para escribir un libro sobre Los Simpson?, se pregunta el autor en la introducción del texto. “Aparentemente, una veintena para escribirlo y tres para editarlo, cifra que no está mal, sobre todo si se tiene presente que para realizar un solo episodio de la serie hacen falta 300 personas y ocho meses de trabajo, además de una inversión de US$1′500.000″, se lee en la respuesta.

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¿De dónde surge la idea de invitar a filósofos a escribir sobre los Simpson?

La idea de invitar a académicos a escribir ensayos sobre Los Simpson en realidad es el reciclaje de otra idea que ejecutó el filósofo estadounidense William Irwin Thompson en 1999, cuando se le ocurrió hacer una selección de ensayos filosóficos a propósito del éxito de Seinfeld, la serie de comedia que fue emitida con éxito por la National Broadcasting Company (NBC) entre 1989 hasta 1998. Se estima que el episodio final de esa serie fue visto por 76,3 millones de espectadores.

A Irwin y a sus colegas filósofos no solo les gustaba el programa, sino que a propósito solían enfrascarse en eternas y estimulantes discusiones en torno a las personalidades de los protagonistas. Allí surgió la pregunta. ¿Por qué no compartir la discusión en forma de libro?

A los directivos de Open Curt, un programa de lectura que se usa en escuelas primarias de California, la idea les pareció sexi y la respaldaron. Así nació Seinfeld y la filosofía: un libro sobre todo y nada.

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Ocho años después Thompson volvió a proponer lo mismo, pero con Los Simpson como protagonistas. Para él y sus amigos filósofos, Los Simpson era una serie con un potencial similar y consideraron que la ironía e irreverencia de la serie configuraban un terreno fértil para la investigación filosófica. Así que William Irwin les pidió a Mark Conard y Aeon Skoble, colaboradores del libro anterior, compartir la edición sobre los ensayos en torno a la familia amarilla. De nuevo Open Curt respaldó la idea.

“La serie es lo bastante profunda e inteligente para garantizar cierto grado de discusión filosófica y, al tratarse de un programa popular, resulta útil como vehículo para explorar una variedad de cuestiones filosóficas en favor de un público no especializado (…) A quienes hayan considerado Los Simpson como una serie animada cualquiera sobre un patán y su familia, afirmar que la serie es inteligente y articulada puede parecerles una incongruencia, pero su observación atenta revela niveles cómicos que van mucho más allá de la simple farsa: hay numerosos estratos satíricos, dobles sentidos, alusiones a la alta cultura y a la cultura popular por igual, gags visuales, parodia y humor referencial”.

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Aunque Matt Groening estudió Filosofía, el libro no pretende escudriñar en las motivaciones filosóficas en las que se inspiró el creador de la serie. La cosa es más sencilla: “Algunos de los ensayos contenidos en este volumen son reflexiones de académicos sobre una serie que les gusta y que, en su opinión, tiene algo que decir sobre ciertos aspectos de la filosofía”, se lee en el capítulo titulado “¿Meditar sobre Springfield?”.

Por ejemplo, en el ensayo sobre “Homero y Aristóteles”, Raja Halwani, filósofo estadounidense-libanés y profesor en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, recurre a la Ética nicomáquea para explicar los cuatro tipos de carácter que definió Aristóteles: virtuoso, moderado, intemperante y vicioso.

Homero, a la luz de la obra más representativa de Aristóteles, claramente no es un virtuoso, pues este carácter se le asigna a quien desarrolla capacidades para actuar y reaccionar emocionalmente de forma correcta. Los deseos del virtuoso coinciden con la decisión y la acción. Lejos está Homero de ello.

Halwani recuerda, entre otras cosas, que el empleado del sector 7G de la planta nuclear de la ciudad, es un mentiroso empedernido que engaña a su familia sobre sus planes para el día: dice que se va a trabajar, cuando en realidad va a visitar la fábrica de cerveza Duff; le oculta a Marge, su esposa, el hecho de que nunca terminó la secundaria, la engaña sistemáticamente diciéndole que botó el arma de la que juró deshacerse, ahorca constantemente a su hijo mayor, se olvida del nombre de su hija menor y le irrita la música de Lisa. Además, es poco consciente de sus limitaciones. Carece de frónesis, aquella sabiduría práctica o virtud intelectual que condiciona el modo de ser ético.

Aun así, el autor del ensayo, sin pretender posicionarlo como un tipo admirable, ve en Homero “una humanidad que comprende un amor por la vida y al goce que esta supone en el nivel más básico. No se preocupa por la etiqueta o por lo que otros opinen de él. Está ocupado en disfrutar la vida —o su visión de esta— al máximo”.

Los Simpson es una serie para adultos, y es superficial menospreciarla solo a causa del soporte animado y su popularidad.

En la segunda entrega del la reseña que preparamos sobre“Los Simpson y la filosofía” se analizó el comportamiento vandálico de Bart, el primogénito de la familia Simpson. Su comportamiento errático sirvió para plantear una pregunta: ¿Justificaría Nietzsche las guarradas del niño de diez años?

Para entender los cuatro tipos de carácter (virtuoso, moderado, intemperante y vicioso) que definió Aristóteles en su obra, el filósofo estadounidense-libanés y profesor en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, Raja Halwani, recurrió a Homero Simpson para entender los rasgos del vicioso. Y es que cualquier cosa se puede esperar de un tipejo amarillo que le dice a su hijo que los tres principios del estudiante son: “No denuncies, búrlate de los que son distintos a ti y nunca digas nada a menos que estés seguro de que todos piensan como tú”.

Ahora, reconociendo una fijación por ese carácter vicioso y corrupto, le damos una mirada al comportamiento de Bart. Es extraño. Pero si Los Simpson es una serie tan popular, es justamente por los comportamientos autodestructivos y viciosos de los personajes que, a la luz de la ética o la filosofía moral, serían repudiables o al menos cuestionados por la sociedad que se precie de ser bien portada.

Uno de esos personajes es Bart. Y es fácil que su jovialidad, chabacanería, popularidad y cercanía con el rap nos confunda. En su ensayo, Así habló Bart. Nietzsche y la virtud de la maldad, escrito por Mark T. Conardpor, profesor asociado de filosofía en el Marymount Manhattan College de Nueva York y uno de los editores del libro, se lee que Bart Simpson está lejos de ser un niño adorable y travieso que de forma inadvertida acaba metiéndose en problemas, no es un rebelde de gran corazón. “Es un delincuente astuto, un chico malo que viste pantalones cortos de color azul, un corruptor, un vasallo de Satanás”.

Aunque Mark T. Conard pone de presente un sinnúmero de similitudes entre Bart y Nietzsche, lejos está de justificar el comportamiento del niño amarillo o de sugerir que el mismo Nietzsche motivó el comportamiento de los delincuentes o dictadores, como se le ha señalado erróneamente en algunos momentos de la historia.

“En ninguno de sus textos Nietzsche nos aconseja abusar de los demás o quitarles el dinero de la comida. De modo que, incluso si Bart asumiera la moral del señor -algo que describe a Nelson y a Jimbo mejor que a Bart-, eso no lo convertiría en un ejemplo del ideal nietzscheano”.

Si algo deja clara la obra del filósofo alemán es más bien la búsqueda del artista, del individuo que se supera a sí mismo, que forja nuevos valores y que convierte su vida en una obra de arte. Más bien, dice el autor del ensayo en mención, “Bart es parte integrante de la decadencia y el nihilismo que denominan nuestro tiempo”.

Joseph Casañas Angulo

Por Joseph Casañas Angulo

Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Los Libertadores con diez años de experiencia en medios de comunicación.@joseph_casanasjcasanas@elespectador.com

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Tyteca(50037)13 de noviembre de 2021 - 01:06 p. m.
Gracias Joseph Casañas por tan buen tema. Por lo demás, es palmaria la ignorancia de la escatológica Atenas y de los demás irrelevantes comentaristas de este artículo. Ni se han leído el libro de W. IRWIN, ni han enseñado filosofía en un aula de clases de secundaria, ni se han visto todas las temporadas de los Simpson como para entender qué significa el bien parFlanders y por qué está equivocado.
Jaime(64690)12 de noviembre de 2021 - 01:57 a. m.
Carolina Sanín, esa Amparo Grisales de las letras, que se cree la gran cosa y no es más que una pedante insufrible. En la olla se encuentra ella que necesita trucos baratos como el de insultar a la gente que usa memes para que se hable de ella. Y que le funcionen no los hace menos trucos ni menos baratos.
Atenas(06773)11 de noviembre de 2021 - 02:17 p. m.
Un artículo más enfocado en la serie Los Simpson, y en su discutible mensaje q’ subyace sobre el talante práctico de los sajones y su francote e hiriente way life, q’ no de contenido filosófico, y pa nada en Carolina, como debe ser y nada importar. Ella da mucha lora y es mejor dejarla en su parapeto.
MCA(79747)11 de noviembre de 2021 - 01:12 p. m.
No se nada de esta "luminaria", me bloqueó en Twitter. Perdió ella.
Aldemar(14308)11 de noviembre de 2021 - 11:33 a. m.
La banalización de la fislosofía, o de la Filosofía! De acuerdo totalmente con Carolina!
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