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La vida eterna de Gabo en Texas

Cuarenta y tres álbumes fotográficos con escenas familiares, amigos y poderosos; diez versiones de la novela inédita “En agosto nos vemos”, que revelan su proceso creativo; fragmentos del segundo tomo de memorias sin publicar “Vivir para contarla”; cientos de cartas de amor de los admiradores; quince borradores de “Memorias de mis putas tristes” y anotaciones y correcciones al margen de sus obras magistrales son algunas de las joyas que presentará este miércoles 21 de octubre el Ransom Center de la Universidad de Texas en Austin, al abrir al público el archivo del escritor por el que pagó 2,2 millones de dólares. Hablan los expertos a cargo de la colección.

Víctor García Perdomo*, Andy East**, ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR, AUSTIN, TEXAS
18 de octubre de 2015 - 02:00 a. m.

Gabo aparece en calzoncillos, hablando por teléfono, con las piernas cruzadas sobre una cama de ébano. Su bigote de mariachi y su cabello, hirsuto, negrísimo y desordenado, contrastan sobre la blancura de las paredes del cuarto de hotel. Sonriente, el escritor sostiene el tubo con su mano derecha y con la izquierda masajea su pie izquierdo desnudo.

La foto hace parte de los cuarenta y tres álbumes familiares del archivo de Gabriel García Márquez que ahora pertenecen al Harry Ransom Center, de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.

El Nobel solía expresar sus escrúpulos respecto a los estudiosos de su obra que husmeaban en su pasado de escritor para encontrar significados en su universo literario. Es como si te agarraran con los pantalones abajo, dijo en varias oportunidades el nobel colombiano.

Y ahora el Ransom Center lo tiene en calzoncillos, porque el archivo que ha adquirido, y por el que se pagaron 2,2 millones de dólares, contiene manuscritos valiosos en los que el escritor colombiano muestra la desnudez de sus correcciones en el proceso creativo.

“Creo que muchas instituciones alrededor del mundo debieron haber estado interesadas en la colección. Nunca hubo la sensación de que fuera inevitable que viniera hacia nosotros. Estamos felices de haber sido seleccionados, pero en realidad fue una decisión que tomó la familia. Estamos honrados de que ellos hayan entendido la fortaleza de nuestra institución y todas las cosas positivas que podíamos agregar”, le dijo a El Espectador Stephen Enniss, director del Henry Ransom Center.

El agente Glenn Horowitz, quien representó a la familia García Barcha en la negociación con el Ransom, aseguró en conversación telefónica desde Nueva York: “La familia vio que la salud de Gabo se estaba deteriorando y estaba buscando un puerto seguro para su archivo. Tuve el privilegio de visitar Ciudad de México dos meses antes de que Gabo muriera. Pude tomarme un trago con él”.

Fotos sorprendentes

Lo más impresionante del archivo, además de los trabajos literarios, es precisamente la mirada personal que ofrecen cientos de fotografías. A la colección llegaron cuarenta y tres álbumes familiares con imágenes desde sus orígenes humildes, la gloria y el otoño.

“No creo que ningún otro archivo de escritor contenga tantas fotografías valiosas como las de García Márquez. Me ha impresionado sobre todo ver fotos de Gabo en ambientes casuales con su familia y amigos. Algunas fotos públicas famosas las puedes encontrar buscando en Google, pero las imágenes de él en el espacio privado con su familia y con sus amigos ofrecen una perspectiva distinta, muy personal. También hay múltiples fotos inéditas de Gabo con Fidel Castro que resultan interesantes, porque uno no se imagina a Fidel en ambientes casuales en asados y yates”, dijo Daniela Lozano, archivista del Ransom, quien lidera el proceso para catalogar y organizar la colección.

“En algunas imágenes, el escritor aparece en compañía de Bill Clinton y Hillary también en ambientes relajados porque el expresidente viste una chaqueta informal. Las fotos permiten entender su rol político y la influencia que él tenía. Otras imágenes tomadas en Barcelona y París ofrecen una estética extraordinaria”, dijo la colombiana Diana Díaz, restauradora fotográfica del Ransom.

Documentos inéditos

Los documentos literarios son también de un valor extraordinario para los investigadores y escritores. Algunos de los más destacados son:

•Al menos diez versiones del libro inédito En agosto nos vemos, que fueron agrupadas y corregidas por Gabo de manera especial (utilizando clips) de 2003 a 2004.

•Fragmentos del segundo volumen sin publicar de las memorias Vivir para contarla, con las notas de investigación de Gabo para corroborar los datos.

•Quince borradores de su última novela, Memoria de mis putas tristes.

La colección contiene también los manuscritos de Cien años de soledad, El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada, entre otros, con anotaciones al margen, correcciones y tachones. Asimismo, hay una carta en la que Gabo reconoce que El otoño del patriarca debió haber sido escrito como un poema largo, pero que no tuvo el valor de abandonar la prosa.

José Montelongo, especialista en literatura latinoamericana y quien acompañó al director del Ransom Center a México para analizar los papeles de la familia antes de la adquisición, llama a este proceso pintementi, una serie de trazos mesurados por arrepentimientos que evidencia la lucha interna del creador. Poder observar con la indiscreción de un fisgón las dudas del escritor, ofrece una perspectiva que Gabo siempre quiso evitar con la destrucción sistemática de la mayoría de sus cuadernos y borradores.

Carta de amor de los fans

Otra gran sorpresa del archivo es una caja, al parecer cuidadosamente organizada y mantenida por Mercedes Barcha, que prueba cómo Gabo sí tenía quién le escribiera.

La caja está llena de cartas enviadas desde los sitios más recónditos del mundo por los admiradores del escritor. En la mayoría de ellas le expresan su devoción y reconocen la importancia que ha tenido el universo literario de Gabo en sus vidas. Una fan page llena de comentarios en papel que revelan la trascendencia que tenía para el escritor la opinión de sus lectores.

Las fotografías y documentos llegaron a Austin desde la casa García Barcha en México en muy buen estado, pero algunos elementos, como seis de los cuarenta y tres álbumes familiares, tuvieron que ser enviados a los laboratorios.

“No tratamos de restaurar los materiales para que vuelvan a su estado original. Lo que hacemos es estabilizar los documentos. Por ejemplo, si alguna de las fotos está doblada, utilizamos un equipo especial para aplanarla y eliminar las arrugas. Si el borde de una imagen o un documento está roto, lo ponemos sobre un papel protector para sellar las puntas y evitar que el daño avance”, aseguró a esteb diario Megan Barnard, directora de Adquisiciones y Administración del Ransom Center.

Templo de la ficción

El Ransom Center se ha convertido en un templo de la literatura, porque conserva los archivos de James Joyce, William Faulkner, Ernest Hemingway, Virginia Wolf, Jorge Luis Borges y J. M. Coetzee, entre otros. En el primer piso del edificio, custodiado por un óvalo en madera, se exhibe una de las 48 biblias originales impresas por Gutenberg. La página de la Biblia abierta tiene una corrección memorable a mano, destacando la falta de una frase en la copia con moldes metálicos del texto sagrado.

Al fondo, la exposición del pintor Frank Reaugh, “Paisajes de Texas y el oeste americano”, recrea las planicies amarillas y el ganado de cuernos lanceolados de este estado con horizontes lejanos al Caribe y a la Sierra. Afuera árboles más robustos y con hojas más pequeñas que los almendros polvorientos de Gabo han comenzado a perder el follaje por la brisa fría del otoño.

La directora Megan Barnard indicó: “Nuestro objetivo con la colección García Márquez es preservar los materiales por largo tiempo y hacerlos accesibles al público físicamente y a través de la web. La idea es que los documentos sirvan de inspiración a los estudiosos de la literatura para que encuentren claves de la creación y las compartan con otros”.

La polémica y los argumentos

Esas virtudes, sin embargo, no enfrían el debate alrededor de la adquisición de los documentos por parte de una universidad pública de Estados Unidos, un país cuyo gobierno negó la entrada del escritor al territorio por varios años, lo espió y lo acosó a través del FBI por mantener vínculos con Cuba durante la Guerra Fría, de acuerdo con un informe del diario Washington Post.

“García Márquez logró convertirse en ciudadano de una república de letras y llegó a ser una figura global e internacional”, aseguró Steve Enniss. “No lo digo por subestimar el amor que Colombia tiene por él añadió Ennis-, sino porque creo que su vida era más grande que Colombia. Y su reputación póstuma definitivamente es más grande que Colombia o Estados Unidos”.

El Centro y la Universidad de Texas en Austin esgrimen sus argumentos para defender la posesión de los archivos.

“Uno de los aspectos que hacen al Ransom Center el sitio más adecuado para albergar el archivo de García Márquez es que los documentos se encuentran ahora junto a muchos de los escritores que él describió como influyentes en su literatura: Hemingway, Faulkner, Borges. Su obra se une también a los archivos de otros doce premios nobel, entre ellos Coetzee. Las colecciones dialogan unas con otras. Creo que esa es una de las grandes fortalezas del Centro, cada archivo no está aquí de manera aislada, sino que conforma una red de colecciones que se tocan unas con otras”, dijo la directora de adquisiciones, Barnard.

La universidad defiende también su autoridad en estos asuntos. Alberga en este campus la biblioteca más completa de archivos de América Latina, la Nettie Lee Benson Collection; el prestigioso Instituto de Estudios Latinoamericanos Teresa Lozano; el recién conformado Departamento de Estudios Mexicanos y el Knight Center para las Américas, especializado en libertad de prensa en Latinoamérica. Todos estos centros de investigación ejercen gran influencia en la región desde Austin.

“Gabo es un personaje enorme. Su impacto se siente en muchos ámbitos de América Latina, desde el cine hasta el periodismo, desde la política hasta la cultura. Tener los papeles aquí es un testimonio de la importancia de América Latina y del estudio de esta región para la universidad”, dijo Charles Hale, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos Teresa Lozano.

Rosental Alves, director del Knight Center para las Américas y miembro de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, indicó: “Sé que hubo un debate alrededor, pero los archivos de Gabo no se definen por una cuestión de geografía, son un tema de especialización, accesibilidad y cuidados”.

“García Márquez es sin duda un patrimonio de Colombia, pero también lo es del mundo. Su obra es universal, y con ese espíritu ha llegado a Austin. El centro ofrece apertura, transparencia y accesibilidad para los escritores, intelectuales e investigadores del mundo no solo en los materiales físicos, sino también en aquellos digitalizados por la Internet. Las distancias se disminuyen con la colección electrónica y UT Austin tiene la tecnología”, dijo Alves.

A la apertura de los archivos le seguirá el simposio “Gabriel García Márquez, su vida y legado”, en el que se celebrará la memoria del nobel colombiano con conferencias y exhibiciones. A pocas horas de haber abierto las inscripciones al evento, ya todos los espacios estaban vendidos. Gabo sigue arrastrando público con su magnetismo homérico. La llegada de los archivos a Texas ha causado euforia entre los académicos.

A pesar de las credenciales del Centro, es inevitable que la compra de los papeles traiga a la memoria la escena de El otoño del patriarca en la que los americanos se llevaron el mar Caribe en piezas numeradas “para sembrarlo lejos de los huracanes en las auroras de sangre de Arizona”; se lo llevaron en abril “con todo lo que tenía por dentro”, y dejaron una llanura de polvo como la superficie de la luna.

Una colombiana, a cargo de restaurar las fotos de Gabo

La restauradora colombiana Diana Díaz, nacida en Zipaquirá y egresada de la Universidad Externado de Colombia, fue la encargada de revisar y reparar el material fotográfico vulnerable de Gabo. Con paciencia lidió con el pegante de los álbumes en su laboratorio ubicado en el cuarto piso del Centro.
Diana trabajó con papel en el Archivo de Bogotá. Se especializó en restauración fotográfica en la Ciudad de México. Luego ingresó al museo de Frida Kahlo, preservando el archivo fotográfico de la pintora. Llegó al Ransom Center en 2012 como restauradora de fotos para atender los 5 millones de fotos del archivo.
“Los documentos de Gabo llegaron en muy buen estado, pero algunos álbumes tuvimos que someterlos a un proceso de restauración. El plastificante de los álbumes magnéticos suelta con el tiempo la estructura química del plástico y comienza a dejar residuos pegajosos que pueden afectar otros materiales. Lo que hicimos fue separar las fotos de los álbumes con diversas técnicas y sistemas de almacenamientos indicados”, dijo Diana.
Respecto a las diferencias en restauración entre Austin y Bogotá, Diana Díaz asegura: “Tal vez la financiación es la mayor diferencia, porque en términos teóricos y habilidades técnicas, la mayoría de lo que aprendí, lo aprendí en Colombia. Los restauradores que trabajamos allá estamos preparados para cuidar de los materiales históricos, pero hay una falta de promoción de la carrera y financiación. Es una lástima que el Externado y el Ministerio de Cultura no apoyen la carrera de la que salí egresada. Habría que hacer que la gente cayera en la cuenta por qué es importante el patrimonio y por qué hay que preservarlo”.
* Estudiante de doctorado UT Austin y profesor de la Universidad de la Sabana.

** Estudiantes de Maestría en Periodismo UT Austin.

Por Víctor García Perdomo*, Andy East**, ESPECIAL PARA EL ESPECTADOR, AUSTIN, TEXAS

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