“Las cosas verdaderas rara vez salen a la luz”: Marilyn Monroe
“El misterio de Marilyn Monroe: Las cintas inéditas”, documental de Netflix estrenado recientemente, vuelve a revivir las incógnitas detrás de la muerte de la actriz, a sesenta años de su deceso.
Danelys Vega Cardozo
Marilyn Monroe, ese es el nombre con el que se le conoce, aunque su madre la llamó Norma Jeane Mortenson. La madre con la que poco convivió y con la que fue perdieron contacto cuando esta fue internada en una clínica psiquiátrica. La infancia de Monroe fue un viaje por más de diez hogares de paso, dos años en un orfanato y cuatro años con un tutor. “No me considero huérfana. Me criaron como alguien desamparado”, decía la actriz. Pero en medio de todo eso tuvo tiempo para soñar despierta, como sucedía cuando se sentaba en la primera fila de un cine. Allí, en ese lugar, pensaba en “lo maravilloso” que sería ser actriz. Y un día su anhelo se volvió realidad y a la pantalla grande fue a parar.
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Marilyn Monroe, ese es el nombre con el que se le conoce, aunque su madre la llamó Norma Jeane Mortenson. La madre con la que poco convivió y con la que fue perdieron contacto cuando esta fue internada en una clínica psiquiátrica. La infancia de Monroe fue un viaje por más de diez hogares de paso, dos años en un orfanato y cuatro años con un tutor. “No me considero huérfana. Me criaron como alguien desamparado”, decía la actriz. Pero en medio de todo eso tuvo tiempo para soñar despierta, como sucedía cuando se sentaba en la primera fila de un cine. Allí, en ese lugar, pensaba en “lo maravilloso” que sería ser actriz. Y un día su anhelo se volvió realidad y a la pantalla grande fue a parar.
El estrellato no lo alcanzó de inmediato, a pesar de contar en sus primeros años artísticos con el apoyo de Johnny Hyde. Ese hombre que la ayudó a darse a conocer en Hollywood. Entonces vino su papel de Miss Claudia Casswell en All About Eve. Para esa misma época llegó su interpretación como Angela Phinlay en Mientras la ciudad duerme. Hasta que en 1953 protagonizó la película Niágara. El filme la catapultó, no tanto por su actuación, sino por su físico: Monroe se convirtió en un símbolo sexual. “Todas las chicas, las que eran nuevas, como Marilyn Monroe, cuando empezaron, todos los directores de casting escribían en su libreta negra con quién podía acostarse”, comenta un hombre en El misterio de Marilyn Monroe: Las cintas inéditas, documental de Netflix. Y entonces vinieron más protagónicos; sus papeles en Los caballeros las prefieren rubias y Cómo casarse con un millonario son algunos de ellos. Los premios y reconocimientos llegaron sin parar. “Si soy una estrella es porque la gente me hizo una estrella”.
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Sin embargo, ella no quería quedarse solo como la chica rubia deseada por muchos. Entonces se preparó a nivel actoral. No solo tomó clases, sino que también decidió por cuenta propia dedicar más tiempo a la preparación de sus personajes, así que luego de un rodaje se quedaba practicándolos. “En ese momento quiero ser perfecta”, decía ella sobre lo que anhelaba cuando estaba frente a una cámara. Y como dice alguien en la película, “Marilyn siempre tenía algo que te conmovía”. No pasó mucho tiempo para que ella también se dejara conmover. En 1952 comenzó a salir con Joe DiMaggio, un beisbolista retirado. Dos años después se casó con él. El idilio de amor duró solo nueve meses. Una escena de The Seven Year Itch —una película que estaba rodando Monroe— disgustó a su esposo, porque dejó al descubierto las piernas de la actriz frente a unos 2.000 espectadores. En el documental, una de las personas que participó en esa cinta afirma que luego del rodaje, Monroe discutió en el hotel con DiMaggio y terminó con el ojo morado. “Nuestro matrimonio no fue feliz”.
Pese su matrimonio fracasado, le dio una nueva oportunidad al amor en 1955, ahora de la mano de Arthur Miller. El hombre que se separó de su esposa y terminó contrayendo nupcias con Marilyn Monroe en 1956. “Ahora es para siempre”, decía una inscripción en el anillo de bodas de la actriz. “Esperanza, esperanza, esperanza”, escribió ella detrás de una de las fotos de su matrimonio. Hasta que un día, durante un viaje, Monroe descubrió unas cartas escritas por su cónyuge. En ellas, Miller confesaba sentirse decepcionado por el imaginario que había construido de la actriz y que en nada se parecía con lo que en realidad era ella: tan imperfecta como su antigua esposa. “Las cosas verdaderas rara vez salen a la luz. Son las mentiras las que se conocen”. Y pese a eso, la unión no se disolvió en ese momento, incluso Monroe terminó embarazada. Aquello le trajo felicidad.
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Una felicidad efímera, porque terminó perdiendo a su hijo, y entonces la vida se tornó gris. “La felicidad… ¿alguna vez llegamos a conocerla?, se preguntaba ella. En enero de 1961 se divorció de Miller. Su sonrisa se había ido apagando de a poco antes de aquel suceso. Asistía desde hace un tiempo a terapias con el psiquiatra Ralph Greenson. “Nada me sale bien”, “no tengo a nadie”, “estoy desamparada”, son algunos de los pensamientos que rondaban por la cabeza de Marilyn Monroe. La actriz que decía “me gusta la gente, pero con respecto a los amigos no me gusta tener tantos”. La misma que terminó haciéndose amiga de las anfetaminas, los barbitúricos y las pastillas para dormir. En el rodaje de Los inadaptados el deterioro ya era evidente, como afirma el director del largometraje en el documental de Netflix. Llegaba tarde al set, algunas veces lucía bien, otras veces se veía como dormida debido a los narcóticos que estaba consumiendo. “No tuve problemas con Monroe. Monroe tuvo problemas con Monroe”, dice el director de Los inadaptados.
Su adicción a los somníferos, la llevó a estar interna en una clínica psiquiátrica durante cuatro días. Al salir de ahí, afirmó que se sentía “maravillosa”, pero lo cierto es que Monroe no era la de antes y no volvió a serlo. El 4 de agosto de 1962 la estrella de cine dejó de brillar para siempre. Frascos vacíos de medicamentos quedaron al lado de su cama. Barbitúricos en exceso quedaron en su cuerpo. Se determinó que aquel deceso había sido un suicidio o una muerte accidental. Sin embargo, las teorías conspirativas no tardaron en llegar. A John F. Kennedy y Robert Kennedy —a quienes frecuentaba Marilyn Monroe desde los años cincuenta— terminaron responsabilizándolos por la muerte de la actriz. Aquello nunca se han comprobado. Sin embargo, en el documental dice Anthony Summers, quien se encargó de investigar los hechos detrás del deceso de Monroe durante tres años, que existen circunstancias de su muerte encubiertas.
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Y aunque quizás sesenta años después del deceso de Monroe aún quedan preguntas sin resolver, lo cierto es que la “hermosa criatura” de Truman Capote fue como una “estrella fugaz”, de esas que pasan de prisa, pero que quedan por siempre grabadas en la memoria.