Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Los objetos arqueológicos extraídos recientemente del naufragio del galeón San José, en aguas cercanas a Cartagena, se encuentran actualmente en el Laboratorio de Patrimonio Cultural Sumergido del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH). Allí han iniciado un minucioso proceso de conservación, fundamental para su estabilización desde el pasado.
Este tratamiento está orientado a la eliminación controlada de sales y cloruros, un paso crítico para adecuar los elementos al entorno terrestre y permitir análisis detallado sobre su composición material y el grado de deterioro tras siglos en el mar.
Esta primera recolección de muestras, validada por un equipo interdisciplinario compuesto por el Ministerio de las Culturas, la Armada Nacional, la Dirección General Marítima (DIMAR) y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), marca el inicio formal de una nueva fase en el proyecto “Hacia el corazón del galeón San José”.
A través de un comunicado de prensa se confirmó que el listado final de los objetos recuperados incluye: tres macuquinas (monedas), dos tazas de porcelana completas (un tipo boca ortogonal y un tipo boca redonda), dos fragmentos de porcelana, un cañón de bronce, un fragmento de cuerda asociado al cañón, y pequeños fragmentos de metal y madera asociados al sedimento del cañón.
En entrevista para El Espectador, el Director del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe, Capitán de Navío, Alexis Grattz Bonilla, sostuvo: “En el marco de la segunda fase del proyecto ‘Hacia el corazón del Galeón San José’, la Dimar, a través del CIOH, contribuye a la memoria histórica de la Nación, al ser parte de la recuperación de evidencia material de la historia marítima y naval de Colombia, la cual fortalece la legislación nacional al proveer soporte científico a la aplicación de las normas de protección del patrimonio”.
En el laboratorio ubicado en un piso bajo, se dio inicio la conservación del cañón de bronce mediante su inmersión en una piscina, manteniendo condiciones análogas a las del entorno marino para asegurar su estabilidad inicial.
“El cañón de bronce se mantuvo húmedo y se almacenó en un contenedor refrigerado a 4 grados centígrados, con el fin de evitar la exposición a la luz solar y a las altas temperaturas para evitar su secado y problemas de corrosión. Las macuquinas, tazas y fragmentos de porcelana también se mantuvieron en agua de mar para preservar su estabilidad y prevenir deterioros”, señalaron en el comunicado.
Adicionalmente, el ICANH informó que en ese mismo sitio se conservan y estudian dos tazas de porcelana, esenciales para comprender el contexto arqueológico del naufragio. El estudio se extiende a elementos complementarios de gran valor informativo como sedimentos adheridos al interior del cañón, pequeños fragmentos de madera y cuerda, entre otros.
Las tres macuquinas, monedas, que salieron del mar, fueron llevadas al Museo Nacional de Colombia, donde permanecen en condiciones medioambientales adecuadas.
En un comunicado de prensa, las entidades responsables de la investigación afirmaron que: “El protocolo seguido por los investigadores, el proceso de validación, la cadena de custodia de los objetos y muestras recolectadas, entre otros aspectos de esta campaña en 2025, serán publicados en un boletín científico que reúna estos aspectos de interés público y académico, en aras de la transparencia propia de un proyecto financiado y ejecutado por el estado colombiano”.