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Hermana de Miguel Uribe: “La mejor forma de honrar a quienes amamos es continuar su legado”

La periodista, María Carolina Hoyos, habló sobre la Caminata de la Solidaridad, evento que se realizará del 15 al 17 de agosto, los cambios que este ha tenido y el sentido que cobra esta acción en vista del reciente asesinato de su hermano, Miguel Uribe Turbay.


Andrea Jaramillo Caro

13 de agosto de 2025 - 08:00 a. m.
María Carolina Hoyos es experta en transformación digital y asumió la presidencia de la fundación en 2016.
Foto: Fundación Solidaridad por Colombia
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En qué consisten los cambios para la Caminata por la Solidaridad de 2025…

Este año estamos celebrando medio siglo de la Fundación Solidaridad por Colombia y, además, rendimos un homenaje profundo a mi abuela, doña Nydia Quintero Turbay. No es solo un aniversario: es un recordatorio de que debemos seguir fomentando la solidaridad en cada rincón del país. Por eso, quisimos renovar la experiencia para convocar a más personas. Tendremos tres modalidades: la Carrera Atlética de la Solidaridad, con distancias de 5K y 10K; la Caminata familiar de 3K, que se realizará el 17 de agosto, y un gran Festival de la Solidaridad en el estadio El Campín, el 16 de agosto, desde las 2:00 p. m. hasta las 11:00 p. m., con artistas nacionales e internacionales que nos harán cantar y celebrar unidos por una misma causa.

Además, del 15 al 17 de agosto realizaremos la Feria de la Solidaridad, un espacio para que todos conozcan nuestros programas, vivan experiencias y compartan con marcas que creen en nuestro propósito.

Cada inscripción es mucho más que un boleto: es la oportunidad de transformar vidas.

¿Qué nuevo sentido ha cobrado este evento teniendo en cuenta las muertes de Nydia Quintero y Miguel Uribe?

Este año, la Caminata es también un acto de amor y gratitud hacia dos seres que marcaron mi vida y la de la Fundación. Mi abuela Nydia fue la mujer que nos enseñó que la solidaridad es un deber y una forma de vida. Miguel, mi hermano, creció con esa misma bandera y la llevó siempre consigo. Hoy, caminar juntos será una manera de honrarlos, de seguir su legado y de recordarnos que la mejor forma de mantener vivos a quienes amamos es continuar su legado.

En medio de momentos de crisis como estos, cuáles son los valores que cree que debemos fortalecer…


Nuestra misión es fomentar la solidaridad en todo Colombia, y por eso trabajamos todos los días. Recientemente, realizamos, junto con el Centro Nacional de Consultoría, un estudio que nos mostró algo muy valioso: los colombianos quieren ser solidarios. Muchas veces no saben cómo hacerlo, pero ahí es donde nosotros entramos, para abrir caminos y facilitar que esa solidaridad se exprese. Como decía mi abuela, “pequeños actos de solidaridad en millones de personas pueden transformar el mundo”. Y creo firmemente que esa es
la ruta que debemos seguir: unirnos, apoyarnos y recordar que la suma de gestos sencillos puede transformar realidades enteras.


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¿Cómo se siente y se ve la solidaridad en este momento en su vida?

Hoy la solidaridad se siente como un abrazo colectivo que me sostiene en medio del dolor. Se ve en cada niño que recibe atención integral en nuestros jardines, en cada joven que accede a una beca universitaria, en cada adulto mayor que recupera la alegría a través de nuestras actividades. Es la certeza de que, incluso en los momentos más difíciles, hay manos dispuestas a ayudar.

¿Qué creencias sobre Colombia han cambiado a partir de su trabajo con la Fundación?

Cuando asumí la presidencia de la Fundación, ya conocía la capacidad de los colombianos para ser solidarios. Pero en estos años he aprendido que esa capacidad es mucho mayor de lo que imaginamos. La gente quiere ayudar, quiere participar; solo hay que abrir los canales y darles la oportunidad de hacerlo. Colombia está llena de personas que, cuando encuentran una causa que les toca el corazón, se vuelven imparables.

¿Cuál fue el mejor consejo que recibió de doña Nydia Quintero para dirigir la Fundación?

Mi abuela me enseñó que siempre hay que hacer las cosas bien. Si se va a ayudar, hay que hacerlo de verdad, con compromiso, no a medias. Esa es la misión que seguimos en la Fundación: nuestros programas no son apoyos aislados, sino un acompañamiento integral que guía a nuestros beneficiarios desde que son niños pequeños hasta que se gradúan de la universidad. Ella me enseñó que la verdadera solidaridad transforma vidas y que siempre debe ser un camino de ida y vuelta. “No es caridad, es reciprocidad”, repetía con firmeza. Y tenía una frase que llevo grabada en el corazón: “Uno viene a este mundo a dejar huella, no ruido”. Esa es la brújula que orienta nuestro trabajo cada día.

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¿Cuál es la lección más grande que ha aprendido de su familia?

Mi familia… Mi manada, me ha enseñado que la unión lo es todo. En los momentos más difíciles, cuando la vida nos ha golpeado fuerte, siempre hemos encontrado en esa unión la fuerza para levantarnos y seguir adelante. He aprendido que la resiliencia no se construye sola: nace del amor incondicional que nos tenemos y de la solidaridad que practicamos cada día entre nosotros. Ese lazo familiar es mi refugio y mi motor.

¿Qué es lo que más valora dentro de su trabajo en la fundación y con la caminata?

Lo más valioso de la Caminata no es lo que pasa ese día, sino lo que nos permite hacer los otros 365 días del año. Gracias a este evento, podemos trabajar en nuestros programas sociales, que han transformado la vida de miles de colombianos.

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En primera infancia, hemos atendido a más de 18.000 niños y niñas cuyas familias están por debajo de la línea de pobreza. Les damos alimentación, educación y cuidado en un entorno seguro. Cuando pasan al colegio, los seguimos acompañando con nuestro programa Semillitas Solidarias (de 6 a 12 años), donde buscamos formarlos en valores y pensamiento crítico a través de actividades culturales, enseñándoles a tomar decisiones, resolver conflictos y construir proyectos de vida.

Después, llegan a Jóvenes Solidarios (de 13 a 18 años), donde aprenden inglés, tecnología, emprendimiento, liderazgo y ciudadanía, siempre con el fortalecimiento de valores. Muchos de ellos continúan su camino con nuestras Becas Universitarias, que cubren no solo la matrícula, sino también su sostenimiento y acompañamiento psicosocial.

Además, apoyamos a las familias de nuestros beneficiarios con la Red de Familias Solidarias, y tenemos un programa para adultos mayores que resignifica su vejez, devolviéndoles alegría, propósito y comunidad.

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Nuestro trabajo también incluye la atención en desastres naturales y proyectos de sostenibilidad: instalamos plantas de potabilización de agua en zonas vulnerables, formamos líderes comunitarios y capacitamos a mujeres cabeza de familia para que impulsen sus propios emprendimientos.

Por eso, cuando pienso en la Caminata, pienso en todo lo que hay detrás: miles de historias de superación que nacen gracias a la solidaridad de quienes nos acompañan.

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com
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