En “La Vorágine”, Arturo Cova decide jugar su corazón al azar. Emprende un viaje a los llanos y a la selva amazónica colombiana para buscar su destino.
Foto: Eder Leandro Rodríguez
Algunos dicen que el protagonista de La vorágine (1924) no es Arturo Cova, sino la selva (o las selvas). Pareciera que a medida que el viaje avanza, los límites entre los personajes y las vidas no humanas —para ser más exactos, los árboles— se van disolviendo.