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El largometraje de Tomás Corredor, que fue seleccionada para el Festival Internacional de Cine de Toronto, revive algunos de los momentos que se vivieron durante el 6 y 7 de noviembre de 1985, en la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19.
La historia sigue a un grupo de guerrilleros y personal del Palacio, entre magistrados, personal administrativo y de limpieza, que quedan atrapados en un baño en medio del fuego cruzado contra el ejército.
Para Corredor, elegir la temática del Palacio de Justicia para su primer largometraje fue casi natural. Según contó a El Espectador, vivió este suceso cuando tenía nueve años y, a partir de este, comenzaron a gestarse varias preguntas que, con el tiempo, dieron paso a la historia que pronto llegará a la pantalla grande.
Narrar, desde la ficción, lo sucedido durante esas horas fue para el director una manera de soltar desde la creación cinematográfica. “Noviembre” se ancla en la ficción para abordar múltiples temáticas y mostrar lo humano en quienes se resguardaron en el baño donde ocurre la historia.
“Actualmente, el mundo está en una polarización muy fuerte. Eso ha hecho que se vuelva una tradición inscribirse en la defensa de algún bando desde el momento en que empiezas a tener discusiones políticas a la edad que sea. Algo que me parece importante de esta película es haber tratado de señalar responsabilidades de los actores de ese conflicto, del M-19, del Estado, de la brutalidad de la retoma, sin olvidarme de que hay unos seres humanos de una sociedad civil que resiste la guerra. Creo que la mirada es sobre esas personas. Cuando entendamos que las cosas que pasan en Colombia no le pasan a otras personas, sino que le pasan a una nación completa, creo que ahí es donde se puede empezar a hacer conversaciones diferentes”, aseguró Corredor.
El rodaje se desarrolló en México con un elenco encabezado por Santiago Alarcón, Natalia Reyes, Aida Morales y Juan Parada. Alarcón, quien interpretó al magistrado Manuel Gaona, afirmó que además de haber realizado una investigación propia de su personaje y del suceso, el director “nunca quiso que pensáramos en una imitación o que fuéramos incluso Gaona, por respeto, porque Gaona fue Gaona y sabemos que estuvo ahí y sabemos que lo vivió. Empezamos a construir a través de lo que sucedía en el baño, a través de los otros personajes, de lo que daba el otro personaje y lo que sucedió es que al final desaparecen un poco las etiquetas y aparece la humanidad”, afirmó Alarcón.
Las etiquetas es una de las aristas que fueron abordadas por la película y la percepción de las jerarquías sociales. Para Aida Morales, quien interpreta a la Consejera Aydée Anzola Linares, esta fue una arista difícil de enfrentar desde uno de los diálogos de su personaje.
“Entendí que no tiene ningún sentido ser una persona importante en un lugar donde la vida está prendida de un hilo y donde cada segundo estás luchando por sobrevivir. Fue muy difícil. Después de todo lo que habíamos pasado a salir a decir que primero se ponen los nombres de la gente importante. ¿Cuál? ¿Y por qué? ¿Por qué era importante en ese momento? Estábamos todos en igualdad de condiciones. Hoy más que nunca me queda claro que no somos nada, somos un alma metida en un cuerpo físico viviendo una experiencia, pero no somos nada, y menos en una situación de conflicto, no somos nada y somos igual a todos", afirmó.
En “Noviembre” la defensa férrea de los ideales es una arista constante enmarcada en el personaje del comandante del M-19, Almarales, interpretado por Juan Prada. Sobre esta temática, el actor comentó que: “Creo que los ideales forjan una personalidad cuando vamos creciendo y cuando empezamos a construir nuestros ideales o empezamos a escuchar voces con las cuales nos sentimos identificados, es forjar una voz política. Todos somos seres políticos en nuestras acciones. Ahora, el sostén de sus ideales hasta un lugar donde la vida se pone en compromiso, no solamente la vida propia, sino la de los demás, ahí es donde hay que reflexionar, porque más allá del ideal está la vida del otro”, dijo a El Espectador.
La ópera prima de Tomás Corredor llega después de años de trabajo en el mundo publicitario. El ahora director afirmó que lo más difícil fu dejar ir la idea de los referentes que tanto lo acompañaron en la publicidad y permitir que sus pensamientos y vivencias resaltaran. “Esta película está basada en libros, en filosofía, las discusiones iban por unos lados mucho menos centrados en pensar una película como película, si no en pensar en un artefacto que pudiera generar conversaciones y que pudiera nutrirse de humanidad, precisamente para devolver humanidad”, dijo.
