
“Kentukis”, su libro más reciente, también surgió entre viajes. A China, Australia, República Checa, Israel. / Cortesía
“Lo que a mí me cansa es la exposición”, dice Samanta Schweblin, “no me gusta y hasta creo que me hace mal. Esas olas interminables de ferias, festivales, entrevistas. Hay algo ahí que me resulta violento, como cuando ponés un pingüino por fuera del agua. Y es que al final, cuando yo escribo un libro, dejo completo lo que hay en mí. El libro es mucho mejor que yo y cualquier cosa que diga es arruinarlo. Entonces, siento un malestar cuando me dicen: ‘¿De qué va Kentukis?’, me quedo pensando: ¿cómo de qué va?, ¿en un minuto esperás...
Por Laura Galindo M. / @LauraGalindoM
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