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¿Qué lo impulsó a crear Villegas Editores?
He sido un hombre de libros desde muy pequeño. Mi mamá, gran lectora, me inculcó el hábito desde niño, y ese gusto me ha acompañado toda la vida. Creo en los libros y he dedicado mi trayectoria a crearlos, desarrollarlos y publicarlos en torno a los temas más importantes de la cultura colombiana.
Villegas Editores fue fundada hace más de 50 años, ¿cómo eran los lectores de entonces y en qué se diferencian de los actuales?
El mundo ha evolucionado en estos años que llevo publicando libros. Yo, como lector, sigo siendo el mismo, así como los lectores de libros impresos. Sin embargo, hoy existen muchos más lectores a través de las redes, internet y las tabletas. En ese sentido son distintos, aunque quienes estamos acostumbrados a leer en papel seguimos experimentando los mismos placeres al hacerlo.
Su editorial se ha especializado en libros ilustrados y de fotografía. ¿Qué posibilidades ofrece contar historias desde las imágenes?
Todas. Nuestro país es muy bello, diverso e interesante, tanto en sus aspectos de naturaleza como en sus expresiones materiales, en muchos casos relacionadas con la arquitectura y, por supuesto, en su gente, con sus manifestaciones culturales y sus fiestas. Los textos siempre son importantes, pues en ellos está el análisis de cada situación, pero las imágenes ayudan a explicar esos contenidos escritos. Además, resultan muy llamativas para el público y permiten que, a través de ellas, la gente disfrute y comprenda mejor los contenidos culturales que presentamos sobre nuestro país.
¿Qué valor conserva el libro impreso en una era tecnológica como la nuestra?
El libro impreso está tan vivo como siempre. Seguimos existiendo muchas personas que leemos en papel. A veces se piensa que lo digital está desplazando al libro impreso, pero eso no es cierto: solo el 8 % de los contenidos que se podrían publicar en formato físico se divulgan en el ámbito digital. La industria editorial impresa continúa creciendo y, simplemente, se trata de sectores distintos. Es evidente que las redes ofrecen otros contenidos y experiencias también agradables, pero el libro impreso seguirá vigente.
En sus últimos lanzamientos aparecen temas como la naturaleza, el café y el arte. ¿Cómo cree que aporta cada uno de ellos a esa buena imagen del país?
El libro “Las aves de los Andes” colombianos ratifica que Colombia es el país más rico en aves del mundo, mientras que “El Oso Andino” muestra lo positivo que puede ser este animal como protector de los páramos y su importancia ecológica. El libro sobre Fernando Botero, en el que reproduzco sus tres primeros grandes libros de pintura, escultura y dibujo, rinde homenaje a nuestro artista más universal, a dos años de su muerte.
“Cafés de Colombia”, que es una reedición complementada por la Federación Nacional de Cafeteros, muestra cómo lo que antes se conocía como “café de Colombia” ahora son los “cafés de Colombia”: todos maravillosos, suaves y propios de nuestro país. La reedición de “Paraísos de Colombia” de Andrés Hurtado García presenta 26 lugares extraordinarios, muchos de ellos escondidos y no siempre fáciles de visitar. Finalmente, Navidad iluminada en Colombia refleja lo que significa la Navidad en el país, incluyendo las luces de Cartagena, Medellín, Pereira, Cúcuta, Mosquera y las de la Plaza de Bolívar en Bogotá.
¿Qué le suman estas novedades al catálogo de la editorial?
Complementan muchísimo. Ante todo, actualizan el libro de café y enriquecen los títulos que ya hemos publicado sobre aves. Presentan a un personaje muy atractivo, como es el oso de anteojos de nuestro país, al que todos debemos querer y proteger. Redescubren al gran artista colombiano Fernando Botero en una edición al alcance de todos los públicos. Y nos conducen a los lugares preferidos del caminante y fotógrafo Andrés Hurtado, para que conozcamos la inmensa diversidad de nuestro país.
¿Cómo han contribuido los libros de Villegas Editores a transformar la percepción que se tiene de Colombia?
Yo me siento muy orgulloso de lo que he hecho en todos estos años de trabajo editorial, porque siempre he mostrado los aspectos positivos de Colombia. Los he publicado en varios idiomas y los he distribuido desde Estados Unidos para todo el mundo. También han sido obsequios para llevar al exterior y regalos permanentes de los presidentes y cancilleres para ocasiones especiales y viajes. Estos libros están dejando la memoria de la Colombia que me ha tocado vivir, publicada en libros de gran calidad, muy bien encuadernados y que permanecerán en el tiempo. Presentan un país que evoluciona y cambia, y también registran muchas cosas que, infortunadamente, han comenzado a desaparecer y han quedado documentadas en esos textos y, sobre todo, en las fotografías.
¿Cuál es el futuro de los libros ilustrados de gran formato en el país?
Es difícil predecir el futuro de este tipo de libros. Por esa razón, Villegas Editores lanzará el próximo año una nueva colección que he denominado “Nueva Generación”, que mantiene la calidad gráfica, editorial e ilustrativa de siempre, pero en formatos medianos. Infortunadamente, los grandes formatos son pesados, ocupan más espacio y los jóvenes ahora prefieren cosas más ligeras. En ese sentido, los libros de gran formato disminuirán de alguna manera, aunque siempre existirán porque son un magnífico regalo y también un elemento de decoración. Para mí es un honor entrar a una casa y encontrar uno de nuestros libros en la mesa principal.
Usted fue docente durante un tiempo, ¿cuál es la mayor enseñanza que le ha dejado el mundo editorial?
Fue una lección muy grande la que me dejaron los años en los que enseñé Diseño en la universidad. Quizá lo que quisiera decir —y es lo que demuestro en mis libros— es que la estética en todo es supremamente importante. Debemos hacer las cosas bien y escribir, fotografiar y publicar nuestras experiencias para dejar un testimonio de lo que ha sido nuestra vida, así como de esas oportunidades que hemos tenido para ver, aprender, experimentar y, por consiguiente, compartir.
¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?
A mi primero me leyó mi mamá distintos cuentos para niños, pero ya tomándolo yo mismo, aunque no recuerdo la edad y estaba muy pequeño, fueron los cuentos de los hermanos Grimm.
¿Qué libro considera indispensable en su biblioteca?
Los Escolios a un texto implícito, de don Nicolás Gómez Dávila, nuestro gran filósofo colombiano. Me siento muy orgulloso de haber publicado su obra completa y de haberla dado a conocer en el mundo.
Para usted, ¿qué significa ser editor?
Es tener la oportunidad de comunicar en forma impresa los grandes valores de la cultura colombiana, que he tenido la fortuna de conocer a lo largo de mi vida. Es un acto de compartirlos con profundidad, diseño, estética y generosidad.