Hasta fines de este mes se presenta en la galería Alonso Garcés la exposición “Ondulantes”, del artista barranquillero John Castles. En tanto que fiel representante del arte colombiano de los años 70 hasta la actualidad, la exposición se propone plasmar la consistente y madura trayectoria artística de Castles.
Una vez inmerso en el espacio que crea la exposición, el espectador se enfrenta a un conjunto de obras (esculturas) de acero rígido que han sufrido una serie de dobleces y se han hecho ahora sinuosas y “ondulantes”.
Para el escultor, trabajar con acero es todo un proceso que mezcla lo industrial con lo artístico: primero se deben hacer bocetos pequeños que se doblan en calor, luego se doblan en frío las piezas definitivas con máquinas industriales, hasta que finalmente se cortan y se pulen en el taller del artista. No obstante, como si se tratase más bien de un proceso natural y orgánico en lugar de uno metódico y artificial, las esculturas de John Castles dan la impresión de haber sido dobladas por el viento, desvirtuando las propiedades típicas del acero y convirtiéndose en algo más.
Más aún, como complemento a las esculturas, “Ondulantes” presenta también una instalación de tres papeles oxidados que cuelgan de una manera muy específica sobre la pared. Se trata de unos papeles de grabado mojados que han sido puestos a presión contra una lámina oxidada para obtener ese pigmento rojo cobrizo tan particular y dar una nueva visión quizá más escultórica del arte del grabado. Posteriormente, los papeles pasan a ser doblados siguiendo las formas básicas que tienen las esculturas y son suspendidos de una varilla de metal para hacer énfasis en el poder de la gravedad que los subyuga, como el piso a las esculturas.
La formación de arquitecto que tuvo John Castles se hace más que evidente en esta exposición y en cada una de las esculturas presentes. En su obra es posible percibir una mirada estructurada y disciplinada que se proyecta sobre las figuras, así como un manejo consciente y un estudio abstracto del espacio que se convierte en un elemento más de la muestra.
Los bordes de las esculturas de Castles dialogan de alguna manera con el piso que las soporta (lo recorren y se apoyan en él) y van encerrando, atrapando, escondiendo o dejando entrever áreas: las figuras mismas son las que configuran el espacio como tal. Por esto mismo, los nombres de las obras que conforman esta exposición provienen de sus características más sobresalientes e intrínsecas: se trata de “Tres”, “Vertical”, “Horizontal”, “Diagonal”, “Envolventes”, “Doble”.
“La arquitectura me ha permitido buscar la simplificación, el minimalismo y la depuración como elementos fundamentales de mi arte”, afirma Castles completamente satisfecho con lo sorprendente de su exposición y con la fortaleza que inspiran las esculturas en este espacio.
Como logrado el cometido, el espectador recorre una serie de esculturas que, ante todo, como fin primordial, no pretenden referirse a nada más sino a sí mismas, a su propia condición, a su materialidad. Piezas, formas, ondas, espacios, curvas y suspensiones juegan con la gravedad y adquieren completa autonomía en “Ondulantes” del artista John Castles.