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El teatro, como arte universal, mantiene su esencia y sus raíces —griegas— sin importar quién sea su portador —Miguel de Cervantes—. Este arte no tiene límites ni una forma establecida. En este caso este teatro, como su nombre lo indica, fue ideado a partir de la mitología griega. La Quimera —un ser que reúne cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente— marca la identidad de este teatro, que mezcló la sabiduría de las tragedias griegas, la prolífica obra de Shakespeare y la historia de un país que avanza en un mar de olvidos.
Todo comenzó el 15 de enero de 1985. Se reunieron Oswaldo Rodríguez, Orlando Olaya, Amparo Lucía Olaya, Carlos Alberto Sánchez y Jorge Prada en el centro de Bogotá para materializar la idea de crear un teatro. Todos estaban de acuerdo en tener un espacio independiente y construirlo adecuadamente para llevar a cabo cada función. Esa misma tarde debatieron sobre el nombre que describiría este nuevo grupo. Alguno recordó la cita que hizo Jorge Luis Borges sobre la Quimera: “La Quimera está en el libro sexto de La Ilíada. Ahí está escrito que era de linaje divino (…) La incoherente forma desaparece y la palabra queda, para significar lo imposible (...) ‘Idea falsa, vana imaginación’, es la definición de Quimera que ahora da el diccionario”, de ahí nació su insignia.
Ya hace treinta y cinco años se forjaron las tablas sobre los ideales de desarrollar una dramaturgia nacional y estar creando obras sobre el “aquí y ahora” del país. Su primera sede fue en el barrio Colombia. Los actores pertenecían al Centro Cultural Gabriel García Márquez. En este espacio presentaron El diario de un loco y Juglarada, obras que después fueron llevadas al nuevo teatro. Allí establecieron un horario de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. de ensayo y creación.
“Somos herederos del teatro que se realizó en nuestro país en los años 70. Aunque hubiéramos iniciado nuestra profesión en la siguiente década, en los 80”, comentó Jorge Prada, su director. El Teatro Quimera en estas tres décadas se ha dedicado a mantener sus ideales. Lucharon a brazo partido —como dice Prada— por tener una sede propia. Pelearon por desarrollar una dramaturgia nacional y crear una conciencia sobre la realidad que atraviesa Colombia.
En la actualidad, este grupo de soñadores tiene una programación pensada para todo el año. De marzo a diciembre mantienen una agenda variada en la que también incluyen obras de grupos escénicos invitados de los diversos festivales que se hacen en el país. Además de las funciones que se tejen sobre estas tablas, el teatro cuenta con varios núcleos de trabajo en los que se desarrollan actividades de investigación en las áreas de la dramaturgia, la puesta en escena y la formación de actores.
Sin embargo, los planes que había para este año se vieron afectados por la COVID-19. Para celebrar su aniversario trajeron la obra Aquiles o el guerrillero y el asesino, un homenaje a Carlos Pizarro, pues este 2020 se cumplieron treinta años de su asesinato. Para escribir esta obra, Jorge Prada se basó en la novela homónima de Carlos Fuentes, que plantea un símil entre el excomandante del M-19 y Aquiles, héroe de la guerra de Troya.
El Teatro Quimera entrelazó la esencia de Fuentes con los textos que se han escrito sobre el comandante Papito y el M-19: Siembra vientos y recogerás tempestades, de Patricia Lara; Jaime Bateman: biografía de un revolucionario, de Darío Villamizar Herrera, e Historia de un entusiasmo, de Laura Restrepo, entre otros.
La obra será presentada el 17 y 18 de septiembre por medio de la plataforma del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Los siguientes eventos y obras se presentarán vía streaming en la página web del teatro. El Festival de Teatro Alternativo se llevó acabo el día de ayer, 30 de junio; el XVII Festival de Piezas Cortas para Espacios Breves irá del 5 al 29 de agosto; el XVI Festival de Autores Colombianos y Latinoamericanos se llevará a cabo del 1° al 26 de septiembre y, por último, en octubre y noviembre se celebrará el aniversario de este espacio cultural con el Festival de Repertorio Teatro Quimera 35 Años.
La coyuntura nos ha demostrado que es vital que, como humanos, le demos a la cultura el espacio que merece. Nunca será igual ver una obra de teatro vía streaming que estar en ese lugar en el que los ecos de los ensayos de cada actor resuenan cuando pisan las tablas milenarias forjadas en la antigua Grecia.