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Carolina Convers: pintar por el oficio de pintar

Pinturas bidimensionales en varios formatos representan el momento en que el mundo tuvo que quitarse los zapatos o el vacío que en algún momento se siente en la vida.

23 de enero de 2021 - 02:00 a. m.
Carolina Convers es maestra en Bellas Artes y se ha dedicado, desde lo experimental, a explorar el universo femenino en la sociedad. / Alejandro Páez
Carolina Convers es maestra en Bellas Artes y se ha dedicado, desde lo experimental, a explorar el universo femenino en la sociedad. / Alejandro Páez

¿Cómo fue el proceso de planear y organizar una exposición en plena pandemia?

Esta explosión empecé a planearla junto con Beatriz Esguerra (galerista) entre enero y febrero de 2020, pero llegó la pandemia y obligó a que todos nos quedáramos en casa. Al principio lo sentí como si fueran vacaciones o días festivos, pero luego sentí fuertemente los cambios y sentí angustia, depresión, me puse a pensar en muchas cosas. Decidí volver al taller para trabajar en cosas diferentes a la exposición, porque pensé que no iba a tener nada para mostrar; pero luego, Beatriz me dijo que sí tenía obra porque le gustó el concepto.

¿Cuál fue ese concepto?

Yo le dije que me sentía dispersa, porque hacía una cosa allí y otra allá, y fue a raíz de eso que nació el título de la exposición. Es algo honesto y no un concepto forzado; de alguna forma es lúcido, digo yo; tiene cierto sentido ser consciente de que uno está sufriendo y la está pasando mal. Yo tenía muchas ideas en la cabeza, hacía diferentes imágenes, pero pensaba en la exposición y me angustiaba porque no tenía nada que mostrar, me daba ataque de pánico.

¿Qué puede ver el público en “Dispersa”?

Varias figuras, como los vestidos o las náufragas. Hay obras de mujeres descalzas con los zapatos al lado, que es la reflexión sobre el momento de pausa, espontáneamente sentí que todos nos bajamos de los zapatos porque súbitamente nuestras actividades quedaron suspendidas. Las náufragas, por otra parte, las trabajo desde hace más de un año y medio, y es una figura femenina que está desnuda, pero la gente no sabe que está desnuda porque el ojo construye una imagen en la que luce un vestido de baño, y con esta imagen me interesa aludir a un vacío que todos en algún momento sentimos en nuestras vidas.

¿Qué significó el taller en la cuarentena?

El taller fue como un refugio. Es una realidad porque me metí a forzar, a trabajar, así tuviera muchas ideas y déficit de atención. Ahora aprovecho esa condición, porque el encierro generó muchas emociones y pude generar muchas imágenes, pintar por el oficio de pintar, experimentar la imagen.

Ahora que la exposición está abierta, ¿se transformó la angustia?

Sigo sintiendo angustia, pero ya puedo descansar un poco de la presión. Estoy más tranquila, por supuesto; ya sé cómo seguir adelante, porque tengo otras cosas que hacer en el taller.

¿Qué expectativas tiene para la exposición?

Tenemos claro que las restricciones están presentes y que es una exposición de cuarentena. No va a haber inauguración clásica, pero se puede apreciar también en internet (Beatrizesguerra-art.com) y vamos a ofrecer una charla frente a la gente que pueda ir y ver la obra. Espero que se mueva, que se vea y que se venda. A pesar del momento, pienso que es importante exponer, porque es refrescante para mí exhibir en un espacio institucionalizado para que la gente la aprecie.

¿Cómo se sitúa “Dispersa” en comparación con el resto de su obra?

La dispersión es algo que nos pasa a todos en diferentes momentos de la vida y siento que desde pequeña he tenido un poco de déficit de atención. Eso me ha ayudado a ver la imaginación con más claridad y darle rienda suelta. Con respecto al pasado, a veces he tenido muchas ideas, pero me he frenado, y este momento de crisis fue la puerta para ver y apreciar otras cosas más allá de la supuesta normalidad.

El año pasado las artes tuvieron que apoyarse en el mundo digital. ¿Cómo le va en ese aspecto?

Bien, abrí una cuenta en Instagram para promocionarme. Al principio, en esa red social traté de publicar fotos de mi familia y mis viajes, pero cuando empezó la cuarentena pensé que iba a estar grave y necesitaba promocionar mi obra; entonces empecé a publicar mi trabajo. No es que use las redes sociales obsesivamente, las uso como una vitrina y porque me gusta ver en qué están los artistas que conozco.

¿El concepto de feminidad cambió en este tiempo de cuarentena?

No creo que ha cambiado, creo que ha mejorado porque he meditado mucho para poder controlar las ideas y pensamientos. Aprendí a meditar, me metí más en el tema de los sueños y me salí de esa deconstrucción femenina que hacía desde la figura femenina, y fui construyendo otra figura; salí de deconstruir una imagen del pasado a construir una nueva, que creo que sigue en experimentación porque todo es cíclico y la energía se transforma.

¿Qué tan fundamental es la meditación para creación artística?

Básica, fundamental. Yo necesito meditar mínimo veinte minutos al día, pero trato de hacerlo una hora. Es muy difícil meditar y controlar los pensamientos.

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