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“Me reuní con Carlos para ultimar detalles y me dijo que me tenía una mala noticia. Que su representante de aquella época, Elisa, le había dicho que no le convenía hacer ese personaje”, contó Sergio Cabrera.
“Sergio no va a decir esto, pero lo voy a ayudar. Es que además la señora Elisa era insoportable. A todo le decía que no”, le responde más adelante el periodista Julio Sánchez Cristo.
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Fue una entrevista en La W y Sergio, quien ahora es embajador de Colombia en China, fue el director de la serie “Escalona”. Contaba algunos pormenores de su realización. Al momento de la producción audiovisual Carlos Vives había lanzado su tercer disco de baladas “Al centro de la ciudad” (1989). Él era el personaje que los productores siempre habían pensado para el protagónico, como contaba el director.
Fernando Londoño, productor general de Caracol TV, contactó a Sergio para iniciar la serie sobre el compositor vallenato Rafael Escalona. Venía de debutar con su primera serie de televisión y del perfeccionismo de dirigir cine. “No es perfeccionismo, yo lo llamo hacer las cosas bien”, inquiere.
Hacer cine es enfrentarse a un montón de problemas, dijo algún productor cualquiera. El primero de ellos, en este caso, vendría por una decisión administrativa de Caracol. Llegó la productora Mabel García como reemplazo de Londoño y con ello una dificulta técnica a cusa de las exigencias del director. “Fernando le dijo a Mabel, que él haría la serie conmigo porque sentía que ella no iba a ser capaz de presionar como toca a un director”, explicó.
El problema se superó y a Sergio se unió Bernardo Romero como libretista narrativo y Ernesto Samper Pizano como libretista argumental, quien siempre estuvo interesado en este género y luego publicaría el libro “100 años de vallenato”. Viajaron a Valledupar a conversar con el maestro Escalona. Fueron ocho reuniones matutinas, que no podían ser en horario diferente. El resto del tiempo el compositor vallenato estaba bajo los efectos del whiskey. “Bernardo y Daniel hicieron magia con esos recuerdos de Escalona”, dijo.
Esa magia parecía disiparse cuando Carlos Vives le indicó a Sergio que había dado un paso atrás. O, más bien, se lo habían hecho dar.
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Un pliego de peticiones
Sergio había viajado a España a resolver algunos asuntos antes de iniciar el rodaje que sería en Mompox (Bolívar), donde representarían a la Valledupar de los años 40. A su regreso, se encontró con la mala noticia que el mismo artista le había dado. Elisa, su manager, pensó que no era idóneo para su carrera que él fuera el protagonista. Sergio debía buscar a otro personaje.
Mientras eso pasaba le pidió a la productora Mabel que le cuadrara una cita con Elisa. Viajó hasta Miami y después de negociar un rato resultó con un pliego de peticiones. La serie no debía salir de Colombia ni tampoco se podía lanzar un álbum con la banda sonora, como Caracol estaba acostumbrado con en este tipo de producciones. Las partes estuvieron de acuerdo y lo dejaron plasmado en un contrato. “El temor de Elisa era que se tergiversara la imagen que ella estaba tratando de instruir al rededor de un cantante romántico”, explicó el director.
A Sergio lo atacaban de ambas partes. En medio del rodaje, en el que había logrado incluir al samario, los productores de Caracol estaban preocupados por el perfeccionismo del director en un momento donde la televisión colombiana se debían optimizar los pocos recursos. “En esa época se rodaban cinco capítulos en un día y yo me demoraba una semana con un capítulo”, agregó.
La preocupación duró menos de los ocho meses, que fue el total del rodaje, puesto que Sergio inició el proceso de edición tiempo antes, como es habitual. “Cuando Mabel, la productora, comenzó a ver la edición me apoyó, incluso me compraron un lente gran angular que yo no tenía. Caracol tuvo que hacer un esfuerzo”, agregó.
El resultado fue la emisión de la serie en el año 91 y que la manager cambiara de opinión. Quería que se comercializara en más países y que se lanza el álbum. La cláusula del contrato no lo permitía. Se había clavado el puñal ella misma y su idea de no querer cambiar la imagen del samario sería en vano.
A Carlos Vives lo reconocen por fuera del país por los clásicos vallenatos que fusionó con rock, la serie ha salido de Colombia tanto como su protagonista, que incluso Netflix la montó en su plataforma, y 30 años después salió un disco del samario en homenaje a Escalona.
Dos años después de la primera emisión, Caracol le encargó a Cabrera un especial que se llamó “Escalona Vive”, donde el maestro hablaba de su experiencia luego de ver la serie. “Me acuerdo que el maestro comenzó a mezclar los capítulos de la serie con sus recuerdos. A mezclar la realidad con la ficción”, aseguró Cabrera, como si las anécdotas del compositor que inventó una casa en el aire para su novia, no tuvieran un atisbo de ficción.
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