¿Cómo llegó al proyecto ‘Titanes Caracol’?
Llevo 31 años trabajando como director de fotografía en el mundo del cine y he realizado largometrajes de ficción y documentales. Aunque mi carrera la he hecho en Europa, venir a Colombia es un proceso en el que quiero dar a conocer mi trabajo para entrar en su mercado profesional.
¿Cómo fue el proceso de diseñar un documental en Colombia?
Planteé un conjunto de documentales en los que la estructura de fotografía se tenía que ver y dibujar desde el punto de vista visual. Diseñé muchas pruebas, modificaciones en la cámara, y busqué un concepto fotográfico.
¿Por qué decidió estudiar fotografía?
No lo sé. Creo que fue la fotografía la que me encontró a mí, no la busqué. Desde que tenía 15 años hacía fotos, pero nunca tuve una vocación profesional en ese sentido. Por cosas del azar trabajé en una película como auxiliar de cámara y ahí fui aprendiendo todo lo relacionado con las cámaras y la fotografía.
Si esa vocación lo encontró, ¿cuál ha sido su inspiración para llevar trabajando 31 años en cine?
He aprendido a no hacer dirección de fotografía desde el comienzo sino a ser cineasta, es decir, a poder contar el mundo a otros a través de una condición artística determinada por la ficción generalmente.
¿Qué fotógrafos lo influenciaron?
Me siento muy cerca del trabajo de directores de fotografía de los años 60, como Néstor Almendros, que trabaja mucho la luz natural. Y de los fotógrafos de foto fija que tienen esta visión me gusta mucho Henri Cartier-Bresson, que es un ejemplo de cómo encuadrar.
¿Prefiere hacer cine o documentales?
El cine te permite generar unas narrativas para llegar a las emociones y sensaciones de los espectadores. Considero que el documental hace lo mismo. De hecho, no los diferencio mucho porque filmo documentales como si fueran ficción; es la forma como mi cámara se acerca a una realidad.
Así como en los largometrajes, ¿usted prepara un escenario cuando recrea documentales?
De entrada no. Lo que hago es que cojo un mundo de tres dimensiones y lo convierto en dos. Esa transformación es tan de mentira, que cualquier mentira sirve para hacer un discurso narrativo y crear arte.
¿Qué tipo de arte recrea en ‘Titanes’?
Buscamos que el espectador sienta algo, así que hacemos que un discurso sea menos informativo y más perceptivo. Los periodistas han logrado algo intermedio, en donde no abandonamos ninguna de las dos.
Al venir de una era análoga, ¿le costó adaptarse a la era digital?
Los que venimos de lo analógico estamos felices con lo digital, porque las máquinas nos permiten tener una dinámica diferente, nos dan la capacidad de acercarnos de nuevo a la pintura. Por ejemplo, el proceso de coloración que hacemos en Titanes es una herramienta que nos deja convertir fotogramas en lienzos donde puedo pintar, y es algo que sería impensable en analógico.
¿Y qué piensa de que ahora casi todo el mundo se sienta fotógrafo por tener una cámara?
Lo que decía Gordon Bullis en una entrevista: una cosa es registrar y otra fotografiar. Registrar lo hacemos todos, pero hacer una representación que puedes hacer con la cámara y tener una mirada de lo que haces y no de lo que eres, marca la diferencia.
¿Cree que esos supuestos fotógrafos pueden afectar su oficio?
Lo pueden hacer, pero no afectarán nuestro arte, porque la fotografía depende únicamente del que mira. Siempre va a haber gente capaz de apreciar la mirada de alguien sobre algo, y mientras eso sea así seguirá habiendo fotógrafos a los cuales les costará más ganarse la vida y serán mejores.
Un fotógrafo colombiano que admire.
Adriana Bernal, que además es mi esposa. Fue la primera mujer directora de fotografía de Colombia. Tiene un conocimiento técnico impresionante y ha hecho cosas impactantes. Además me gustan Paulo Pérez, Diego Jiménez y Francisco Gaviria.