Sergio Ramírez, exvicepresidente de Nicaragua: “Un celular es más poderoso que un fusil”

El escritor, que entre 1985 y 1990 fue vicepresidente de Daniel Ortega, habla del poder de las redes sociales y la necesidad del periodismo en momentos de crisis como el que pasa Nicaragua.

Joseph Casañas / @joseph_casanas / Medellín
08 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.
En 2017, Sergio Ramírez se convirtió en el primer escritor centroamericano en ganar el Premio Cervantes. El Espectador habló con él durante el Festival Gabo en Medellín.  / Cortesía
En 2017, Sergio Ramírez se convirtió en el primer escritor centroamericano en ganar el Premio Cervantes. El Espectador habló con él durante el Festival Gabo en Medellín. / Cortesía

Autor: Joseph Casañas 

Durante cinco años Sergio Ramírez fue el vicepresidente del primer mandato de Daniel Ortega. Después de ayudar a derrocar a Somosa y, con los ideales de la revolución sandinista intactos, intentó transformar el país. Sin embargo, “la personalidad autoritaria” de Ortega lo alejó de la política y lo acercó a la literatura. En 2017 se convirtió en el primer escritor centroamericano en ganar el Premio Cervantes. El Espectador habló con él durante el Festival Gabo que terminó el viernes pasado en Medellín.

¿Cómo era el Daniel Ortega con el que usted trabajó?

Fue hace 40 años. La respuesta más sencilla es decir que ya sabía que iba a ser así, porque era una persona autoritaria desde el principio. Si uno ve la vida como lo hace un novelista, es más fácil encontrarle complejidades y entender cómo se van produciendo los cambios en el alma humana. Para el caso de Ortega, empezó siendo un guerrillero convencido de una idea, que estuvo preso siete años, luego pasó a la clandestinidad, después tomó el poder con los ideales de entonces y luego su figura va degenerando hasta convertirse en un tirano. Lea también: ¿Santos óleos al periodismo?

¿Cómo llegó a ser su vicepresidente?

Yo era miembro de la Junta de Gobierno. Cuando derrocamos a Somoza quedé en la Junta de Gobierno, junto con Ortega. Cuando se presentó por primera vez a elecciones trabajamos en la Junta, y que yo resultara candidato a la Vicepresidencia fue algo muy natural, porque era miembro del Frente Sandinista. Era una relación cercana.

¿Cómo explica la metamorfosis?

Lo que está pasando en Nicaragua no es extraordinario. Ortega no representa el ideal revolucionario de los años 80. Es un proyecto muy distinto basado en un interés personal por el poder. La gran dificultad está cuando alguien decide quedarse en el poder, sin aceptar las reglas de la democracia. Reformó la Constitución, copó los poderes públicos, falsificó los resultados electorales. Lo novedoso es que se presenta bajo la matrícula de la revolución del siglo XXI, que no es más que el proyecto de la izquierda convertido en el viejo modelo autoritario. Él ahora es un hombre rico, muy rico. Además: La dosis mínima del periodista, un arma para combatir las fake news

¿Cree que la solución de la crisis será negociada?

Sí. Vamos a tener una salida, por primera vez en la historia del país, una solución que no será el resultado de una guerra civil. Tengo la esperanza de que habrá un acuerdo.

Pero hasta ahora el presidente Ortega ha cerrado esas puertas…

No va a poder seguir rechazándolo, porque la situación es insostenible. El país se está desangrando económicamente y ya entró en recesión. Nicaragua no es Venezuela en cuanto a economía, nosotros no generamos una sola gota de petróleo, la reserva del país se está agotando, hay presión internacional y están cerradas las llaves de los créditos.

¿Cómo podría ser ese acuerdo?

Para mí, y como no estoy dentro de esas negociaciones, se debería pactar un adelanto de las elecciones, decretar una nueva ley electoral y que el país encuentre un camino democrático que fortalezca sus instituciones.

Cuando se negocia, nadie quiere ser sometido. ¿Ortega seguiría en el poder?

Eso habría que definirlo. Puede ser con él o sin él. Hay gente que piensa que con él es imposible. Eso depende de las reglas de juego que se pacten. Lo que sí es claro es que en unas elecciones él no ganaría.

¿Cuál es el papel que desempeña Rosario Murillo, esposa de Ortega?

Tiene mucho poder, pero es compartido. Él ha delegado muchas responsabilidades, hasta ser vicepresidente. Tiene a su cargo la propaganda, la parte ideológica, pero el poder está en manos de Ortega. Ella no es el poder detrás del poder.

¿Cómo ve a Nicaragua en cinco años?

Vamos a tener un país en paz, encauzado democráticamente, con todas las imperfecciones que la democracia tiene en América Latina. Esos cambios tienen muchos matices.

En medio de la crisis, ¿cómo se hace periodismo en Nicaragua?

Los periodistas que están dedicados al oficio lo hacen con entereza, con valentía, asumiendo riesgos. Hay medios que están bajo amenaza. Pero han surgido medios digitales muy activos. Hay presencia en redes. Los medios tradicionales actúan con valentía. No sé si Ortega mande a cerrar los medios y a apagar las redes, ese sería el final.

Y el papel de la juventud…

Tiene un poder desarmado. Actúa con el poder de la fuerza moral que tienen los muchachos para convocar a la gente y ofrecer un respaldo ciudadano que la gente respeta y conoce mucho. Está usando las redes sociales para convocar, para convencer, para protestar. Hoy en día, un teléfono celular es más poderoso que un fusil, y a eso le teme el Gobierno.

Por Joseph Casañas / @joseph_casanas / Medellín

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