Hablar de la familia Londoño en el corregimiento Santa Elena de Medellín es remontarse a décadas de tradición silletera, pasión, dedicación y devoción por las flores.
Su legado se extiende por más de cuatro generaciones, hasta cuando se dedicaban —de forma discreta y casi inadvertida— a comercializar en el casco urbano de la capital de Antioquia las flores que sembraban en su finca de la vereda Barro Blanco.
La invitación a participar en el primer Desfile de Silleteros, en 1958, fue la oportunidad para que el patrimonio cultural de la familia Londoño se extendiera por toda la región y su devoción por las flores pudiera consagrarse como una de los más reconocidas y tradicionales de todo Medellín.
Ciertamente, no hay otro elemento que logre integrar tanto a los Londoño y fortalecer su cohesión familiar como las flores. Para el tradicional Desfile de Silleteros, que este año llega a su edición número 58, arriban con semanas de anticipación a la finca de los Londoño los familiares que residen en otras partes de la región y todos se unen en torno a una de las máximas expresiones culturales de la vida de los antioqueños.
Don Iván de Jesús Londoño Amariles, con 65 años, es el mayor de los Londoño y se ha encargado de heredar el legado silletero a sus hijos y nietos, desde cuando bajaba a la Medellín de mediados de siglo con su padre a vender las flores de la finca, que sus clientes usaban para adornar sus viviendas o para el cementerio municipal.
“Se cree que el silletero es quien participa en el desfile, pero no, yo he sido silletero toda la santa vida. Desde que recuerdo siempre he estado en contacto con las flores y mi mayor orgullo es que mis hijos y nietos puedan plasmar en el desfile todo este patrimonio. Yo desfilé por primera vez cuando tenía 14 años y lo dejé de hacer en 1996, pero aún sigo siendo silletero y me involucro en todo el proceso que ahora emprenden las otras generaciones”, asegura don Iván, con la nostalgia y alegría de haber participado en el primer desfile que se realizó en la región.
Aunque para participar en la mayor puesta en escena de la cultura silletera se debe haber nacido en el corregimiento y contar con alguno de los contratos que se heredan entre las familias de la región, Juan Carlos Londoño Londoño —el mayor de los ocho hijos de la unión entre doña Blanca Londoño y don Iván Londoño— aún añora poder participar en el desfile, ya que los dos contratos de sus padres fueron heredados a sus otros hermanos.
En el entretanto, es el encargado de coordinar la logística y la organización de uno de los mayores patrimonios familiares de los Londoño: la finca temática en la que se construyen las silletas y a la que acuden multitudinariamente centenares de personas, entre propios y visitantes, para conocer la cultura silletera del corregimiento de Santa Elena.
“Con mucho orgullo puedo decir que soy paisa y, aún más, que soy silletero. Esto lo llevamos en la sangre y morimos con esto, porque nacimos con la tradición silletera y es un legado que se inculca desde que somos niños. Mi sueño es que algún día yo también pueda tener mi contrato, pero una de mis satisfacciones hoy en día es que la gente se vaya feliz y contenta de aquí luego de haber conocido un pedazo de mi tierra”, asegura.
Ahora, fieles a la originalidad que los ha hecho célebres en la región, los Londoño promueven una nueva categoría de silletas, que se suma a las cuatro que actualmente participan en el desfile: tradicionales, emblemáticas, monumentales y comerciales. Se trata de las denominadas “silletas con movimiento”, las cuales se encuentran en proceso de formalización y que la familia espera sean admitidas por la administración municipal de Medellín y la Corporación de Silleteros de Santa Elena.
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