Un espacio para aprender los oficios tradicionales

Carlos Augusto Albán es el director del Programa Nacional de Escuelas Taller del Ministerio de Cultura, que durante 25 años ha formado a jóvenes de diferentes regiones del país en artesanías, gastronomía, filigrana y otros saberes. En la actualidad 350 mujeres y 423 están becados en estas instituciones en diferentes departamentos del país.

El Espectador
08 de noviembre de 2017 - 03:00 a. m.
El caleño Carlos Augusto Albán lleva once meses a cargo del programa. También trabajó en la Unidad de Víctimas y la Cruz Roja. / Cristian Garavito - El Espectador
El caleño Carlos Augusto Albán lleva once meses a cargo del programa. También trabajó en la Unidad de Víctimas y la Cruz Roja. / Cristian Garavito - El Espectador

¿En qué consiste el Programa Nacional de Escuelas Taller?

Es liderado por el Ministerio de Cultura y entrega una beca total a jóvenes entre 15 y 25 años que han superado la vulnerabilidad, para formarlos en oficios tradicionales de sus regiones que permiten proteger el patrimonio. En Colombia, mientras se vivía el conflicto, las escuelas taller ya estaban trabajando para la paz.

¿Qué oficios enseñan?

Por ejemplo, en Buenaventura se enseña sobre la marimba, un instrumento que fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En Mompox se enseña filigrana, que es una técnica de joyería particular del sector. En otros lugares se enseña gastronomía, para conservar los platos tradicionales.

¿Cuál es la importancia de esos oficios?

Primero, entender que Colombia es un país diverso, pero que en el fondo tenemos mucho en común. Segundo, aunque hay procesos que el tiempo acaba, a veces por falta de una política de gobierno para que los mantenga, es importante volver a ellos. Necesitamos venderles a los jóvenes que también hay oportunidades desde la raíz: construir marimbas, que la cocina tradicional no pierda su receta o que en Popayán se sigan haciendo vestidos de santos pueden ser oportunidades de subsistencia.

¿Qué caracteriza a una escuela taller?

Es el único formato en Colombia de gratuidad total. El estudiante recibe todos los instrumentos, capacitación, alimentación y transporte para que se pueda formar. Es un modelo que invita a la creación desde lo patrimonial y que refleja un arraigo en la tierra y el país y sentido de pertenencia. Cuando aprendes lo que hacían tus ancestros, hay un sentido de autonomía con la tierra y su historia.

¿Cuál es el objetivo de una escuela taller?

Hay una búsqueda por conservar, mantener y formar para que el patrimonio perdure en el tiempo. Aunque todo cambia, hay cosas que tiene sentido mantener. Fortalecen el emprendimiento y transforman vidas. No queremos una cifra de muchos egresados, sino de personas que se vinculen laboralmente a un espacio donde puedan desarrollar todo su potencial creativo.

¿Cuál es el aporte social del programa?

Transformar vidas. Tenemos un joven de Popayán que dejó la droga gracias a que encontró en el oficio una oportunidad para subsistir. Otro de Cispatá ahora es el carpintero del pueblo. Queremos que la gente acepte su origen y vea oportunidades en él.

¿De dónde vienen las escuelas taller?

Son un proceso que comenzó en España, donde, luego de una crisis económica, empezó la recuperación de monasterios y castillos a cargo de los estudiantes. El modelo llegó a Cartagena y se desplegó en diferentes ciudades del país. Hoy somos la secretaría técnica para América Latina, y del 22 al 25 de noviembre tendremos un encuentro latinoamericano en Cartagena.

¿Cómo llegaron a Colombia?

Es un modelo que llegó al país por medio de una iniciativa de la Agencia de Cooperación Española durante una conmemoración del descubrimiento de América. Ahora su liderazgo está a cargo del Ministerio de Cultura, aunque hay otras entidades que lo apoyan.

¿Qué hace falta para consolidar el espacio de las escuelas taller?

El Ministerio de Cultura está terminando en este momento una política de oficios que va a ayudar a Colombia a entender qué debe tener la dignificación de una carrera profesional a nivel salarial, reputacional y social. El modelo está teniendo una variación. Quisiéramos que, en el futuro, los aprendices se formen en los talleres de los maestros, que vayan donde la cocinera, el artesano o la persona que sabe del oficio. El centro de operación de la escuela a futuro será en un taller o una fábrica, porque el modelo de aprender haciendo es totalmente flexible.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar