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Bogotá se está quedando corta con los escenarios para conciertos

La discusión sobre la falta de escenarios para conciertos en la capital no es nueva. Las exigencias de los artistas, la infraestructura, el aforo, los precios de producción y la logística son algunos de los factores que las empresas promotoras consideran al definir el lugar donde proyectan presentar a sus artistas. ¿Se está dando abasto con la sobreoferta? ¿Hay nuevas opciones?

Daniela Suárez Zuluaga

11 de enero de 2025 - 07:00 p. m.
Para 2025 ya hay más de 140 conciertos confirmados en el país.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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“Entre boletas para conciertos y festivales musicales me gasté casi $5′000.000 en 2024. Es una cifra bajita para todos los artistas que vinieron a Bogotá: Morrisey, Disclosure, el Festival Estéreo Picnic, Iron Maiden, Feid, Megadeth y Juanes, entre otros. Hubo artistas para todos los gustos. Ahora mi billetera me llora para que no gaste más plata, pero este año también promete”, dice Camila Garzón, fanática de la música que el año pasado aprovechó cada oportunidad que tuvo para ir a un concierto.

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Según cifras del Ministerio de Cultura, en 2024 se hicieron 2.103 conciertos en Bogotá. Artistas nacionales e internacionales ocuparon los escenarios de la capital, algunos con grandes exigencias y otros con puestas en escena más sencillas. ¿Existen escenarios suficientes para todos los eventos? ¿Es fácil para los promotores acceder a estos lugares? Con más de 140 conciertos confirmados en Colombia para el 2025, y con Medellín y Bogotá como epicentro, el panorama de los escenarios en la capital preocupa al sector del entretenimiento.

“No considero que Bogotá cuente con los escenarios suficientes. Nos hace falta acondicionar varios espacios, tanto por sus capacidades como por sus distribuciones logísticas. Ha avanzado un poco el tema con el Movistar Arena y el Medplus, pero sabemos que con este último los problemas de transporte, movilidad y ubicación son bastante complejos”, dice a El Espectador Camilo Parra, CEO de la empresa organizadora de conciertos Flora Music.

Los escenarios de Bogotá no son suficientes

Pero esta situación no es nueva. Después de la pandemia, la oferta de conciertos creció de forma exponencial y los escenarios principales de la capital fueron distribuidos para cumplir con la agenda que demandaba la industria. El Campín, con capacidad para 39.000 personas, el Movistar Arena, con un aforo de 14.000, y el Coliseo Live, con 24.000 asistentes, son los venues destinados para los conciertos de artistas grandes. Linkin Park, Morat, Andrés Cepeda, Slipknot, Karol G, Feid, Toto, Bring Me The Horizon, Maná, Iron Maiden y Aventura se presentaron el año pasado en estos lugares, que tienen el equipamiento logístico necesario para un show de ese tamaño. Pero ¿qué pasa con los conciertos pequeños? ¿cuáles son sus escenarios?

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“Faltan venues, sobre todo para aforos pequeños de 1.000 a 3.000 personas. Todos esos artistas pequeños son claves para la formación del público. Es allí donde las pequeñas bandas —locales, nacionales e internacionales— tienen la oportunidad de hacerse notar. Ahí está el hueco. Hay algunas opciones, pero no tienen el equipamiento suficiente o no cuentan con los permisos. Nos hemos enfrentado a una cantidad de problemas y retos al hacer conciertos pequeños”, dice Camilo Medina, fundador de la empresa promotora de eventos Cusumbo Colombia.

Hay escenarios intermedios, como el Royal Center, que tiene un aforo aproximado de 3.500 personas, o el Chamorro City Hall, con capacidad para 4.000. Estos venues recibieron en 2024 varias bandas nacionales e internacionales como Diamante Eléctrico, The Drums, Keane y WOS, entre otros, pero la ciudad posee espacios para conciertos con aforo menor, como el Lourdes Music Hall, con capacidad para 2.000 personas, Boro Room, para 700, o Zona 16. Muy pocos para la cantidad de eventos confirmados.

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Las negociaciones de los “venues”

“Las negociaciones dependen de muchos factores. El tipo de gira, el formato del concierto, los venues que quiere hacer el artista, las fechas y las condiciones. Hay que conciliar todos estos elementos para llegar a un acuerdo. Los escenarios dependen de los aforos proyectados y los formatos de los shows. Sin duda, el mayor reto es toda la producción que rodea un evento”, comenta Miguel Santacoloma, director de comunicaciones de Páramo Presenta, empresa que tiene a su cargo, entre otros eventos, el Festival Estereo Picnic y el Cordillera.

Y es que, aunque los escenarios principales estén equipados, a veces no es suficiente. Mientras El Campín, el escenario abierto más grande de la capital, tiene un aforo de casi 40.000 personas, en ciudades del mundo como Madrid, España, el Santiago Bernabéu tiene una capacidad para recibir el doble. En ocasiones, el espacio termina siendo un factor de peso para que artistas de talla internacional no piensen en Colombia como un destino en sus giras por Latinoamérica. Fue el caso de Taylor Swift, la artista pop más importante del mundo actualmente. Su gira tuvo en cuenta países como Brasil, Argentina y México, pero Colombia se quedó por fuera por una cuestión de infraestructura.

“En países como México, la artista estadounidense se ha presentado en escenarios con capacidades que superan los 65.000 asistentes. Y en Colombia, no bastaría con unir la capacidad del Movistar Arena (14.000) y del Coliseo MedPlus (24.000) para lograrla”, se lee en un artículo de La República.

“Hay bandas de estadio, hay otras para un Royal Center, para Medplus o Movistar Arena... eso va ligado a las exigencias que los artistas traen, y a la infraestructura del lugar. No todas las bandas se pueden meter a un cuchitril o a un bar de mala muerte, porque no es la idea. Buscamos tenerlos en el mejor sitio posible, con todo el equipamiento necesario”, comenta Juan Pablo Álvarez, relacionista público y jefe de prensa de varias promotoras.

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Negociar un lugar para un concierto no es solo buscar el beneficio del artista, sino también del promotor, una tarea que la inflación ha hecho cada vez más compleja. “Creo que no hay venues difíciles de concretar, son temas de espacios, fechas y valores”, agrega Álvarez.

La sobreoferta de conciertos es un arma de doble filo

El beneficio económico de la industria del entretenimiento para el país es significativo, pero la sobreoferta tiene sus ventajas y desventajas.

Según la Alcaldía de Bogotá, en un análisis detallado de los eventos más relevantes que marcaron la ciudad en 2024, realizado por la Secretaría de Desarrollo Económico (SDDE), los conciertos generaron un impacto económico total de $328.000 millones, lo que representa aproximadamente el 0,16 % del producto interno bruto (PIB) de Bogota generado en el primer semestre del año pasado.

“La cantidad de conciertos es un arma de doble filo, y ya lo estamos empezando a sentir. Cuando nosotros como promotores queremos traer a un artista, nos enfrentamos a varios retos, entre ellos las pretensiones que se crearon después de la pandemia, porque los costos se incrementaron demasiado. Un artista que antes costaba $50 millones, ahora vale $100, comentó Parra.

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Para el CEO de Flora Music, el furor de la gente en 2021 y 2022 estaba mucho más alto y las boletas para conciertos se vendían más rápido, ahora la situación es diferente y los tiquetes no se están vendiendo de la misma manera. “A veces toca cambiar al artista de lugar porque no vendió lo suficiente para ocupar el venue seleccionado inicialmente, y eso es un problema logístico”.

Por su parte, Santacoloma afirma que el papel de los conciertos es importante por varias razones, entre ellas, el aumento del turismo, además del empleo directo, indirecto e inducido que generan los eventos de música en el país; sin embargo, coincide en que la cantidad de conciertos satura las pocas opciones de los escenarios disponibles. Por supuesto, los más afectados con la sobreoferta son los artistas pequeños, que quedan prácticamente invisibilizados.

Camilo Medina, de Cusumbo Colombia, dice que los promotores deben ser más cuidadosos con los eventos que se programan en Bogotá y el resto del país. “La sobreoferta es real y hay varias empresas que estamos produciendo, pero la demanda ha ido creciendo también. Hay que verlo como un fenómeno macroeconómico. Venimos todavía de algunos impactos que dejó la pandemia porque entre 2021 y 2022 todo el mundo salió, y a veces la oferta se quedaba pequeña. Eso tuvo repercusión en 2023 y 2024, este año vamos a nivelar un poco la situación, porque el bolsillo del consumidor no es infinito”, comentó.

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Las cifras

“Los eventos realizados en Bogotá durante el año pasado generaron un impacto económico superior a los $328.000 millones, fortaleciendo sectores claves como el turismo, la gastronomía y el transporte. Esto no solo evidencia el dinamismo de nuestra economía local, sino también el potencial de la ciudad como un epicentro estratégico para el desarrollo de actividades que generan empleo y promueven el crecimiento sostenible de la ciudad”, afirmó Gabriel Angarita, director del Observatorio de Desarrollo Económico de la Secretaría de Desarrollo Económico.

El Festival Estéreo Picnic, uno de los eventos privados más importantes del país, reportó un beneficio para el tejido productivo local de $113.587 millones. Las cifras del análisis confirman que “el Festival Cordillera y el concierto de Paul McCartney también dinamizaron la economía local de manera relevante. El primero generó un impacto económico de $29.377 millones, gracias al consumo de turistas y residentes, mientras que el concierto del legendario músico británico alcanzó $33.577 millones, destacando el atractivo de Bogota como sede de grandes eventos internacionales”.

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Nuevos espacios, nuevas opciones

Existen otros escenarios que funcionan como carpas. Entre ellos está el Centro de Eventos Autopista Norte, la Gran Carpa de Corferias y la Plaza de Eventos del Compensar de la 68, que tiene una capacidad en el escenario principal de 5.000 a 10.000 personas. Aunque también son opciones, la logística es mucho más compleja en este tipo de venues, es por eso que no llegan a ser contemplados.

La dinámica del mercado llevó a que Ocesa se uniera con la empresa de comunicaciones Claro para crear un lugar dedicado a los eventos de entretenimiento. Vive Claro funcionará como un nuevo escenario que, según Luz Ángela Castro, Country Manager de Ocesa, tendrá la capacidad de recibir a 20.000 personas al aire libre y 6.000 en espacio cerrado.

“Este lugar es de uso contemplativo, eso significa que el 75 % del espacio es verde y el 25 % puede tener adaptabilidad de sus superficies. Eso significó para nosotros crear o habilitar un diseño paisajístico de la mano de la Secretaría de Ambiente de Bogotá”, dijo Castro en entrevista para El Espectador. Vive Claro está ubicado entre la calle 53, la calle 26 y la carrera 60, justo al lado del Parque Simón Bolívar.

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Aunque será un escenario grande, los promotores de conciertos a pequeña escala esperan que sea un lugar asequible y equitativo en cuanto a los beneficios que ofrecen. “Es una buena opción, pero la idea es que no se convierta en una parte del monopolio y nos permita a nosotros como organizadores tener beneficios”, advierte Medina.

“Se siguen creando espacios. Hace poco inauguraron uno para 150 personas. Ya vamos viendo que poco a poco se crean lugares para públicos pequeños: Astor Plaza, Ace of Spades, Teatro Libre de Chapinero, Royal House, Teatro Mayor CUN... es muy interesante lo que está pasando en Bogotá y ese mercado que se está dando”, comentó Juan Pablo Álvarez.

Para este año, ya están confirmados, entre otros, los conciertos de Shakira, System of a Down, Twenty One Pilots, Linkin Park (de nuevo), Álvaro Díaz, Tiesto, Cypress Hill, Alcolirykoz y Andrea Bocelli, además de eventos como el Festival Estéreo Picnic, Festival Cordillera y el Rock al Parque, que utilizan el Parque Simón Bolívar como escenario. Si la industria de la música en vivo sigue dando pasos de animal grande, como proyectan los expertos, Bogotá se quedará más que corto en cuanto a infraestructura. En el futuro cercano, ¿Bogotá tendrá escenarios suficientes para dar abasto?

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