Canserbero venció a la muerte y la transformó en poesía

Con la fuerza indomable y estridente de Cerbero, el can de tres cabezas de la mitología griega, sus rimas se convirtieron en ecos de verdades universales que resuenan en los corazones de quienes se atreven a escuchar o regresan a su música en búsqueda de consuelo y lecciones de vida.

Tirone José González Orama, su nombre de pila, tuvo la gallardía de escribir sobre lo que veía y lo que sentía. Se enfrentó al miedo, la rabia, las injusticias, al clasismo, la violencia, la traición, los sueños rotos, la fe perdida y hasta a su propia muerte. Pero tampoco dudó en mostrar su fragilidad con barras llenas de poesía y amor en un contexto social en el que demostrar sentimientos es sinónimo de debilidad.

La sinceridad y la autenticidad de Canserbero marcaron la diferencia. Con una trayectoria breve, pero impactante, dejó un legado monumental a sus 26 años. Dijo verdades que dolían, verdades que, una década después, siguen vigentes tanto para la realidad venezolana como para la de toda Latinoamérica. Sus letras despertaron conciencias y se convirtieron en una bandera de las movilizaciones sociales que han recorrido el continente en los últimos años. Canciones como Mucho Gusto, Un Día en el Barrio, Stop y Martillos y Ruedas son un ejemplo de esto.

La influencia de Canserbero

El rap venezolano encontró en Canserbero una influencia determinante. “Fue una persona muy firme en su palabra: coherente con lo que decía y hacía. Líricamente, sus palabras tenían mucho fondo. Trabajaba en un mensaje contundente, en lo que te queda para ti. Se volvió un ícono. En Venezuela, Canserbero es como Michael Jordan en el baloncesto”, dice el freestyler venezolano Lit Ignis para El Espectador. “Todo el mundo lo conoce: papás, abuelos, niños. Venezuela es un país muy rapero, y eso, en gran parte, es gracias a él. Es un mito, una leyenda”.

Canserbero no solo marcó una generación, sino que también llevó al rap venezolano hacia nuevas fronteras. Según el freestyler venezolano Ken Zingle, “el inicio de este género en Venezuela estaba muy ligado a lo que se vivía: delincuencia, violencia y otras experiencias negativas. Pero Canserbero contribuyó a que hubiese mayor versatilidad, tanto en los estilos como en los temas tratados”. Su obra profundizó el rap e inspiró a los jóvenes a reflexionar, cuestionar y soñar con revoluciones internas y colectivas.

Como reflejo de su impacto, muchos de sus seguidores se han tatuado su célebre frase: “All We Need Is Love (Todo lo que necesitamos es amor)”, transformándola en un símbolo de la necesidad de un cambio profundo desde la educación, pero desde una educación real y transformadora. Este mensaje lo recuerda Ignis al citar una de sus barras más emblemáticas: “No sirve de nada darle educación a los pobres si se les da una pobre educación”.

Canserbero y su legado en el freestyle

Además de esto, Canserbero es una figura en cada batalla de freestyle en habla hispana. Los improvisadores mencionan su nombre, sus temas e incluso imitan su voz. “Se sigue usando su nombre, sobre todo en las batallas de freestyle, tanto como referencia cultural como argumento competitivo. En la final regional de Miami de Red Bull Batalla 2023, JD mencionó a Canserbero y su muerte. Adonysx le respondió algo como: ‘Cállate la boca, ¿me entiendes? Para ser sincero, si tenías esperanza, las esperanzas se te fueron. En tu puta vida menciones a Canserbero, que en tu boca queda grande el nombre de ese gran rapero’, y eso explotó”, recordó Lit Ignis, quien ha participado en tres finales de Red Bull Batalla.

En competencias, las frases y títulos de sus canciones también se usan como recurso. “Recuerdo una batalla en la que dijeron: ‘Eres un traidor, por eso eres Jeremías. Las balas en tu cráneo llovían, llovían. Pero no te sientas mal, que mañana será otro día.’ Esas son tres canciones de Canserbero. Eso demuestra que su legado sigue vivo. En el rap hispano, hay pilares como Kase.O en España o Randy Acosta en Cuba, pero creo que el número uno en español es Canserbero, más por el legado que dejó que por su trabajo técnico. Su influencia es tan grande que su nombre se usa como una figura de autoridad en las batallas”, agregó Ignis.

“Como freestyler profesional, que viajo con frecuencia, puedo decirte que Canserbero es respetado en todas las escenas de freestyle del mundo, especialmente en Latinoamérica, que es donde más nos movemos. Siempre lo mencionan con honor y apoyo. Nadie lo utiliza en tono de burla ni con intención de dañar. Al contrario, siempre resaltan lo increíble que fue o lo que pudo llegar a ser. Siento que dejó un mensaje que influenció mucho en el rap latinoamericano. Surgió en un momento donde la sociedad necesitaba ese tipo de mensajes. Al igual que otros referentes latinos en diferentes países, su legado se siente más vivo que nunca”, añadió Zingle, también participante en tres ediciones de Red Bull Batalla.

Canserbero, un grande de Hispanoamérica

Aunque su discografía fue breve —compuesta por Vida (2010) y Muerte (2012)—, Canserbero dejó una huella inmensa que trascendió generaciones. Su impacto lo llevó a ser considerado por Rolling Stone como el rapero más grande de habla hispana. Sus versos, fruto de un talento innato y empírico, siguen vivos, no solo en las memorias de quienes lo conocieron, sino en las canciones que se reproducen cada día y en el respeto que se le rinde en escenarios de todo el mundo.

Su voz tampoco se apagó. A través de grabaciones inéditas, formó parte de colaboraciones como Benditos (2023), junto a gigantes del género como AL2, Kase.O, Norick, Alemán, Akapellah, Foyone y Santa Fe Klan. Además, su legado sigue escribiéndose: en 2024, fue nominado al Grammy Latino en la categoría de Mejor Canción de Rap/Hip Hop por el tema La Sabia Escuela, junto a Akapellah y Lil Supa. “Para mí fue un sueño. Canserbero es un artista grandísimo con una fanaticada incondicional que lo defiende a capa y espada. Canserbero significa muchísimo”, destacó Akapellah para Molusco, y aseguró que las barras de Tirone en ese tema no eran Inteligencia Artificial, sino una grabación inédita de 2006.

Apache, con quien grabó el álbum Apa y Can en 2012, ha mantenido un perfil bajo tras la partida de Canserbero e incluso ha sido acusado de estar involucrado en el trágico suceso. Sin embargo, hace un año, en el noveno aniversario de su partida, compartió en sus redes sociales una carta en la que expresó: “Conservo intactos nuestros recuerdos, tantos viajes, tarimas, giras. Incluso vive grabado en mi mente cómo juntos dimos vida a un disco épico desde una biblioteca; uno más que reposa en tu legado y que sigo cantando junto a muchos seguidores, que hoy, sin tu presencia, te mantienen vivo”.

También confesó: “Me refugié en el silencio, me aislé y no había hecho público hasta hoy mi sentir. Decir presente traía y trae olas de odio y amenazas de muerte, por presuntos fans que aseguran que estuve involucrado de alguna manera en tan triste suceso”. A pesar de ello, Apache se aferra a los recuerdos y al respeto por su amigo: “Cada 19 de enero te serviré un ron y me tomaré uno a tu nombre. Aunque por ratos me entristezco, se me pasará cuando digas: ‘¿Y la felicidad qué?’ La vida es un parpadeo y pienso llevarme conmigo solo buenos recuerdos”.

Canserbero no solo venció a la muerte; la transformó en poesía, en música y en conciencia. Animó a muchos a hacer arte y a escribir: raperos, freestylers y hasta periodistas, como yo, que encontré refugio en sus letras tras la muerte de uno de mis mejores amigos en 2019.

Hoy, a una década de su partida, su voz sigue resonando con fuerza, como un eco eterno que nos recuerda que las leyendas no mueren, si no se olvidan.

Descansa en paz, Can. Tu verdad y tu legado son inmortales.