Armando Páez y Donny Caballero llevan vidas “normales”: están casados, tienen hijos, comparten tiempo en familia, pagan cuentas y, a veces, le hacen preguntas a la almohada, como cualquier ser humano de estos tiempos. Han aprendido a abrazar tanto la incertidumbre como los sueños, incluido el que pusieron en pausa hace casi diez años: Dragón y Caballero, los románticos más urbanos y tropicales de los años 2000. Bastaba con encender la radio para escuchar, en alguna emisora colombiana, la voz de un locutor o una locutora que anunciaba Fruta prohibida, Se siente bien, Tengo prisa, en fin, tantos temas que coreó una generación.
Pero se separaron y decidieron tomar el rumbo como solistas. Armando y Donny conservaron su amistad y dicen que detenerse en el camino fue lo que les permitió, curiosamente, volver a encontrarse. Ante la pregunta de por qué regresar, ambos sonríen, y contestan, casi al tiempo, que era algo inevitable. “En la pandemia decíamos que algún día habría un ‘último baile’ o un nuevo álbum. La gente quiere vernos juntos. Cuando estamos separados y hacemos cosas remotas, no tiene el mismo impacto. La magia ocurre cuando estamos al lado”.
El reto de la inmediatez en la industria musical
El mayor reto ha sido la distancia. Antes creaban música siempre frente a frente; hoy, Dragón (Armando) vive en Las Vegas y Caballero (Donny) en Barranquilla. Y, aunque la tecnología les permite mantenerse conectados, aún se adaptan para componer a la distancia.
Cuando una canción queda lista, Dragón debe viajar a Colombia para grabarla, pues en Estados Unidos no cuenta con estudio propio. A esto se suma una exigencia distinta a la de sus inicios: en la actualidad no basta con las canciones, la música demanda un 200% de contenido, con videos, redes y mantenerse más que presentes.
TikTok cristalizó un fenómeno que ya existía en la publicidad: atrapar la atención en segundos. “En los jingles de radio siempre había que enganchar en 15 segundos porque el tiempo era costoso. Lo mismo pasa hoy: ya no puedes esperar un minuto para entrar con el coro, tienes que hacerlo de inmediato”, dicen.
Dragón, que se atribuye a sí mismo la cualidad de ser ortodoxo, cree que esta generación “no maneja la paciencia”. “Antes esperábamos una semana para ver un capítulo de televisión, ahora los chicos ven 15 capítulos en un día. Esa inmediatez también afecta cómo perciben la música: quieren todo ya. Pienso que con el tiempo se va a regular, porque cada generación crece con nuevas formas de consumir”, asegura. Y en medio de la ola virtual, reconocen un lado positivo: gracias a las redes, una buena canción puede cambiar la realidad de un artista de un día para otro. Antes se necesitaban años para consolidar un álbum; hoy, un sencillo puede volverse viral en minutos.
Las nuevas generaciones que descubren a Dragón y Caballero
¿Qué fue lo que terminó de convencerlos para regresar? La gente. Su gente. La que nunca dejó de escucharlos aunque no estuvieran en escenarios o ruedas de prensa, la que buscaba y añadía sus canciones en playlists, karaokes y fiestas familiares.
Ambos saben que el público ya no es el mismo. Su audiencia creció, las responsabilidades aumentaron y muchos, como ellos, ahora tienen hijos: “a veces nos escriben diciendo que quieren asistir a un concierto, pero que no saben con quién dejar a los niños”. Esa realidad les recuerda que el tiempo también cambia la forma en que la música nos acompaña. “Después de la pandemia entendimos que hay que adaptarse. La gente piensa dos veces antes de ir a un show. Pero al mismo tiempo, el deseo de volver a compartir es más fuerte que antes”.
El paso del tiempo les ha permitido confirmar que las “buenas letras” siempre regresan. Una generación creció con ellos y otra recién los está descubriendo. La prueba está, incluso, en sus casas: el hijo de Caballero, que escuchaba trap en el colegio, hoy se interesa por boleros y clásicos del pop.
“Muchos jóvenes buscan música ‘caleta’, cosas que no están en la radio. Igual que nosotros, que antes íbamos al centro a buscar LPs poco conocidos. Hoy ellos exploran en YouTube o en plataformas para descubrir artistas. No les gusta que les impongan algo con publicidad, prefieren encontrarlo por sí mismos”, dice Dragón entre risas. Por eso buscan conquistar a nuevos oyentes sin abandonar su esencia, el romanticismo, a veces erótico, pero nunca vulgar. Dicen que son poetas, unos fieles seguidores de lo que no pasa de moda: el amor, un sello frente a la avalancha de producciones inmediatas.
El romanticismo como distintivo frente a las modas
Lo único que cambia en sus historias de amor son los protagonistas: “La gente que nos sigue tiene una historia romántica con nuestras canciones. El amor siempre estará de moda, más allá de cualquier tendencia”, afirma Caballero.
Y frente a la urgencia que hoy demanda la industria musical, Dragón y Caballero han abandonado la idea de medirse (y regirse) por los números. Aseguran que, aunque el éxito es algo subjetivo, no necesitan ver millones de reproducciones para amar lo que hacen: “Muchas personas alcanzan fama y terminan vacías o deprimidas. Para nosotros, éxito es vivir de lo que nos gusta, con paz y propósito”.
Su retorno, admiten, puede resumirse en un fanservice. Una forma de reconocer que sin el público que los mantuvo vivos en su memoria, quizá no habrían vuelto. Pero no es en lo absoluto una complacencia vacía, sino un reencuentro con sus inicios y una nueva forma de vivir el presente: “Si no hubiéramos hecho una pausa a mediados de 2013 y 2014, tal vez no estaríamos en este punto. Ahora estamos más maduros y conscientes. La gente lo pidió y aquí estamos”.
La única diferencia es que ahora “caminan más lento”, que disfrutan con más calma lo que antes vivían un poco apartados del freno de mano. La música, dicen, no se mide en likes ni en algoritmos, porque no son un proyecto prefabricado. Dragón y Caballero son Armando y Donny, dos amigos que nunca dejaron de estar enamorados de la poesía.
Sobre el concierto
Dragón y Caballero se presentarán hoy, 26 de septiembre, en el Lourdes Music Hall de Bogotá a las 8:00 p.m. Las entradas e información adicional pueden consultarse en https://www.mitaquilla.com.co/dragon-y-caballero-bogota/