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“Nevermind” de Nirvana tan joven hoy como hace 30 años

Considerado uno de los álbumes más importantes de la historia del rock, transformó las reglas de la música comercial recién entrados los años noventa. Sigue vigente con su derroche de energía, cierta nostalgia y algo de controversia.

Alejandro Bonilla Carvajal
27 de septiembre de 2021 - 03:13 p. m.
El álbum de 12 temas llegó a las tiendas en septiembre del 91.
El álbum de 12 temas llegó a las tiendas en septiembre del 91.

“Lo encuentro difícil y es difícil de encontrar, oh bueno, al final no importa”, reza una de las líneas de “Smells Like Teen Spirit”, el mega hit con el que la banda norteamericana Nirvana se abrió paso en un mercado saturado por edulcoradas estrellas pop, beligerantes raperos y bandas de rock duro cuyas melenas no paraban de crecer bañadas en laca. Los años 90 habían comenzado y con ellos la juventud buscaba otras emociones. Nirvana respondió al desafío con un álbum arrollador. El cual le catapultó al estrellado como ícono cultural y poco después su cantante y compositor, Kurt Cobain, lo convirtió en un mártir de la Generación X.

Nirvana se conformó a finales de los años ochenta siendo capaz de combinar densos acordes del heavy metal con la urgencia rítmica del punk, y entre ello crear melodías dignas de la escuela de The Beatles. En sus líricas Cobain era descreído con respecto a la convulsa sociedad que le rodeaba, otorgando así versos impregnados de frustración e ironía.

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El grupo firmó con una pequeña discográfica local para lanzar su primer álbum, “Bleach” en 1989. La ardua labor de tocar en bares, pequeños teatros y fiestas universitarias les permitió ser considerados por una disquera multinacional y así grabaron “Nevermind” sin mucha fanfarria dos años después.

Tanto Cobain como sus compañeros —el bajista Krist Novoselic y el baterista Dave Grohl— vivían en las periferias de Seattle, una ciudad portuaria que gracias al influjo de “Nevermind” pasó a ser citada como La Meca del rock alternativo.

La banda no estaba sola en su esfuerzo por hacer del rock algo nuevamente auténtico y con valor artístico. Era parte de un movimiento que luego algunos etiquetaron como “grunge”, y donde lo importante eran las canciones mientras la estética o ser un “rock star” no eran prioridad. “Nevermind” ayudó a que otros conjuntos de Seattle como Pearl Jam, Alice In Chains y Soundgarden tuvieran gran exposición más allá de sus fronteras. Y también para que pilares alternativos como Sonic Youth y Pixies fueran escuchados por los más jóvenes.

El álbum de 12 temas llegó a las tiendas en septiembre del 91 pero la respuesta del público fue lenta. Inicialmente el sello esperaba despachar 50 mil copias pero cuando el video de la canción “Smells Like Teen Spirit” entró en la programación del canal MTV, se transformó en un enorme cohete: certificó medio millón de unidades y desplazó del primer lugar de ventas a la multimillonaria producción “Dangerous” de Michael Jackson.

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No obstante a Kurt Cobain le costó caro sobrellevar el peso de la fama y la presión de ser considerado la voz de la nueva generación. A la par que el álbum ganaba premios y distinciones en medio mundo, el rubio guitarrista de apenas 24 años de edad se sumía en una mortífera adicción a la heroína.

Las apariciones de Nirvana en toda clase de revistas y programas de TV caló en los círculos de la moda que empezaron a ver con buenos ojos los cabellos revueltos, los jeans rotos y las desgastadas camisas de leñador. Que el “grunge” pasara de una sucia tarima a las glamorosas pasarelas fue algo que incomodó profundamente a Cobain.

Con la llegada de la paternidad y su matrimonio en 1992 con la también artista, Courtney Love, el cantante no ofreció demasiados conciertos ni explotó a fondo el álbum que hoy guardan 30 millones de copias en sus casas. Otros sencillos que gozaron de alta rotación en la radio y TV fueron “Come as you are”, “Lithium”, y “In Bloom”.

El concepto artístico de Cobain no se limitaba a las canciones. La idea del bebé nadando tras un billete de 20 dólares —en una sátira al capitalismo— vino a su cabeza tras ver un documental de nacimientos bajo el agua. La imagen fue captada por un fotógrafo del sello luego de pagarle a los padres del niño una pequeña suma. Sin embargo recientemente Spencer Elden, el ahora adulto de la foto, demandó a Nirvana acusándoles de distribuir “pornografía infantil” y aguarda una indemnización de varios miles de dólares. Absurdo.

Al dar “play” a “Nevermind” es evidente que más allá de un álbum clásico es a su vez un punto de inflexión en la historia de la música moderna. Algo que arrancó con tres tipos excepcionales haciendo lo que les venía en gana y no los dictados de la industria. Tuvieron la virtud de llegar a muchísimas de personas que como en mi caso no entendíamos una palabra de lo que decían sus canciones, pero las sentíamos y las hicimos para siempre nuestras.

Por Alejandro Bonilla Carvajal

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