Las relaciones consulares entre el Perú y Colombia datan desde 1849, con el nombramiento de don Federico Guillermo Byrne como cónsul del Perú en Bogotá. Durante estos 172 años de gestión consular, los enfoques y énfasis de la labor del consulado han respondido a los distintos escenarios de realidades que han enfrentado los connacionales.
En la segunda mitad del siglo XX, período en el cual el Perú pasó a ser progresivamente de un país receptor a emisor de migrantes, acrecentándose la movilización de ciudadanos peruanos hacia países de la región latinoamericana, especialmente en las últimas décadas, explicado por causas de orden económico y social. Es el caso de la migración peruana a Colombia.
La comunidad peruana en este país está conformada por familias que contribuyen a la prosperidad de este gran destino e integrada por una pléyade de personas vinculadas a las actividades comerciales, la gastronomía y la joyería, así como de profesionales, religiosos y estudiantes.
Las familias peruanas han tenido como hilo conductor y rector la integración económica y social, propiciando la interacción cultural con Colombia.
En la actualidad, los efectos de las crisis sanitaria y económica originados por la pandemia plantean un conjunto de desafíos, orientados a ofrecer servicios consulares óptimos y oportunos, impulsar la atención hospitalaria de personas en grave estado de salud, consolidar los avances en el tema de regularización migratoria ofrecido por el Acuerdo de Residencia de Mercosur, asistir los casos de carácter humanitario de las familias de menores recursos y promover iniciativas para la reactivación de las microempresas peruanas.
Dentro del bicentenario de la Independencia, el Consulado General de Perú en Bogotá reafirma su pleno e indeclinable compromiso con los valores que inspiran a la formación de nuestra patria para dar respuesta y atender las demandas de los connacionales, desde rápidas acciones hasta el impulso de medidas que promuevan los intereses de la comunidad peruana en su conjunto.
El espíritu de comunidad y vocación de servicio, sustentado en principios éticos de trabajo, serán claves para el desarrollo y futuro promisorio de nuestras familias.
¡Viva el Perú!