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La obra para hacer realidad Hidroituango empezó en el año 2010, e inicialmente tenía prevista su entrada en operación en noviembre de 2018, pero la contingencia por una modificación indebida de diseños, buscando acelerar la terminación de sus obras, puso en riesgo a la hidroeléctrica, que hoy, después de muchos esfuerzos y un gran trabajo en conjunto, se consolida como una de las 10 centrales de generación de energía más grandes de Suramérica.
Hidroituango, cuya presa tiene225 metros de altura y un embalse de 79 kilómetros de extensión, que contiene 2.800 millones de metros cúbicos de agua, comenzó a generar energía en el 2022, y actualmente presenta un avance constructivo de más de 92 %: la unidad número tres tiene 93 % y la número cuatro tiene un avance superior al 84 %.
Andrés Uribe Mesa, vicepresidente de Riesgos de Empresas Públicas de Medellín (EPM), confirma que al finalizar 2023 estarán operando las turbinas tres y cuatro, y para 2026, con la entrada en operación de las 8 turbinas que conforman la central, aportará 2.400 megavatios (MV) al sistema interconectado nacional, para generar el 17 % de la energía del país, convirtiéndose así en el proyecto hidroeléctrico más grande de Colombia.
Sin embargo, este presente prometedor que hoy ofrece Hidroituango se debe a los esfuerzos del presidente de la junta directiva de EPM, Daniel Quintero Calle, del gerente general, Jorge Andrés Carrillo Cardoso, de todos los directivos y funcionarios de EPM y, gracias a la tarea emprendida por la Contraloría General de la República, que permitió que al final del año 2021 se lograra obtener, por el siniestro del proyecto, y por medio de la aseguradora Mapfre, cerca de $983 millones de dólares ($4.3 billones). Recursos que junto a un manejo financiero responsable y a los esfuerzos de la junta directiva de EPM permiten que hoy en día ya estén operando las unidades 1 y 2 (que producen 600MV) y que para final de año se enciendan las turbinas 3 y 4, sumando otros 600MV al sistema eléctrico nacional.
“Esto ha sido un trabajo de múltiples factores, no solamente la aseguradora que en ese momento era Mapfre sino todo un grupo de reaseguradores que acompañaron a la organización asumiendo los riesgos, y posteriormente realizando el pago efectivo de la indemnización, que ha sido fundamental para continuar con el avance de las obras. También el esfuerzo de todos nuestros ingenieros, contratistas y subcontratistas, pues han permitido que tengamos dos unidades operativas y que podamos contar con las otras dentro de las próximas semanas”, puntualiza el vicepresidente de Riesgos de EPM.
Seguridad y prevención: pilares de Hidroituango
De acuerdo con Uribe Mesa, para que las unidades 3 y 4 entren en funcionamiento, se están realizando trabajos subacuáticos para poder “demoler los tapones de concreto que se instalaron con el objetivo de atender la contingencia. Estamos avanzando en muy buena línea con el cronograma y con las actividades críticas que debíamos llevar a cabo y no hemos evidenciado ningún factor de riesgo adicional”.
La seguridad y garantía que brinda la obra se logra gracias a múltiples factores. Desde el punto de vista de aseguramiento, Hidroituango y EPM han adquirido diversas pólizas que brindan garantía frente a contingencias de daño material y lucro cesante, pólizas de sabotaje y terrorismo (riesgo incluido en la póliza corporativa de EPM), pólizas de transporte de mercancías y pólizas de responsabilidad civil extracontractual, entre otras.
En relación con esto, el vicepresidente de riesgos de EPM destaca que esto, además de brindar garantía a los sectores involucrados, que van desde las comunidades hasta las instituciones del Gobierno y las financieras, “representa la confianza que tiene un mercado asegurador, que a pesar de haber realizado un pago de casi US$1.000 millones, aún confía en la capacidad de la organización de administrar y gestionar sus riesgos, y esa confianza que tiene este grupo de interés se refleja en los demás grupos de interés. Lo que nos permite tener los elementos suficientes para concluir de manera efectiva el proyecto”.
A esta primera capa de seguridad preventiva se suma un fuerte énfasis en la educación por medio de diversos procesos de gestión integral de riesgos, que permiten evidenciar los peligros físicos del proyecto y generar planes relacionados con cualquier eventualidad; asimismo, planes de contingencia “que nos permiten identificar, en relación a las partes interesadas, entre ellas la comunidad, cuáles van a ser las acciones y los compromisos que adquiere la organización para atender cualquier circunstancia”, destaca el vicepresidente, quien agrega que la central hidroeléctrica también tiene un centro de monitoreo técnico, con más de 3.500 sensores ubicados en las zonas subterráneas y en la superficie, lo que permite dar alertas tempranas frente a cualquier situación que pueda afectar la estabilidad del proyecto.
“Los sensores nos permiten verificar el nivel del agua. Tener certeza de cuál va a ser el flujo que vamos a tener en el proyecto y nos permite definir la estrategia de apertura total o parcial de las compuertas. Entonces hoy tenemos mucha certeza y estamos muy tranquilos”, concluye Uribe Mesa.