Después de una noche de celebración o un trasnocho académico o laboral que desordena los horarios, es común perderse: el desayuno. Aunque un caldo de costilla o un buen chocolate puedan ser soluciones reconfortantes, también existen propuestas elaboradas con huevos, tostadas o queso, que juegan un papel fundamental en el bienestar y en el rendimiento del cuerpo. Además de ser una oportunidad para disfrutar de alimentos nutritivos que le permiten al comensal experimentar variedad de sabores y texturas, esta hora refleja la identidad de diversas culturas, donde un simple café hasta platos como arepas o tamales, se convierten en una verdadera fiesta gustativa.
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Aunque no existe un manual que determine a qué hora se debe comer un huevo o disfrutar unas tostadas con aguacate, la gastronomía ofrece la posibilidad de incorporar otros momentos en la mesa, como el almuerzo. Esta comida, que normalmente se sirve al mediodía, se convierte en un banquete donde la sopa, el plato principal, el jugo y el postre destacan la importancia de platos que reflejan herencias culinarias que han pasado de generación en generación, abriendo las puertas a tendencias culinarias modernas.
Cada una de ellas ha tenido un impacto relevante en la forma en que las personas se relacionan con los alimentos, dejando en evidencia sus hábitos y las experiencias que nacen en torno a lo que consumen. Y es que no se trata solo de un foco en el estilo de vida, “sino también en el desarrollo de una conciencia que responde a factores nutricionales, económicos o incluso de índole cultural. A medida que pasa el tiempo y se expande la globalización, los ingredientes y las técnicas de cocina en el mundo, los comensales se han abierto a descubrimientos a través del paladar”. El brunch es uno de ellos, siendo una nueva forma de “alimentarse” que combina lo mejor de dos mundos: el desayuno y el almuerzo.
Brunch: el festín que desafía las horas
El brunch, una mezcla de desayuno y almuerzo, nació en el Reino Unido a finales del siglo XIX y alcanzó gran popularidad en Estados Unidos, especialmente en Nueva York, durante las décadas de 1930 y 1940. En ese entonces, se convirtió en la opción perfecta para combatir la “resaca del domingo por la mañana”. Durante los años 30, el brunch se consolidó como una tradición en muchos hogares estadounidenses, particularmente en los de clase alta.
Dentro de las opciones más populares se encuentran mezclas irresistibles, como pancakes, waffles, arepas y tostadas francesas, acompañadas de platos salados como bowls con frutos secos, huevos y ensaladas. También se incluyen alternativas sin gluten, así como opciones veganas y vegetarianas, porque lo esencial es ofrecer algo delicioso para todos los gustos.
La gastronomía líquida también celebra esta tendencia culinaria. Cócteles clásicos como las mimosas, que combinan champán con jugo de naranja, o el bloody mary, que mezcla vodka, jugo de tomate y especias, son comunes en esta experiencia gastronómica. Además, se pueden disfrutar de cafés especiales, jugos frescos y smoothies, brindando una gran variedad de opciones para acompañar la comida.
Sabor, estilo y relax: el “brunch” como nueva estrella de los restaurantes
El auge del brunch en la oferta gastronómica se debe a varios factores clave: la versatilidad de los menús, la intención de ofrecer experiencias sociales únicas, el aumento del interés por opciones saludables y la posibilidad de llegar a un público conectado digitalmente. Esta combinación hace del brunch una opción irresistible tanto para chefs como para quienes disfrutan de la comida.
Carlos Ibáñez, chef colombiano y líder de cocina del restaurante Cotiza Longaniza, donde se exponen diferentes regiones de Colombia, creando platos innovadores sin perder la esencia de la tradición de los sabores del país, afirma que apostó por esta nueva forma de alimentar al comensal por dos razones principales. “Primero, porque el brunch, es una tendencia mundial, y segundo, porque los restaurantes tienen momentos ociosos, donde no se generan ventas y están cerrados. Una forma de incrementar esas ganancias es ampliando los diferentes servicios o momentos de consumo. Desde el punto de vista financiero, es algo que hay que considerar muy bien, porque a veces, incluso en algunas operaciones, los costos de empleados y servicios terminan siendo más altos que las ganancias que deja un brunch, eso no es fácil de manejar”.
Para el colombiano, la cocina del país se presta para ofrecer una variedad de productos donde se destacan caldos, amasijos, arepas santandereanas y de huevo, destacando que conceptualmente su restaurante se “ajusta perfectamente a la idea del brunch”.
De acuerdo con la más reciente encuesta de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) en Bogotá y Cundinamarca, existe una tendencia en crecimiento que es celebrar fechas especiales con experiencias gastronómicas. El 13 % de los encuestados prefiere invitar a sus seres queridos a un almuerzo o cena especial. Para Juan Felipe Hincapié, chef ejecutivo del restaurante Bah Bah en Bogotá, “un buen brunch equilibra lo reconfortante con lo inesperado. La temporada determina las recetas, y lo clásico siempre sobresale. Las tostadas de pan artesanal con mantequilla fermentada, los huevos con fondos intensos y opciones dulces con frutas locales son los favoritos”.
¿Es el “brunch” un fenómeno cultural, económico y social?
El brunch ha trascendido más allá de una simple tendencia, estableciéndose como un espacio valioso en la gastronomía gracias a su conexión con momentos sociales. Su permanencia a lo largo del tiempo se debe a su flexibilidad, adaptándose al estilo de vida moderno y brindando una pausa para disfrutar de excelentes platillos y compartir con otros, sin la rigidez de los horarios tradicionales de las comidas.
Este fenómeno también tiene una dimensión cultural interesante. Durante las décadas de 1960 y 1970, el auge del movimiento feminista se convirtió en un apoyo para muchas mujeres, quienes, al incorporarse al ámbito laboral, encontraron en el brunch una forma de relajarse y “disfrutar del fin de semana sin la obligación de levantarse temprano para cocinar”.
Esta “ceremonia” de fin de semana también ha logrado trasladarse al mercado de la moda. Los restaurantes han evolucionado de ser simplemente un lugar para comer a ofrecer una experiencia compartida que involucra tanto el aspecto social como la calidad de sus alimentos. Lucety Carreño, periodista de moda de El Espectador, afirma que “los espacios de los restaurantes que ofrecen este tipo de alternativas se adaptan a las estéticas que utilizan diversas industrias para lanzar nuevos productos. Este es un escenario perfecto para mostrar estilo y outfits que expresan una informalidad sofisticada, alineados con las tendencias del sector, y que los establecimientos desarrollan para potenciar ambas áreas. Así, ambos sectores ganan”.
La estética en este arte culinario también es un factor incidente, los emplatados y la apariencia de los alimentos a la hora de presentarlos al comensal son la primera carta de presentación para cautivar los sentidos. Los restaurantes se esmeran por diseñar recetas que no solo expongan sabores sino que se entiendan como obras de arte donde los colores y los detalles son los encargados de guiar los bocados guardándolos en las memorias gustativas de los consumidores.
“El mayor desafío a la hora de presentar un brunch es lograr platos que sean visualmente impactantes y de alta calidad sin comprometer los tiempos de servicio. No hay que perder de vista que esta es una experiencia sensorial completa. La estética es importante, pero siempre se trata de reforzar la identidad del plato”, ratifica Hincapié.
Esta mezcla de sabores ofrece una amplia gama de opciones para disfrutar lo mejor de diversas tradiciones, integrando platos tradicionales con técnicas modernas que brindan una vivencia gastronómica única. Esta opción de la gastronomía es ideal para quienes se antojan durante el día, desarrollando esas conocidas ganas de “picar”, dándole paso a la creatividad, donde las fusiones culinarias se disfrutan con múltiples bocados.
¿Donde encontrar esta opción en Colombia?
Hilton Bogotá Corferias
Desde el 7 de marzo de 2025 esta opción se sirve en la terraza del hotel y se conoce como “Al Aire Libre”. “Este concepto busca ofrecer una experiencia única en un entorno campestre con sabores auténticamente colombianos. El brunch, que se sirve todos los sábados de 12:00 m. a 4:00 p. m., e incluye un menú buffet por $150.000 COP, además de música en vivo y opciones adicionales como un paquete de bebidas todo incluido por $49.000 o el paquete completo por $199.000″.
Los Hijos de Sancho, en Barranquilla
En este espacio, cada bocado invita a los comensales a profundizar en el patrimonio gastronómico, convirtiendo cada comida en una celebración de la identidad con propósito. El brunch de este restaurante ofrece platillos que rememoran los sabores del Caribe, como los chicharrones crujientes, las arepas cariocas, el calentado de costilla ahumada, el casabe y, por supuesto, las clásicas y tradicionales piñitas.
Hoteles Click Clack
Entre huevos, waffles, crepas y música en vivo, este espacio está diseñado para celebrar entre familiares y amigos. Está abierto los sábados y domingos de 11:30 a. m. a 4:00 p. m., e incluye un buffet acompañado de whisky sours y mimosas ilimitadas.
Si te gusta la cocina y eres de los que crea recetas en busca de nuevos sabores, escríbenos al correo de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com) o al de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) para conocer tu propuesta gastronómica. 😊🥦🥩🥧