El 29 de marzo de 2023, la Corte Suprema de Justicia condenó por acoso sexual al abogado Marlon Farick Rincón Aljuri. Su nombre no era tan conocido, pero ocasionó mucho daño a las trabajadoras de la Electrificadora de Santander, donde fue secretario general y asesor de la gerencia. Asedió sexualmente a dos de sus subalternas, que lo denunciaron penalmente de 2014, cuando la empresa no hizo nada para ayudarlas. Les decía que se excitaba con su perfume. Les tocaba las nalgas. Les mostraba su pene erecto. Les pedía sexo oral. Y les hacía saber que él tenía poder y podía despedirlas cuando quisiera. Tras su condena, El Espectador conoció nuevos testimonios en la misma compañía y en una universidad en Cartagena, en la que, hasta hace pocos días, era profesor. (“No se viola”: así transcurrió el plantón en el colegio las Bethlemitas)
Los hechos por los que Marlon Rincón fue denunciado en la Electrificadora ocurrieron entre 2012 y 2013. Sus víctimas fueron una abogada que estaba bajo su mando y una de sus secretarias, quienes contaron que las insinuaciones sexuales de su jefe eran permanentes. Atravesaron emociones de rabia, tristeza y miedo, porque él era una autoridad en la compañía. Sus compañeros se burlaban de ellas y no les creían que estaban siendo acosadas. Además, narraron que el abogado acostumbraba a detallarles los eventos de su vida sexual, cómo tenía sexo con sus parejas y la ropa interior que usaban. (Me violaron y no puse resistencia: sí, sigue siendo violación)
Rincón también las tocaba sexualmente tratando de disimular el acoso. Por ejemplo, a una de ellas le empujó un seno mientras le preguntaba si era de “verdad” o de “silicona”. Y la llamaba los domingos para preguntarle si le gustaba “encima o debajo” y la hacía pasar a su oficina mientras se bajaba los pantalones y le pedía que le practicara sexo oral. Todas estas acusaciones fueron ratificadas por testigos.
Aunque la propia Fiscalía, un juez y un tribunal dijeron primero que Rincón era inocente, que solo se trató de un “mero coqueteo”, la Corte Suprema de Justicia reconoció que el abogado sí cometió acoso sexual en la Electrificadora de Santander y lo condenó a 30 meses de prisión. Pero no tendrá que ir a la cárcel, sino que estará a prueba durante dos años, tendrá que reparar los daños, tener buena conducta y no podrá salir del país sin autorización. También podrá impugnar la condena para intentar tumbarla. (Un líder religioso, la iglesia Su Presencia y una denuncia de violación)
Tras condenar al directivo de una empresa por asediar sexualmente a dos mujeres trabajadoras, la Corte Suprema de Justicia determina las formas, conductas y comportamientos que confluyen en el #Delito de #AcosoSexual. Ver ➡️ https://t.co/oi9DjBl4sN pic.twitter.com/k96P3mMHeP
— Corte Suprema de Justicia (@CorteSupremaJ) April 14, 2023
Pero no serían solo dos las mujeres acosadas por el abogado Rincón en la Electrificadora de Santander. Una mujer que trabajó allí le contó a El Espectador que era bien conocido en la compañía, que el abogado les “robaba besos” a sus compañeras, que las acorralaba en pasillos, que ellas tenían que ir en grupo a su oficina, porque les daba miedo ir solas, y que les enviaba los mismos regalos, a por lo menos cinco mujeres, para luego hacerles propuestas sexuales. (La colombiana que fue violada en su casa y hoy logró justicia en la Corte IDH)
“Conocí la sentencia y no me sorprende, presencié y fui testigo de que Marlon Rincón acosaba a las mujeres en la Electrificadora. Cuando él sentía que sus comentarios no eran aceptados, se le percibía un lenguaje hostil y desvaloraba y descalificaba el trabajo de las trabajadoras. Él era el segundo al mando, con alta influencia en la dirección de la empresa. Todas teníamos miedo a rechazarlo, porque nos podía despedir.
Recuerdo bien, el 8 de marzo de 2014, ese día repartieron rosas y tarjetas en la entrada de la empresa, y el sindicato empapeló la oficina para rechazar que se estuviera ‘celebrando’ el Día de la Mujer’, mientras tres trabajadoras denunciaban a un alto directivo por acoso sexual. Una de ellas no llevó su caso a la Corte porque concilió. Yo guardé silencio por protección, no podía perder mi salario. Pero hoy me cuestiono y valoro la valentía de estas mujeres que sí denunciaron”, afirmó la mujer que trabajó varios años en la Electrificadora de Santander, y quien pidió la reserva de su nombre. (¿Por qué la clínica Madre Bernarda de Cartagena niega el derecho al aborto?)
También se habla de acoso sexual en la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), una universidad privada en Cartagena, donde Marlon Rincón fue, hasta hace pocos días, profesor de varias asignaturas de la carrera de derecho y director del Consultorio Jurídico. Llegó ahí después de trabajar en la Electrificadora. Y aunque la universidad le dijo a El Espectador que no hay ninguna denuncia de acoso sexual contra el profesor Rincón, las estudiantes cuentan otra historia.
La semana pasada, organizaron un plantón y colgaron carteles, en las paredes de la universidad, en los que contaron sus testimonios. Algunas de ellas afirman que el profesor les preguntaba cuántas veces tenían sexo o si ya tenían vida sexual, les decía que estaban muy ligeras de ropa y les pedía fotos en vestido de baño. Gran parte de los testimonios se recopilaron a través de la Juntaza Feminista, una colectiva conformada mayoritariamente por estudiantes de universidades cartageneras, que hizo correr la voz sobre la sentencia de la Corte Suprema e indagó si eso mismo había ocurrido en la UTB. (La violencia que parece invisible, que te humilla, pero no te da golpes)
Otros casos se conocieron el mismo día del plantón, cuando estudiantes que no hacían parte de la colectiva pasaron por el lugar, se sintieron identificadas con lo que contaron sus compañeras y, de forma espontánea, se animaron a escribir sus experiencias. “Nos enteramos de que la UTB no se iba a pronunciar. Nos parece muy grave esto, el profesor tenía acceso a muchas estudiantes y mujeres usuarias del Consultorio Jurídico. Desde 2020, nosotras como estudiantes nos enteramos del proceso penal por internet, ¿por qué la universidad nunca se enteró? ¿No les causó ruido saber que ese proceso estaba en trámite?”, aseguró una de las integrantes de la Juntaza Feminista.
Otra estudiante contó a este diario que Rincón le hacía comentarios sexuales sobre su ropa y su cabello, que la llamaba a su celular constantemente y que le envió una foto en la que se veía un libro y sus piernas destapadas. Eso la hizo sentir muy incómoda. “Al profesor no le gustaba que grabáramos sus clases, estaba prohibido. En una de esas dijo que a las mujeres ya no se les podía decir “algo bonito”, porque lo malinterpretaban. Bajo esa idea, nos manipuló a muchas y nos hizo creer que estábamos exagerando cuando nos hacía comentarios sexuales. En pandemia, él hacía los exámenes orales a través de videollamadas en Whatsapp. De repente, empezó a llamarme muy seguido hasta que dejé de contestarle. Luego, me preguntaba si había conseguido novio”, relató a este diario una de las exalumnas de Rincón. (Así suena y se ve la violencia económica)
Las estudiantes siguen molestas porque la UTB no se ha pronunciado públicamente sobre este caso. La Juntanza Feminista publicó un comunicado en el que cuestiona que la universidad guarde silencio, que no investigara el pasado judicial del docente y que lo contratara teniendo denuncias por acoso sexual, “a sabiendas del riesgo que ello representa en un contexto universitario”.
Pronunciamiento público frente a la sentencia SP124-2023 en la cual se condena por acoso sexual a Marlon Farick Rincón Aljuri, Dir. Del Consultorio Jurídico de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB) y el silencio cómplice u omisivo por parte de la Institución Universitaria. pic.twitter.com/9vHYs2na9U
— Juntanza Feminista y Diversa (@JuntanzaFyD) April 17, 2023
La UTB confirmó a El Espectador que no se pronunciará sobre el caso, que cuenta con un protocolo sobre violencias de género desde noviembre de 2022 y que el profesor Rincón ya fue desvinculado de la universidad, aunque se negó a informar desde qué fecha, por ser “un dato personal”. Fuentes cercanas aseguraron a este diario que el profesor fue despedido una vez los medios de comunicación hicieron pública la condena de la Corte Suprema.
Lo que sí hizo la universidad fue borrar de su página web la información del profesor Rincón, que no sirvió para disimular el vínculo, pues varias personas alcanzaron a guardarla en pantallazos. El Espectador también intentó contactar al docente, pero no recibió respuesta.
La condena de la Corte Suprema deja claro que el abogado Rincón sí cometió acoso sexual en la Electrificadora de Santander. Tenía una relación de superioridad y poder con sus víctimas, a quienes hostigó y asedió física y verbalmente con fines sexuales. Abusó de su poder para generar un ambiente laboral denigrante y que las trabajadoras accedieran a sus pretensiones sexuales. No se trató solo de “burlas”, “meros coqueteos”, “actos irrespetuosos” o “fuera de tono”. Fue acoso sexual.