España ganó el Mundial Femenino, y con la Copa llegó también una escena que ha permanecido en la discusión pública en la última semana. Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), besó a la jugadora Jenni Hermoso sin que ella lo pidiera o deseara, es decir, sin su consentimiento. (Lea aquí: El beso de Rubiales a la jugadora Hermoso: ¿por qué se habla de agresión sexual?)
Ella expresó su descontento durante una transmisión en redes sociales y luego lo reafirmó en una declaración pública, aunque Rubiales y la Federación habían intentado minimizar el hecho incorporando entrecomillados en un comunicado de prensa que, según medios españoles, ella nunca dijo. En video: Luis Rubiales, el “macho” que opacó la final del Mundial Femenino
La futbolista Hermoso, a través su sindicato FUTPRO, dejó claro que reprochaba el acto, que calificó de inaceptable y que no quería que quedara impune. Pidió a la Federación Española de Fútbol adoptar medidas ejemplares, seguir luchando por la lucha por la igualdad y promover la prevención e intervención ante el acoso o abuso sexual, el machismo y el sexismo.
Contraria a esta postura, de acuerdo con un artículo del medio Relevo, la Federación había tratado de disimular la molestia de Hermoso y habría incorporado un entrecomillado falso en un comunicado que decía: un gesto mutuo, totalmente espontáneo por la alegría inmensa que da ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento”.
Relevó también asegura que Rubiales rogó a la jugadora Hermoso que saliera con él en el vídeo que grabarían en el aeropuerto de Doha pidiendo disculpas y explicando lo que había sucedido en la entrega de premios. “Le reconoció que su puesto estaba en juego y que necesitaba su respaldo. Pero la futbolista se negó. Hermoso silo quiere hablar del título conseguido. A pesar de las presiones, quien tenga que dar explicaciones o pedir disculpas, alegó según varios testigos, que lo haga. Desde luego ella no era la persona”, se lee en la publicación de Relevo.
Lo cierto es que Rubiales no renunció este viernes a su cargo, pese a que se había especulado sobre su salud. Por el contrario, pronunció un discurso en el que dijo ser víctima de una cacería, habló del “falso feminismo”, dijo que el beso fue mutuo y consentido y que tomará acciones legales contra quienes hablan del episodio como violencia sexual.
Un beso no consensuado es un acto sancionable como delito y como falta disciplinaria, según Código Disciplinario de la FIFA, que hace pocos días anunció la apertura de una la investigación. La sanción podría ir desde una multa económica hasta una inhabilitación.
A nivel penal también podía tener implicaciones. Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, sostuvo, por ejemplo, que lo considera “agresión sexual por falta de consentimiento”, según el artículo 178 del Código Penal.
Este apartado dice: “Será castigado con la pena de prisión de uno a cuatro años, como responsable de agresión sexual, el que realice cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento. Sólo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona”.
El consentimiento es la capacidad que tienen las personas para indicar que sí quieren participar en un acto con connotación sexual. Cortes judiciales a nivel regional como la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que para probar la violencia sexual no se debe exigir la prueba de amenaza, uso de la fuerza o violencia física, bastando para ello que se demuestre, mediante cualquier medio probatorio idóneo, que la víctima no consintió con el acto sexual.
“Solo se puede entender que hay consentimiento cuando este se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona. Ya sea mediante la anuencia verbal, o sea porque dicho consentimiento se deriva de un comportamiento evidentemente identificable con una participación voluntaria”, dijo por ejemplo la Corte IDH al condenar al Estado de Bolivia en el caso de la colombiana Brisa de Angulo.
Por su parte, la coordinadora de la Comisión de Violencia de Género de Juezas y Jueces por la Democracia, María del Prado Escoda, señaló a EFE que existen sentencias que han considerado un beso en la boca dado con violencia como una agresión sexual, algo que con la nueva ley podría aplicarse a este caso aún sin violencia, pero solo si la víctima declara no haberlo consentido. “La clave está, al menos desde el punto de vista penal, en el consentimiento, el cual debe decidirlo la víctima”, matiza la magistrada.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, pidió que no se normalicen estas situaciones como algo “que pasa” y habló de “violencia sexual”. “Es muy sencillo. Dos personas se besan si ambas quieren, si hay consentimiento. Solo sí es sí. Las violencias sexuales, especialmente las de menor intensidad, siguen estando invisibilizadas y normalizadas, pero hay que llamarlas por su nombre para poder acabar con ellas. No es solo machismo, abuso de poder o un acto sexista: es violencia sexual”, dijo la ministra de Igualdad de España.