Las declaraciones de dos fichas claves que financiaron las masacres de Ituango en 1996 y 1997 fueron reveladas por este diario en los últimos días. Se trata de las confesiones que hicieron ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) los hermanos Francisco y Jaime Angulo Osorio. Ellos fueron aceptados por esa jurisdicción especial en junio de 2023, tras entregar información inédita de cómo se perpetraron las masacres. Por ejemplo, aseguraron que en la masacre del corregimiento de El Aro (octubre de 1997) varios comerciantes de ese municipio, la Cuarta Brigada del Ejército y los paramilitares se confabularon para permitir que los hombre de Salvatore Mancuso asesinaran a 20 campesinos.
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El Espectador accedió a siete audiencias en que los ganaderos, entre 2021 y 2025, entregaron detalles inéditos sobre cómo se fraguó esa incursión criminal, la cual, como contó el fin de semana pasado este diario, menciona dos altos funcionarios de la Gobernación de Antioquia. En ese momento encabeza del popular político Álvaro Uribe Vélez. Luego de que los hermanos Angulo y otros comerciantes de Ituango colaboraran con la masacre paramilitar de La Granja (junio de 1996), los hermanos señalan que el grupo criminal permanecieron en la región con dos propósitos: sacar a la guerrillas de las Farc y el ELN, y adueñarse de una zona clave mover alijos de cocaína.
“Esa región era un sitio de descanso para los grupos guerrilleros porque nadie los perseguía. Inclusive, se dice que en lo de la Masacre de El Aro la información también era porque ahí estaba el señor Iván Márquez (entonces uno de los líderes de las FARC) que era el que mandaba cuatro frentes de la guerrilla: el 18, 56, 36 y el 5º. Supuestamente, porque eso era una zona de descanso y un corredor vial para todas partes y mantenían secuestrados en esa zona”, señaló Jaime Angulo ante los magistrados de la JEP. En algún punto del año y cuatro meses que pasaron entre la masacre de La Granja y El Aro, Jaime Angulo señala que recibió una llamada telefónica del máximo líder de los paramilitares: Carlos Castaño Gil.
En esa comunicación telefónica relata que el temido jefe criminal le advirtió que iba a sacar a su gente de Ituango, ante la falta de financiación del grupo. Ante esa situación, vendió 13 vacas para seguir patrocinando a las AUC. “Fue el único contacto que tuve con Castaño Gil”, afirmó. Luego, su hermano Jaime dijo que esa llamada fue “una medida de presión como para que les diéramos la plata ligero porque ellos continuaron allá, ellos nunca se retiraron de Ituango, ellos se retiraron de allá fue cuando hicieron la masacre del Aro”. Luego de ello, Francisco Angulo, dijo que recibió una llamada (no aclara quién) pidiéndole que viaje a una reunión en Valencia, Córdoba.
Angulo llegó a la zona rural del municipio, en donde estaba una finca de Mancuso. “Llegue allá y era una casa grande, con un kiosco de paja; varias habitaciones que estaban como adecuadas como oficinas. Llego allá y me sientan en el kiosco, miro para allá y estaba Mancuso reunido con varias gentes. Al momento me hicieron pasar a mí, estaba alias Junior y Vicente Castaño (...) me saludan y me dicen que necesitan que los guíe para entrar a El Aro, sin embargo, yo les dije que no conocía ese corregimiento de Ituango, que si fuera para el lado de La Granja o Caucasia, sí les podía ayudar”, señaló Jaime Angulo. Sin embargo, le pidieron que buscara a alguien que lo hiciera por él.
A renglón seguido, Jaime Angulo narra que, más o menos en septiembre de 1997 (un mes antes de la masacre), hizo parte de un movimiento de armas desde Medellín a Ituango, cerca de ocho fusiles, que fueron escondidas en un camión con víveres y luego dejadas en una vivienda de su propiedad en el municipio. Dice que para esa época, alias el Mocho lo llamó y le pidió que le guardara en su finca de Ituango “un regalito que le habían dado del Batallón Reyes (...) Luego uno de los trabajadores de la finca me llama y me dice que un camión del Ejército había dejado seis cajas, yo le pedí que las guardara en la pesebrera”.
Las cajas, dice el testigo, estaban llenas de uniformes, morrales, cantimploras, botas. “Pero todo era de segunda, todo era usado y una caja metálica como con 50 granadas, llena de granadas y otra llena de municiones de fusil; las cogieron y las empacaron y salieron (...) a los días se meten y cometen la masacre del Aro, cometen todo lo que hicieron allá”.
La versión de Mancuso ante la JEP
La revista Cambio y Voragine revelaron la versión del exjefe paramilitar ante ese misma jurisdicción especial. A comienzos de 1997 se habría planeado, según Mancuso.“La primera planificación se inicia desde que yo voy a la oficina del general Manosalva, puente hecho a través del general Iván Ramírez (…) Él se fue, yo quedé con el general Manosalva planificando la operación (de la masacre de El Aro) sobre cartas satelitales, sobre la mesa de la sala de juntas que él tenía ahí, de toma decisiones de donde estábamos (…) intercambiamos información de inteligencia, sacamos los planos que él tenía allí, me mostró la ubicación, me entregó órdenes, detalles, información de campamentos, apoyo, corredores de movilidad. Me explicó todo”, aseguró Mancuso.
El exjefe paramilitar señaló que con todo lo que le entregó Manosalva fue luego a donde los hermanos Carlos y Vicente Castaño definir los últimos detalles de la incursión criminal a Ituango. “Aquí lo novedoso es que cuando muere Manosalva (abril de 1997), quien termina de planificar la operación es el general Ospina, con Doble Cero (uno de los paramilitares de confianza de Castaño y que lideró la masacre de La Granja). Ese general llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares”.
En estos momentos, el general en (r) Iván Ramírez Quintero, por su parte, actualmente comparece ante la JEP por hechos relacionados con el exterminio de miembros de la Unión Patriótica. Mancuso dijo que tuvo un encuentro directo con Uribe en su finca El Ubérrimo, en 1996, antes de la masacre de El Aro. “Uribe se ha reunido conmigo, y yo me reuní con el coronel Raúl Suárez, comandante de la policía de Córdoba, me llevó a reunirme a la finca de Uribe, con el gobernador Uribe para aquel momento y Uribe siempre tuvo conocimiento de la operación de El Aro”.
El jefe exparamilitar señaló ante los magistrados de la JEP que Pedro Juan Moreno, secretario de Gobierno de Uribe en la Gobernación de Antioquia, fue quien, de parte del entonces gobernador, pidió que se cometiera la masacre: “El Aro se iba a hacer desde el 96, reunido en la oficina del general Manosalva, allá me encontré al general Ramírez, entre otras cosas (…) fue Iván Ramírez quien me manda para que organice y coordine la operación que nos pide Pedro Juan Moreno, y Pedro Juan Moreno viene a nombre de Uribe”.
La defensa del expresidente Uribe Vélez
En 2018, cuando la Corte Suprema lo investigaba por manipulación de testigos, el expresidente Uribe dijo que sí promovió y apoyó a las Convivir durante su paso por la Gobernación, pero que fue “porque siempre ha creído en la colaboración ciudadana con la fuerza pública. El gobierno departamental reconocía la personería jurídica, pero la licencia operativa y la supervisión correspondían a la Superintendencia de Vigilancia del Gobierno Nacional. Como gobernador de Antioquia se canceló tres personerías jurídicas y se suspendió otra, por comprobadas irregularidades. Siempre impulsé el trabajo honesto a través de reuniones periódicas entre los gerentes de las Convivir con la finalidad de cimentar el compromiso que las asociaciones debían proclamar y respetar los derechos humanos”.
Aunque este diario le informó a la defensa del expresidente en qué marco se hicieron esas declaraciones de los hermanos Angulo, su abogado, Jaime Granados, señaló que “ese relato de los hechos no supera ni el ámbito del chisme, el testigo (que no identifica quién es) dice que un tercero tenía interlocución con un funcionario, que ya hoy falleció y quien por ello no puede referirse al tema (Pedro Juan Moreno, muerto en un aparente accidente aéreo en 2006). La posición del doctor Álvaro Uribe como gobernador de Antioquia frente al paramilitarismo está plenamente documentada como se evidencia en sus discursos y las múltiples denuncias que interpuso por los crímenes de estos grupos”. El expresidente, quien ha dicho que Mancuso miente, ha negado tajantemente cualquier vínculo con este grupo criminal, incluso, dice que extraditó a toda la cúpula paramilitar a los Estados Unidos para que respondieran por delitos de narcotráfico.
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