Este jueves, hacía la 1pm ingresó a las instalaciones de Millonarios el saliente director deportivo del club, el español José Portolés. Estaba acompañado de su inseparable amigo, el técnico Juan Manuel Lillo, el mismo con quien venía haciendo dupla desde el pasado 18 de diciembre y quién llegó a Colombia en octubre del año pasado luego de ser contactado en Madrid (España) por varios directivos de la institución.
Portolés, como siempre, parco y escurridizo fue recibido por Adriana Pinto Dávila, representante legal del club, y por el abogado Luis Carlos Serrano. Fue una dura sesión de tres horas que más parecía una indagatoria en la Fiscalía que los descargos por el presunto incumplimiento de un contrato laboral.
La sesión comenzó recordándole a Portolés la citación de que fuera objeto mediante comunicación del martes de esta semana. Allí se le expuso como contexto de los hechos que la nueva Junta Directiva del club definió los criterios para la contratación de jugadores, los cuales le habían sido notificados desde comienzos del mes de junio y reiterados en una reunión del Comité Deportivo del equipo desde el 23 de julio. Como prueba de ello, mediante un oficio, le informaron que el sustento de las políticas de contratación fueron plasmadas en un acta.
Entonces Pinto Dávila señaló en la diligencia que de acuerdo con esos criterios ese Comité Deportivo, integrado por algunos directivos del club también, le solicitó en múltiples oportunidades a Portolés los nombres de los posibles refuerzos. Pinto fue más allá y se mostró enfática en señalar que el español se negó y únicamente accedió a revelar información parcial una semana antes del cierre de inscripciones.
Una fuente que estuvo en la diligencia le comentó a El Espectador que el español negó sistemáticamente los cuestionamientos e indicó que la base de su defensa fue, a la mayoría de los interrogantes, argumentar confidencialidad de los procesos en razón a que en el medio las negociaciones con futbolistas se podían dañar fácilmente.
Pero los cuestionamientos a Portolés planteados en la citación fueron más allá. Según el club, se le solicitó repetidamente darle a conocer al Comité Deportivo las necesidades de contratar futbolistas para el primer equipo, así como los perfiles de los potenciales jugadores. La información no fue entregada al Comité Deportivo dificultando su labor.
Al respecto, Adriana Pinto le manifestó en la citación al español: “Ha sido costumbre el incumplimiento suyo de las normas y políticas de contratación en donde se exige que toda contratación deber ser estudiada y analizada de manera individual por el Comité Deportivo y la Junta Directiva y no dentro de un presupuesto General”.
Las críticas al director deportivo no pararon. Y no podía faltar la mención a la polémica contratación del jugador español Braulio Nóbrega, inmerso en un escándalo por acoso sexual en el viejo continente y quien ahora jugará en el equipo ibérico, Recreativo de Huelva. Según la representante legal, Adriana Pinto, fue Portolés quien dispuso la vinculación de futbolista a Millos sin el conocimiento y consentimiento previo del Comité Deportivo, incumpliendo así las normas y políticas de la empresa.
Frente a los reparos, José Portolés sacó de su maletín, tan deportivo como la indumentaria con la que iba vestido para la diligencia, un balance de su gestión en el club, incluso recordó que elaboró el Plan Estratégico de Millonarios periodo 2014-2018, un documento de 26 páginas en donde hizo una radiografía del equipo y propuso alternativas. (ver informe)
“Ha manifestado usted no estar de acuerdo con los principios morales y éticos esbozados por los miembros del Comité Deportivo en cuanto a la integralidad de las condiciones y requisitos de los jugadores. Se ha ausentado usted en varias oportunidades de su sitio y lugar de trabajo – incluso saliendo del país-, por periodos prologados de tiempo, en repetidas oportunidades y sin dar previo aviso a sus superiores”, le indicó la directiva Pinto al director deportivo.
Luego de casi tres horas de preguntas y descargos, la sesión finalizó con dos perlas. Se señaló a Portolés de haber cometido desavenencia e irrespeto contra el presidente de Millonarios Enrique Camacho, a quién el español le reclamó con dureza por hacerse presente en el camerino al finalizar el partido Millonarios contra Equidad efectuado el pasado 26 de junio.
Una perla final dejó descompuesto a Portolés, cuando le señalaron que continuamente desconoció la autoridad de los jefes y desconfió tanto de los miembros de Junta Directiva como del presidente del club capitalino al punto de negarse a proporcionales información de su gestión. Al respecto el español reiteró que no lo hacía porque se podían filtrar y dañar negociaciones.
Según se conoció a Portolés, por ahora, el club no le ha oficializado su salida y está concentrado en resolver el pleito. De hecho, este jueves estuvo consultando varios abogados laboralistas para su caso. Con Millonarios firmó un contrato a tres años, tiene una asignación salarial mensual de 22.000 euros, libres de impuestos, trabaja 24 semanas al año, el club le paga hospedaje en un reconocido hotel al norte de Bogotá, tiene pasajes internacionales garantizados por cuenta del equipo y recibe importantes viáticos.
El pleito está a la orden del día y es de difícil pronóstico. Millonarios anunció su salida oficial del club el martes en las horas de la noche, mediante un escueto comunicado. Extrañamente fue citado a descargos este miércoles y este jueves los rindió. Pero en papeles aún no ha salido del equipo. Por eso el camino es conciliación o en su defecto pleito. Frente a las circunstancias algunos abogados le han dicho a Portolés que su caso en los estrados judiciales lo puede ganar hasta un estudiante de primer año de derecho.
Millonarios se transformó. Hace cerca de ocho meses luchaba en finales, tenía como técnico a Hernán Torres y como presidente a Felipe Gaitán, vendía algunos jugadores, enamoraba a su afición, mostraba utilidades y el escándalo, de algunos de sus oscuros socios, salpicados por Interbolsa parecía no hacer tanto daño.
Hoy el panorama es preocupante. Con una buena junta directiva y residente las cosas no parecen darse. La próxima ratificación pública de la compra de un importante paquete accionario por parte de representados del banquero Javier Aguirre, un presupuesto limitado, los resultados negativos en la cancha ante Nacional y Santa Fe, la eliminación prematura en la Copa Postobón, la falta de algunos refuerzos y una afición distante, hacen que el caso Portolés tome mayor relevancia. Su escudero de siempre Juan Manuel Lillo sólo atinó a decir sobre el tema a la prensa: “Estoy un poco de luto”.