Los pasados 20 y 21 de noviembre, en Santa Marta, el Partido de la U celebró su convención anual. La cita política era trascendental porque los integrantes de la colectividad debían elegir el reemplazo de su presidente Sergio Díaz-Granados, quien renunció para asumir como representante del gobierno ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La cita también era vital porque buscaba además diseñar una estrategia de Unidad Nacional con miras a las elecciones regionales del próximo año y enfrentar al Centro Democrático. Por eso fueron al evento el presidente Juan Manuel Santos, varios ministros del gabinete, directivos del partido y los congresistas de la U.
Sin embargo, entre los asistentes a la reunión política apareció también Camilo Alberto Enciso Vanegas. Se trata de un reconocido abogado que el pasado 24 de octubre había sido posesionado por el primer mandatario como Secretario de Transparencia. En otras palabras, designado como mano derecha de Santos en la generación de políticas, lucha y control de la corrupción, cargo conocido históricamente como “zar anticorrupción”.
Entre algunos de los más de 200 asistentes a la convención, la aparición de Enciso causó reacciones encontradas. Para un grupo era reencontrarse con un “viejo” conocido. Varios vínculos tiene el zar anticorrupción con ese partido. Es muy cercano a Sergio Díaz-Granados. En las pasadas elecciones parlamentarias de marzo, como integrante de la lista de la U al Senado, se quemó con una pobre votación. También se había desempeñado como director del centro de pensamiento Pensar Unidos, de ese movimiento político.
Sin embargo, para otro grupo que asistió a la convención del partido, la participación de Enciso tuvo una lectura diferente. No se explicaban cómo un funcionario público del riñón del presidente, conocedor de la ley como abogado, acudió a un evento que a todas luces es político. Algunos abogados consultados señalaron al respecto que el Código Disciplinario Único prohibe a los servidores oficiales participar en actos políticos. De circunstancias similares a estas se derivaron en el pasado sonados procesos contra Alejandro Char, exalcalde de Barranquilla, y Juan Carlos Abadía Campo, gobernador del Valle. El primero fue exonerado y el segundo destituido de su cargo por 10 años.
Los cuestionamientos al zar anticorrupción no son sólo en lo político. Con 44 días en el cargo se le critican algunos viajes. Además de Santa Marta para la convención, el funcionario se ha desplazado a Costa Rica y Brasilia. Y la semana entrante viajaba a París, pero finalmente delegó la representación oficial en una funcionaria de la Secretaría de Transparencia.
El zar anticorrupción Camilo Enciso tiene una visión diferente de los hechos. Consultado por El Espectador, explicó que su despacho trabaja en varios procesos con el propósito de asesorar al presidente Santos y diseñar y coordinar la política del Gobierno en la lucha contra la corrupción. “La agenda del Estado en la materia es global: Desde 2012, Colombia está cumpliendo compromisos internacionales. Por ejemplo, en ese año se hizo una alianza con 64 países para desarrollar controles en la contratación, el manejo de datos privilegiados o el acceso a la información. En Costa Rica se revisó la primera fase y ya se cuenta con una hoja de ruta para la segunda”.
El funcionario señaló que también trabaja en el diseño de la normativa para evitar el soborno transnacional, en materia de buenas prácticas de gobernanza, además de avances de la ley de protección a denunciantes. Enciso precisa que en la cumbre de París de la próxima semana se harán reportes en el tema. “Nuestra agenda es ambiciosa y Colombia es líder a nivel mundial. En el viaje a Brasilia se evaluó la red de transparencia y de acceso a la información. Además, 25 países emitieron una declaración conjunta sobre modelos de archivo como otro mecanismo para generar transparencia”.
En cuanto a la convención del Partido de la U, el funcionario reconoció que asistió los dos días. “Yo no fui a hacer política a la reunión. Mi labor fue misional, fui a interactuar sobre los compromisos del Gobierno. De hecho, allí estuvieron otros jefes de partidos, como Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical, y Horacio Serpa, jefe liberal. Fui a trabajar para promover e impulsar la transparencia de los partidos y los invité a evaluar la ley en la materia y para radicar la ley anticontrabando”.
El funcionario reconoció que no fue comisionado oficialmente por el Gobierno, pero precisó que sí tenía autorización para asistir a la convención del partido. “Los costos del hotel y los pasajes aéreos los pagué yo”, indicó el zar anticorrupción.
Pasado mañana se celebrará el Día Internacional contra la Corrupción. El último estudio en la materia, publicado esta semana, muestra que estamos en el lamentable puesto 94 entre 175 países. Ese día, el secretario de la Transparencia Camilo Enciso, junto a otros jefes de organismos, lanzará una nueva iniciativa para prevenir el fraude en el sector de hidrocarburos. Apenas cuando comienza su gestión, una convención de su partido pone contra las cuerdas al zar anticorrupción.
Oficina polémica y aspirantes a políticos
En los últimos gobiernos la figura del zar anticorrupción ha sido cuestionada. En los mandatos de Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos el cargo ha sido criticado al considerarse que no tiene dientes para luchar contra la corrupción y porque se ha convertido en oficina radicadora de quejas y de traslado a los organismos de control.
Según los expertos en el tema, la figura del zar anticorrupción ha sido utilizada por algunos de sus titulares como trampolín político y para buscar visibilidad. De hecho, varios secretarios de Transparencia han terminado como aspirantes al Congreso o como parlamentarios. María Zuleta, Germán Cardona o Carlos Fernando Galán, por citar algunos casos, tomaron el rumbo político en su momento. Por eso los resultados hasta ahora han sido intrascendentes. Sin embargo, Camilo Enciso, actual zar, con trayectoria académica y laboral, considera que en el gobierno Santos hay compromiso y una política integral en la materia.