Llevaba allí varios años. Se dedicaba, por delegación de la Presidencia, a manejar todos los asuntos relacionados con los municipios y alcaldes que lo visitaban en su despacho para que les ayudara a solucionar sus problemas.
Sin embargo, el 28 de noviembre empezó un vía crucis del que todavía no sale bien librado. Ese día El Espectador publicó los archivos que contenía la USB de la abogada Margarita Pabón, cebrebro jurídico de DMG.
Allí en un listado de pagos apareció el nombre, entre otros personajes, de Alfazar. De Inmediato fue llamado a rendir explicaciones por el Secretario General de la presidencia, Bernardo Moreno. Alfazar lo negó todo y reiteró que no se trataba de él.
Pero en marzo se publicaron varias grabaciones, en especial una con Pabón, que demostró sus nexos con DMG. Acto seguido le solicitaron la renuncia. El propio Bernardo Moreno lo calificó de mentiroso.