A finales de abril de 2011, en la Notaría 25 de Bogotá, se constituyó la sociedad Azul & Blanco. De esta manera se dio vida al nuevo Club Deportivo Los Millonarios, el equipo de fútbol capitalino que luego de 65 años de existencia vivía una de sus crisis más profundas. Con antecedentes de narcotráfico, deficiente gestión administrativa y pobres resultados deportivos, sus nuevos accionistas comenzaron el rescate del onceno albiazul.
Tras disputar dos semifinales de campeonato en 2011, obtener el título de la Copa Colombia y ad portas de cumplirse el primer año de gestión de la sociedad Azul & Blanco, los resultados en la Liga y la Copa no son los mejores. Por eso hoy están en el ojo del huracán sus directivos, el técnico Richard Páez y varios jugadores. Se trata de refuerzos de alto valor económico que han mostrado un discreto desempeño. En un equipo con las finanzas aún en rojo, su numerosa afición, entre el desespero y el abucheo, empieza a pedir explicaciones sobre quién, cómo y a qué precio se contrataron.
El Espectador accedió a los contratos de los jugadores Orlando Berrío, Matías Urbano, Yhonny Ramírez, Leonardo Castro, Ignacio Iturralde, Ezequiel Brítez, Wilberto Cosme, Humberto Osorio Botello y Hárrison Otálvaro, refuerzos de Millonarios para el actual torneo. Y hay varias sorpresas.
Fueron adquiridos por decisión del comité deportivo del club. Conformado por el extécnico de la selección Colombia y del Once Caldas Javier Álvarez; el exfutbolista Nicolás García y el técnico venezolano Richard Páez Monzón en la parte futbolística. Por la junta directiva participaron de la decisión el administrador Alejandro Martínez y los históricos de la institución Jaime Arroyave y Álvaro Dávila Ladrón de Guevara.
El caso del delantero argentino Matías Urbano llama la atención. Su rendimiento es bajo y ha jugado algunos minutos en tres partidos, pero devenga al mes $21,5 millones (US$12.000). Además, por el préstamo el club capitalino giró otros $90 millones (US$50.000) al propio Urbano y al club Unión San Felipe de Chile (ver gráfico).
En el ranking de refuerzos azules también aparece el delantero Humberto Osorio Botello. En seis partidos ha hecho dos goles. Devenga al mes $17 millones y por su préstamo a un año recibió $156 millones adicionales.
El contrato del delantero Leonardo Castro también inquieta. Su salario mensual es de $16 millones y por el préstamo anual del pase, que es de propiedad del futbolista, recibió $45 millones. Sólo ha jugado unos minutos en un partido y no ha convertido anotaciones.
La solución en creación para el equipo es el volante Hárrison Otálvaro. Devenga al mes $15 millones y recibió además otros $70 millones por el préstamo. Es suplente y ha jugado fragmentos en seis partidos de la Liga y la Copa.
Otra contratación, aún en deuda con la afición, es el volante Yhonny Ramírez. Considerado el reemplazo del ídolo Rafael Robayo, proviene del Chico Fútbol Club. Por su préstamo se pagaron $210 millones y devenga $14 millones al mes.
En los casos de los extranjeros Ignacio Iturralde y Ezequiel Brítez, así como de los nacionales Orlando Berrío y Wilberto Cosme, su realidad es similar, se pagan considerables salarios, juegan poco y existen erogaciones altas por sus préstamos. Su denominador común es el bajo rendimiento.
La nómina mensual del equipo cuesta $530 millones. Está conformada por 30 futbolistas y siete miembros del cuerpo técnico. Felipe Gaitán, presidente de Millonarios, destacó que los salarios de los nueve refuerzos no son altos y que otros equipos grandes del rentado tienen salarios mayores. “Poseemos topes salariales; es prematuro decir que el desempeño de los refuerzos es bajo, el año pasado por esta época el debate era similar; el equipo se está acoplando”.
Por su parte, el directivo Eduardo Silva expresó que hay apoyo incondicional al técnico Richard Páez: “Los resultados del último año avalan su desempeño; tenemos presiones para traer a otros jugadores, pero existe una estructura salarial para dar un buen nivel de administración a todos nuestros futbolistas”.
Pero más allá del debate por el trabajo de los futbolistas y sus salarios está la gestión general del club luego del cambio de dueños. El Espectador obtuvo el balance general del club a diciembre de 2011. Las cifras muestran que arrojó una pérdida de $1.553 millones.
En cuanto a la democratización del club, que se inició a comienzos del año pasado, se obtuvieron 5.000 nuevos socios y un patrimonio cercano a los $25 mil millones. Activos compuestos por la marca, los pases de jugadores y la ficha de la Dimayor principalmente.
Sin embargo, el dinero en caja se está agotando. Por eso los directivos buscan afanosamente colocar acciones del club en la bolsa de valores para obtener recursos frescos y consolidar la segunda fase de la recuperación del club. De hecho, antes de un mes se presentará oficialmente la solicitud ante la Superintendencia Financiera.
El Espectador conoció, a través de uno de los principales accionistas del club, que el proceso se está complicando en razón al desconocimiento que hay en la Bolsa de Colombia sobre el negocio deportivo. Además, por la gran carga operativa que puede significar para el mercado bursátil la aparición de una gran cantidad de socios nuevos. Estimativos del club dan cuenta de una aspiración de entre 50 y 100 mil nuevos socios.
En suma, este semestre es crucial para el equipo. Si los jugadores no levantan su nivel y dan resultados no aparecerán nuevos accionistas. En cuanto a la Bolsa de Colombia, si no se convence de que el negocio puede ser atractivo y la Superfinanciera no tramita la emisión, se puede dar al traste con un proyecto que arrancó bien y que requiere más capital para recuperar a uno de los clubes históricos del fútbol en Colombia.
Los argumentos del presidente del equipo
La junta directiva de la sociedad Azul y Blanco, propietaria de Millonarios, está conformada por la excandidata presidencial Noemí Sanín y los principales Álvaro Dávila, Jaime Arroyave y el empresario Luis David Peña. El pasado 2 de febrero, y luego de un proceso de cuatro meses, asumió como presidente del club el economista Felipe Gaitán Tovar, de 46 años de edad.
El directivo se mostró optimista frente al futuro del equipo. “Este año vamos a tener más patrocinios que el año anterior. La idea es generar ingresos adicionales y no depender exclusivamente de la taquilla. Por eso estamos trabajando en diversificarnos con productos mediante merchandising que permitan recursos a través de tiendas y otros negocios”.
Gaitán Tovar explicó que en el segundo semestre del año el equipo volverá a un torneo internacional importante: la Copa Suramericana, en donde se recibirán más dineros para el club.