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Como no sucedía en los últimos años, Cúcuta es un hervidero. Y no precisamente por los líos en la frontera con Venezuela, la crisis económica, el narcotráfico o la inseguridad. Esta vez, la calentura es por la situación del equipo de la ciudad, el Cúcuta Deportivo Fútbol Club. Desde que el onceno no clasificó a los cuadrangulares finales del torneo de la B hace dos semanas, la pelea entre las autoridades locales y su accionista mayoritario José Augusto Cadena se recrudeció. Pero, a la par de la puja, empiezan a florecer líos del dirigente ante la justicia, requerimientos de la Superintendencia de Sociedades por incumplimiento en pago de deudas del club y un documento que ratifica que el equipo le fue comprado al exalcalde Ramiro Suárez, quien sigue anunciando que revelará a la justicia nuevos nombres de empresarios y políticos vinculados, por nexos con grupos paramilitares. Suárez permanece en la cárcel La Picota, donde paga una condena de 27 años de prisión por el asesinato de Enrique Flórez, asesor jurídico de la alcaldía.
A sus 38 años, el abogado bumangués José Augusto Cadena, empresario de las artes gráficas y papelería, ya ha sido propietario de los equipos de fútbol Bucaramanga y Patriotas; y en 2014, adquirió el Cúcuta Deportivo. Según le contó Cadena a El Espectador, un día lo contactó José Antonio Manrique, quien representaba a los accionistas mayoritarios del club y le ofreció el equipo. El directivo vio una buena oportunidad de negocio y compró el onceno. “Yo no hice ningún negocio con Ramiro Suárez; lo hice con Manrique”, afirma enfáticamente. Sin embargo, este diario encontró en documentos de la Dimayor otra versión de la compra de la institución.
En el acta de la asamblea extraordinaria del pasado 25 de noviembre de 2015 y en presencia de 40 directivos y delegados de los equipos del fútbol, Cadena señaló: “A nosotros nos vendió el club el exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez, ad portas de la liquidación. El club entró en su acuerdo de reorganización y él nos volvió a expresar que quería comprar el club y nosotros dijimos que no estábamos interesados, y apareció el problema porque el alcalde electo lo puso el exalcalde referido, y ya nos informaron que gran parte de su campaña fue vender, que iba a recuperar el club”.
Y, efectivamente, hubo ofertas por el club de parte de personas que hablaron en nombre del exalcalde Suárez y su sucesor César Rojas, pero Cadena se resistió y no vendió. Entre tanto, se modificó un acuerdo entre la administración y el equipo, y los impuestos sobre venta de boletería, así como el valor del arrendamiento del estadio General Santander, se incrementaron por la alcaldía. Luego de diez meses de rifirrafe, el martes, se colmó la paciencia del alcalde Rojas y del gobernador de Santander, William Villamizar, quienes anunciaron que, por los malos resultados del equipo, “no se prestará más el estadio General Santander para dispute partidos de la Categoría B”.
Más allá de las diferencias políticas y disputas por el elenco rojinegro, la Superintendencia de Sociedades acaba de dejar en evidencia que Cadena y sus socios están incumpliendo con los compromisos del acuerdo de reestructuración del club, o Ley de Quiebras, a la que se acogió desde 2012. De acuerdo con un requerimiento que Nicolás Polanía Tello, superintendente delegado para procedimientos de insolvencia, envió al representante del equipo, le debe a varios y no paga cumplidamente. A los futbolistas Edwin del Castillo, Roberto Polo o Wilson Carpintero, por citar algunos. Adeuda más de $600 millones a otro trabajador, según lo probado por un juzgado de Medellín e incluso a la Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales (UGPP), entidad oficial, el Cúcuta Deportivo no le paga.
Al respecto, José Augusto Cadena manifestó que el acuerdo del equipo era, inicialmente, por deudas de $8.500 millones, pero que en los últimos años el saldo rojo se ha reducido a $6.000 millones. Frente a los incumplimientos, indició que está al día y que lo que sucede es que siempre llegan acreedores reclamando capital e intereses, pero el acuerdo sólo implica el pago de capital y por eso siempre inician acciones ante la justicia.
Justamente en instancias judiciales, el dirigente deportivo aparece en los registros de la Fiscalía con cuentas pendientes, como supuesta víctima, pero también como victimario, con importante actividad procesal. Según lo ha señalado el ente acusador, en radicado de Dirección Seccional de Norte de Santander, Cadena está indiciado por el presunto delito de emisión y transferencia ilegal de cheque, en hechos denunciados en marzo de 2015. También se le adelantaba otro proceso por fraude mediante cheque, pero fue archivado por la Fiscalía. En condición de víctima, José Augusto Cadena tiene dos procesos por extorsión y fueron archivados otros dos casos porque denunció que fue amenazado y otro por injuria de un periodista.
“Los procesos que aparecen relacionados en los archivos de la Fiscalía se derivaron de denuncias mías por personas que me estaban extorsionando y que me amenazaron e injuriaron. En cuanto a los casos de los cheques, uno me fue archivado y el otro está vigente, pero hace referencia a un problema que tuve por un bus que me vendieron”, precisó el dirigente deportivo a El Espectador.
La lucha por el equipo motilón continúa. El club, definitivamente, no jugará en Cúcuta. Cadena señala que, en prevención por lo que estaba pasando con las autoridades locales, ya tiene autorización de la Asamblea de la Dimayor para jugar en otros lugares y por eso se acoge a los estatutos de la entidad. Afirma con optimismo que ya tiene ofertas de cinco departamentos para jugar y que la Comisión de Escenarios de la Dimayor empezará a verificarlos. Entre tanto, la Fiscalía y la Superintendencia de Sociedades le siguen la pista al polémico dirigente deportivo.