Caso Pedro Julio Movilla: Colombia cerca de la condena por desaparición forzada
Esta tarde, la Corte Interamericana lee el fallo sobre el caso Pedro Julio Movilla, un líder sindical que debía recoger a su hija en un colegio de Bogotá en 1993 y que jamás apareció. El expediente da cuenta de la política de “enemigo interno” de la Fuerza Pública.
Jhoan Sebastian Cote
jcote@elespectador.com / @SebasCote95
El 13 de mayo de 1993, Jenny Movilla se quedó esperando en la entrada de su colegio la llegada de su padre, el líder sindical Pedro Julio Movilla. Lo último que se supo de la víctima es que a las 8:00 a.m. dejó a su hija en el colegio Jhon F. Kennedy, en Bogotá. Nadie responde por su paradero. Después de ese día, todo quedó en una incógnita que lleva casi 30 años sin resolverse, pero cuyas únicas pistas vinculan a miembros de la Fuerza Pública. El caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual esta tarde decide si condenar o absolver a Colombia por la desaparición forzada de Movilla.
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El 13 de mayo de 1993, Jenny Movilla se quedó esperando en la entrada de su colegio la llegada de su padre, el líder sindical Pedro Julio Movilla. Lo último que se supo de la víctima es que a las 8:00 a.m. dejó a su hija en el colegio Jhon F. Kennedy, en Bogotá. Nadie responde por su paradero. Después de ese día, todo quedó en una incógnita que lleva casi 30 años sin resolverse, pero cuyas únicas pistas vinculan a miembros de la Fuerza Pública. El caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual esta tarde decide si condenar o absolver a Colombia por la desaparición forzada de Movilla.
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El Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar), representantes de la familia de Movilla, invita a la comunidad nacional a participar de la audiencia de lectura pública del fallo de la Corte IDH. La diligencia está programada para las 2:00 p.m. y es posible que Colombia resulte condenada por desproteger los derechos a la vida, integridad, libertad y personalidad jurídica. Es el último paso ante el Sistema Interamericano, luego de que el caso fuera remitido a la Corte IDH en octubre de 2020 y tras décadas de denuncias por nulo avance judicial en Colombia.
¿Quién era Pedro Julio Movilla?
La familia de Movilla alegó ante el Sistema Interamericano que la víctima y su familia vivieron años de persecución a raíz de su labor sindical y su dirigencia política. Fue activista del Comité Obrero Popular en Montería (Córdoba), donde, según denunció la esposa de la víctima, recibía hostigamientos de la Dijín de la Policía y del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). La familia escuchó a Movilla decir que le legaban con advertencias como “ojo, cuídate que por ahí te están buscando”.
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En los noventa, radicado en Bogotá, Movilla ejercía como integrante del Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista (PCC-ML), que fue el resultado de una escisión dentro del Partido Comunista Colombiano (PCC) en los sesenta. La historia da cuenta, entre otras cosas, de que del PCC-ML, como expresión armada, nació la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (Epl). Para 1993, fecha de la desaparición, el PCC-ML estaba en diálogos con el gobierno. El expediente en el Sistema Interamericano lo define como un “partido clandestino”.
Un testigo ante la Procuraduría señaló que Pedro Julio Movilla también ejercía labor sindical en Medellín. Quien testificó, también sindicalista, aseguró que fue detenido en Cartagena y golpeado e interrogado por agentes de la Dijín. Los miembros de la Fuerza Pública, según su dicho, le preguntaron con insistencia por Movilla o por un alias de Milton. Y que el interrogatorio estaba dirigido a conocer sobre la militancia de Movilla en el PCC-ML.
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“La CIDH también identifica anotaciones de la Brigada XIII del Ejército, que dan cuenta de que Pedro Julio Movilla era objeto de actividades de inteligencia por parte del Ejército Nacional, en las cuales aparecía con el alias de Milton, y era calificado como miembro ‘adiestrador delictivo’ del EPL, ‘disidente’, miembro del Comité Central del PCC-ML y como secretario de la Federación de Trabajadores de Córdoba”, señaló la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su informe de fondo sobre el caso, en 2018.
La desaparición
La esposa de Pedro Julio Movilla recuerda que la última vez que lo vio estaba vestido de paño café, sin corbata, camisa rosada y zapatos café. De los pocos testimonios que han sido recogidos queda claro que, desde la mañana, el colegio Kennedy estuvo rodeado de motocicletas que no permitían la identificación de sus placas. Eran conducidas por sujetos armados que no pudieron ser identificados por tener cascos o capuchas. Ese día, en frente del colegio, un hombre vestido de café realizó disparos al aire. No se sabe más nada.
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“El 17 de febrero de 1998, la Procuraduría archivó la indagación preliminar, archivo que fue apelado y revocado el 9 de julio de 1998. La investigación fue archivada por segunda vez el 23 de enero de 2001 bajo el argumento de que ‘debido a que la desaparición forzada es una conducta de tracto sucesivo, procedería a decretar el archivo provisional de las diligencias pues de encontrar algún indicio –en el marco de la investigación penal- por el cual se pueda presumir la responsabilidad de servidores públicos, se trasladaría la prueba y retomaría la investigación’”, se lee en el informe de fondo.
Durante el trámite en el Sistema Interamericano, casi dos décadas después de los hechos, la Fiscalía respondió que el caso estaba en etapa preliminar. No obstante, la CIDH advirtió que el expediente de Movilla se presentó en un contexto de “doctrina de seguridad nacional”, desarrollada en las Fuerzas Armadas. Según la documentación revisada, si bien existieron oficialmente reglamentos y manuales militares contraguerrillas, estos extendieron el concepto de “enemigo interno” a toda forma de oposición policía o social, incluyendo el movimiento sindical.
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Así lo confirmaron dos Relatores Especiales de la ONU, tras una visita a Colombia en 1994: “Toda persona de la que se sabe o se sospecha que está vinculada a los guerrilleros es considerada como un enemigo interno. La categoría de ‘enemigo interno’, aplicada a toda persona de la que se considera que apoya a la guerrilla de una u otra forma se ha hecho extensiva, al parecer, a todos los que expresan insatisfacción ante la situación política, económica y social, sobre todo en las zonas rurales”.
La CIDH encontró que, según datos del Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1970 y 2015 en Colombia se presentaron más de 60.000 desapariciones forzadas. De ellas, 576 fueron dirigentes políticos y 259 sindicalistas. “De acuerdo con el Centro, estas desapariciones fueron ejecutadas en aplicación de la Doctrina de la Seguridad Nacional ya referida en el marco de la cual los sindicatos entrarían en la categoría de ‘enemigo interno’”, explica la CIDH. Esta tarde, la Corte IDH podría condenar a Colombia y reforzar la hipótesis de que agentes de seguridad participaron en la estigmatización, persecución y desaparición de Movilla.
El recuerdo de un hombre cuya familia busca verdad
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En julio de 2012, a puertas de cumplirse dos décadas de la desaparición de Pedro Julio Movilla, el Colectivo Dexpierte, en asociación con el movimiento HIJOS Colombia, realizaron una intervención artística en la carrera 7° con Calle 45, en Bogotá, en compañía de sus familiares. Como un acto de memoria histórica, plasmaron la imagen del líder del Partido Comunista y leyeron poemas en honor a un padre que nunca regresó a casa. Este fue el poema que Jeny Movilla, su hija, leyó en la reunión:
“Escribir estas líneas no es tarea fácil…
pues a pesar de que el tiempo se ha encargado de cerrar de alguna manera aquellas heridas causadas…
aun la cicatriz duele y duele demasiado…
siempre que se aproxima esta fatídica fecha los recuerdos afloran
y con esos recuerdos también aflora el resentimiento,
la rabia,
la impotencia,
las ganas de justicia (Que No Llega),
las ganas de saber que le hicieron a mi padre,
un ser único maravilloso y que hace 19 años fue víctima de desaparición forzada
y a partir de allí… solo queda el imaginario de a cada uno de nosotrxs la cantidad de tejemanejes que habrá tenido que sufrir antes de que le provocaran la muerte…
lo digo con dolor… con rabia… e impotencia ¡QUIERO SABER QUÉ LE PASÓ A MI PADRE!”
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