El 22 de septiembre de 2005, Jhonny Silva, un estudiante de la Universidad del Valle, murió en medio de unos disturbios en su alma máter. Ese día, agentes del Esmad ingresaron a la universidad y Silva murió como consecuencia de recibir el impacto de un proyectil. Cuatro años más tarde, al ver que la justicia local poco avanzaba en el caso de su hijo, los padres de Jhonny Silva lo presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual acaba de admitir el caso.
Así lo acaba de confirmar el abogado de la familia, Jorge Molano, quien divulgó que en el último informe de admisibilidad de la comisión, el informe No. 14/16, se conoció la decisión. Siete años duraron los padres del estudiante esperándola, pues se sentían decepcionados con el trabajo de la Fiscalía, organismo que no ahondó en las investigaciones. En abril de este año su madre fue amenazada.
Silva, que estudiaba química, tenía además una condición especial: una enfermedad congénita en sus piernas afectaba su movilidad. Por eso, el día que integrantes del Esmad ingresaron a la Univalle, él no alcanzó a correr como lo hicieron los demás estudiantes. En enero del año pasado el Tribunal Superior del Valle condenó al Ministerio de Defensa y a la Policía Nacional por esta muerte. Por este proceso han pasado más de 10 fiscales y, hasta la fecha, la misión de establecer responsabilidades sobre lo que ocurrió ese día sigue en ceros.