Compañía cauchera, a devolver tierras que fueron base narcoparamilitar en Santander
Los predios que serán devueltos por orden del Tribunal Superior de Cúcuta fueron del extraditable narcotraficante Ramón Galvis Sáenz, alias El Padrino. Este era socio de alias Camilo Morantes, cerebro de la masacre de Barrancabermeja de 1998 y mano derecha de los hermanos paramilitares Castaño en el despojo de tierras en Santander y Cesar.
David Escobar Moreno
Refugio de paramilitares, laboratorio para procesar cocaína, sitio de reunión de policías y Ejército con las Autodefensas. Fue así como decenas de habitantes de la zona rural de San Vicente de Chucurí (Santander) se refirieron a los predios El Porvenir, Monterrey y El Paraíso, las cuales fueron despojados por el paramilitarismo a sus originales dueños en los años noventa y recientemente fueron devueltas por la justicia colombiana.
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Refugio de paramilitares, laboratorio para procesar cocaína, sitio de reunión de policías y Ejército con las Autodefensas. Fue así como decenas de habitantes de la zona rural de San Vicente de Chucurí (Santander) se refirieron a los predios El Porvenir, Monterrey y El Paraíso, las cuales fueron despojados por el paramilitarismo a sus originales dueños en los años noventa y recientemente fueron devueltas por la justicia colombiana.
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En un fallo de 114 páginas, el Tribunal Superior de Cúcuta determinó que una pareja de habitantes de ese municipio tuvieron que abandonar los terrenos, que comprenden 688 hectáreas, luego de que el narcotraficante Ramón Galvis, alias El Padrino, no les pagara una millonaria suma por la venta de esas extensas tierras y luego de ser amenazados por alias Camilo Morantes, socio del mafioso y ficha clave del paramilitarismo en Santander en los años noventa.
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Estos terrenos fueron ocupados en los últimos años por la compañía cauchera Inversiones Silva S.A.S y otras que hacen parte del mismo grupo familiar. Durante el proceso judicial se opusieron a la restitución de estas tierras argumentando que las habían adquirido legalmente y no tenían conocimiento de que esas tierras fueron un fortín de narcoparamilitares y que, incluso, fue blanco de ataques por parte de la guerrilla del Eln. Sin embargo, la Sala Civil Especializada en Restitución del Tribunal le reprochó este y otros argumentos que expusieron.
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Por ejemplo, explicaron que uno de los siete hermanos Silva se enteró en 2006 que las fincas estaban a la venta y que otro de los hermanos verificó que todo estuviera en regla. Incluso, dijeron que el municipio “era muy tranquilo”. Para el Tribunal, por el contrario, no había duda de que San Vicente del Chucurí es una de las zonas que más ha sufrido el conflicto armado colombiano y que, por ende, la familia Silva estaba obligada a verificar sobre el pasado de estos predios, acciones que para el tribunal no fueron realizadas.
El Tribunal determinó que, en 1994, el narcotraficante Galvis Sáenz despoja a sus dueños y, posteriormente, los inmuebles pasaron por las manos de tres dueños antes llegar a la familia Silva. Fue así: en octubre de 2004, Galvis le vendió los predios a los hermanos Ximena y Mauricio Galvis Rubio, de quien no se tiene mayor información. Luego, en 2005, ellos dos se las vendieron a un uno hombre llamado Javier Salas Bastos y este, en 2008 se las vendió a otra persona conocida como Jaime Rodríguez Castaño. Siendo este último el que vendió los terrenos a los seis hermanos Silva, quienes tienen a su nombre la empresa Agroforestal Porvenir SAS.
El fallo concluyó que la familia Silva fue indolente al comprar estas tierras sin investigar diligentemente sobre ellas. “Pues su comportamiento no califica propiamente de diligente cuanto que al contrario, más bien de desidioso y hasta descuidado. Por modo que como nada probaron acerca de esa reclamada extrema “diligencia”, subsecuentemente no merecen la compensación autorizada por la Ley; recompensa reservada únicamente para el que demuestre cabalmente que su derecho no tiene mácula. Por ende, que la nefasta consecuencia que ahora se sucede aparece como el natural resultado de su propia indolencia”, concluyó el fallo.
El perfil criminal de Camilo Morantes
Los testimonios que fueron recogidos por el Tribunal Superior de Cúcuta dan cuenta que durante los años ochenta hubo una gran presencia de Guerrilla, pero que en los años noventa llegaron los paramilitares. Además, los testigos señalaron que en esa violenta arremetida de los paras fueron claves El Padrino y Camilo Morantes. Este último, por ejemplo, participó en la masacre del 16 de mayo de 1998 en Barrancabermeja, donde fueron asesinadas 32 personas, un año más tarde, los hermanos paramilitares del Clan Castaño, lo asesinaron luego de haber sido su mano derecha en esta zona del país.
Alias Julián Bolívar, cabeza del paramilitarismo para esa época, se refirió a este episodio en Justicia y Paz: “Ni siquiera varios de sus hombres más cercanos pudieron escapar a las crueldades de este singular personaje, que según afirman en la región, acusaba un deleite morboso cuando él mismo amarraba a las víctimas, para lanzarlas a un estanque infestado de cocodrilos, que él mismo había dispuesto en una de sus fincas… El 11 de noviembre de 1999 Camilo Morantes fue ajusticiado”.
Guillermo Cristancho Acosta, como se llamaba realmente lideró a los paramiliates en Santander y Cesar junto a su hermano Ernesto, alias ‘Braulio’. Lo que ha dicho la Fiscalía sobre Morantes y su escuadrón de la muerte es que era financiado por ganaderos, entre ellos, alias el Padrino, quien entró a San Vicente de Chucurí, dicen sus habitantes, bajo esa fachada. “Pero con el tiempo sacó las uñas, tenía una doble vida”, dice uno de los testimonios citados por el fallo del Tribunal de Cúcuta.
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