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El dolor tras la tragedia en Amalfi: hablan los familiares de los policías

El ataque a un helicóptero en Amalfi no fue un hecho aislado, sino la confirmación de un conflicto que está creciendo desde hace años en el nordeste antioqueño. En el hecho resultaron muertos 13 policías y estas son algunas de sus historias.

Paulina Mesa Loaiza y Valentina Gutiérrez Restrepo

23 de agosto de 2025 - 06:00 p. m.
Estos son los 12 soldados muertos en el ataque
Foto: Policía
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“Desde hace meses hemos planteado que el nordeste y el Bajo Cauca podrían convertirse en un nuevo Catatumbo y la gobernación no le está prestando suficiente atención”, advirtió Luis Fernando Quijano, presidente de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades). La alerta la hizo este líder social en diálogo con El Espectador, un día después del ataque a un helicóptero de la Policía Antinarcóticos en el que murieron 13 uniformados. Uno de los hechos más violentos en contra de la institución en los últimos tiempos y que es considerado como el primero en utilizar drones para atacar a un helicóptero en el aire. El hecho ocurrió el pasado 21 de agosto en la vereda Los Toros en Amalfi (Antioquia).

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La gravedad de la alerta de Quijano la respalda, no solo las denuncias que ha hecho su organización, sino las de otros líderes de la región y datos de la propia Defensoría. En la última alerta temprana que emitió esa entidad por la inminencia del peligro en el nordeste de Antioquia hay pistas de lo crítico del panorama. No solo porque allí hacen presencia varios de los grupos armados más fuertes del país, sino porque la propia defensora, Iris Marín, explicó que desde hace un año no ha podido transmitirle al alto gobierno su preocupación por estas zonas. La evidencia que tiene la Defensoría es que la zona roja está en Amalfi y en los municipios vecinos de Anorí, Vegachí, Remedios y Segovia.

Allí, dice la entidad, hay presencia de hombres del Eln, de las disidentes de las Farc, conocidas como el Estado Mayor de los Bloques y Frentes (EMBF). Además, del Clan del Golfo, del grupo paramilitar conocido como Los Caparros y otros grupos de crimen organizado. A ese mapa de grupos dedicados al narcotráfico, desplazamiento, reclutamiento de menores, extorsión, secuestro y homicidios, hay que añadirle los motivos de su presencia en este enclave histórico del conflicto: la disputa territorial por controlar los recursos de la minería ilegal de oro y cultivos de coca, así como los corredores estratégicos para sus negocios. Una líder social, que pidió reservar su nombre por seguridad, habló con este diario sobre esta compleja realidad.

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“Ellos se dan cuenta en el pueblo quiénes son mineros y piden dinero. Retienen los carros y amenazan. No podemos trabajar por el miedo y el temor de salir de la vereda. Los grupos nos mantienen presionados. Estamos solos. Aquí en el campo estamos solos”. El caso del helicóptero derribado en su municipio ya tuvo el primer coletazo en la comunidad: varias familias ya salieron desplazadas de la zona. El gobierno atribuyó el hecho al frente 36 del EMBF de Calarcá, quien negocia con el gobierno Petro. Las primeras versiones señalaron que la aeronave fue atacada con drones y artefactos explosivos. El Espectador reconstruye, en su memoria, algunas de las historias de los uniformados.

Francisco Javier Merchán

Asciende a 13 los policías muertos en ataque contra helicóptero en Amalfi (Antioquia)
Foto: Policía

Si Jorge Merchán pudiera comprarle unos días a la vida, lo haría para volver a ver a su hermano, el capitán Francisco Javier Merchán. Fue uno de los uniformados que logró ser trasladado a un centro asistencial con graves heridas, pero fueron difíciles horas de rescate por los combates con las disidencias después de la caída del helicóptero y el difícil acceso a la zona. En la mañana de este viernes, su familia recibió la noticia de su fallecimiento. Fue la víctima más reciente, la número 13. “Estaba a poquitos días de cumplir sus 36 años. A poquitos días de descansar de esta guerra”, dijo su hermano mayor, Jorge. Llevaba más de 15 años en la Policía y se estaba preparando para hacer un curso de ascenso a mayor. Tenía una esposa y dos hijas: una de nueve años y una de seis meses.

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Las únicas palabras que Jorge encuentra para describir a “Pachito”, como le decían de cariño en la familia, es amor, valor y fortaleza. Siempre lo vio feliz y ese es el recuerdo que mantiene. “Era una persona luchadora. Ese man era una persona valiente. No le tenía miedo a nada. Era buen hermano, buen papá, buen esposo, buen hijo. Siempre estaba feliz, siempre estaba con la recocha. Mi hermano se entregó a su profesión, a su quehacer diario, sacrificando los mejores días de su vida por prestarle un servicio a una institución”, relató su hermano Jorge. Él anhela que la despedida pueda ser en el municipio de Mongua (Boyacá). “Acá se crió, aquí compartió con sus amigos, con sus parceros, con los compañeros, con la familia. Aquí lo conoce todo el pueblo. Lo estamos esperando”.

José Valera Narváez

José Valera era patrullero de la Policía y oriundo de Barranquilla.
Foto: Archivo Particular

Tenía 24 años, era patrullero y se graduó como el mejor de su clase en un colegio en Barranquilla. Apenas hace siete años terminó su bachillerato en la Institución Educativa José Raimundo Sojo, pero su vocación de servicio lo llevó a ingresar a la Policía. Su inteligencia lo destacó dentro de la institución. Era el encargado de manejar el sistema Trimble para fotogrametría del terreno. Sus profesores publicaron en redes sociales mensajes de despedida junto con algunas fotografías del día de su graduación. José sonreía para todas las fotos. El día de su grado llevaba una toga y birrete vino tinto y unos globos con los números del año 2018. “Era un muchacho noble, siempre dispuesto a ayudar. Nos duele profundamente su partida”, se lee en la publicación en Facebook de su colegio.

Rafael Anaya Almanza

El patrullero Rafael Anaya tenía 29 años y un hijo de cuatro años.
Foto: Archivo Particular

Su familia recuerda que siempre quiso ser policía. Su tío, Héctor Anaya, presidente de la junta de acción comunal de San Marcos (Sucre), relató a medios locales que Rafael era un hombre feliz y que así lo vieron la última vez hace más de 20 días, cuando pasó sus semanas de vacaciones con su familia en su tierra natal porque quería abrazar a su abuela. Tenía 29 años y un hijo de cuatro años. Era patrullero, pero quería ascender dentro de la institución y trabajaba todos los días para ello. Su tío Héctor recordó que su vocación era ayudar a las comunidades, que le gustaba escuchar a Diomedes Díaz y era hincha del Deportivo Independiente Medellín.

José Camacho Aldana

El subteniente José Camacho dedicó diez años de su vida a la Policía.
Foto: Archivo Particular

Llevaba diez años de su vida dedicados a la Policía. Logró llegar al cargo de subintendente a sus 35 años y vivía con su familia en Huila. Su hermano, Luis Camacho, relató en Caracol Radio que José era más que todo un emprendedor. Hablaron de los sueños que tenían después de que se retirara de la institución y pensaban en montar alguna empresa para sostener a la familia en el municipio de Aipe. Sus compañeros lo despidieron en redes sociales y lo recordaron como un hombre joven y feliz. “Dios te reciba en su gloria, mi curso y amigo... aquí en la tierra siempre te recordaré”.

Carlos Mateus

El mayor Carlos Mateus, oriundo de Bucaramanga, esperaba la llegada de su bebé que nacerá en dos meses.
Foto: Archivo Particular

Era piloto de la Policía y llevaba 14 años de servicio. Su familia y amigos lo recuerdan como una persona con total vocación y lo despidieron en redes sociales como un gran profesional. “Primo, vuela alto al encuentro con nuestro Dios. Hoy, en cumplimiento de su deber, perdió la vida. Me uno al dolor de mi amiga Sofi por la partida de su hijo, Carlos Eduardo, un gran piloto de nuestra Policía Nacional”. A sus 35 años tenía el rango de mayor y era oriundo de Bucaramanga. Su esposa, según medios locales, está en embarazo. En dos meses nacerá su bebé.

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Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

Por Paulina Mesa Loaiza

Periodista de la Universidad de Antioquia e ilustradora. Ha escrito en prensa y portales digitales con especial interés en justicia, conflicto, memoria y paz. Actualmente es periodista de Colombia+20.@paulina_mesalpmesa@elespectador.com

Por Valentina Gutiérrez Restrepo

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