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Con cerca de 40 años en armas, Jaime Aguilar Ramírez, conocido en el mundo criminal como alias “Dionisio Rayo”, se ha convertido en uno de los hombres de mayor peso dentro de las disidencias comandadas por Néstor Gregorio Vera, alias “Iván Mordisco”. Aunque su nombre poco aparece en los radares públicos y mediáticos, agencias de inteligencia coinciden en que su rol dentro de la organización es determinante: combina el control de las finanzas con la pericia como explosivista y, más recientemente, con el desarrollo de tácticas para el uso de drones en acciones armadas.
Su historia se remonta a los años de la extinta guerrilla de las Farc, donde fue parte del Frente Primero y se formó como instructor en la preparación de explosivos. Ese conocimiento lo convirtió en un hombre útil para la organización, pues no solo fabricaba artefactos, sino que entrenaba a nuevos combatientes.
Sin embargo, su camino en la insurgencia tuvo un quiebre cuando decidió apartarse de la estructura, presionado por las acusaciones que alias “Mono Jojoy” lanzó contra su hermano, alias “César”, a quien señaló de haber facilitado la entrega de unos secuestrados. Durante ese periodo, “Dionisio Rayo” buscó acogerse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) entre 2013 y 2016, recobrando su libertad. Su hermano “Cesar” terminó siendo extraditado a Estados Unidos.
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La aparente salida de la guerra no duró mucho. Tras quedar en libertad, volvió a vincularse con los grupos residuales de las Farc que no se acogieron al Acuerdo de Paz. Su regreso generó tensiones internas, especialmente porque su ascenso dentro de la organización fue rápido. Alias “Calarcá” lo acusó de pasar por alto los estatutos que obligaban a quienes abandonaban la guerrilla a enfrentar un consejo de guerra. Como salida a esa controversia, fue trasladado a Cauca, primero bajo el Bloque Amazonas y luego en filas directas de “Iván Mordisco”.
Allí comenzó a consolidar el papel que hoy lo hace visible para las autoridades: precursor en el uso de drones como armas de guerra. Según las autoridades, alias “Dionisio Rayo” ha sido quien diseñó y lideró las capacitaciones a reclutas sobre la adaptación de explosivos a estos equipos aéreos, un método que ha potenciado la capacidad de intimidación y ataque de las disidencias. En las selvas del Naya, un corredor estratégico y de difícil acceso entre Cauca y Valle del Cauca, “Dionisio Rayo” organizó verdaderas escuelas de formación, retomando manuales y cartillas de las antiguas Farc y adaptándolas a nuevas tecnologías para la confrontación armada.
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Pero su poder no se limita a la instrucción. Actualmente, alias “Dionisio Rayo” es el jefe de la comisión financiera de las disidencias. Eso significa que está al lado de “Iván Mordisco” en la toma de decisiones económicas más sensibles: la adquisición de armamento, la compra de material de intendencia y el sostenimiento de los frentes que operan en varias regiones del país. Bajo su control, cada bloque debe aportar cuotas que oscilan entre $1.000 y $1.200 millones mensuales, recursos que circulan bajo estricta supervisión y que refuerzan la capacidad bélica del grupo armado.
Aunque su figura no tiene la exposición mediática de otros líderes, su perfil bajo es precisamente lo que le ha permitido crecer en influencia. Mientras otros jefes de las disidencias aparecen en panfletos o videos armados, “Dionisio Rayo” se mueve en la sombra, cuidando su seguridad y limitando sus apariciones públicas. Esa invisibilidad, sin embargo, no lo ha librado de estar señalado en investigaciones judiciales y de inteligencia, que lo vinculan con múltiples atentados, entre ellos el recordado ataque durante la primera posesión del expresidente Álvaro Uribe, el 7 de agosto de 2002 en Bogotá.
Hoy, en Cauca, Dionisio Rayo se sostiene como un actor central de las disidencias. Su experiencia, su rol financiero y su conocimiento técnico en explosivos lo hacen una pieza clave para la supervivencia de la estructura de “Mordisco”. Analistas sostienen que su eventual captura sería un golpe severo para ese grupo armado, pues implicaría la pérdida del eje económico que lo mantiene en pie y del formador que ha enseñado a las nuevas generaciones el uso de drones como armas. En otras palabras, la caída de alias “Dionisio Rayo” representaría no solo la fractura del bolsillo de las disidencias, sino también de la estrategia que les ha dado ventaja en el conflicto armado.
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