“El Panameño”: La ficha del cartel de Sinaloa que vive al lado de un batallón del Ejército
Hace tres años, la inteligencia del Ejército informó de sus movimientos a la Fiscalía, pero la denuncia cayó en saco roto. Se mueve entre Armenia, Bogotá y Medellín; su mano derecha cayó presa en Costa Rica y su familia tiene viejos nexos con el cartel del norte del Valle.
David Escobar Moreno
El 17 de marzo de 2018, Luis Fishman, entonces ministro de Seguridad de Costa Rica, hizo una declaración pública que le dio una pista a la inteligencia del Ejército sobre una organización narcotraficante colombiana liderada por un hombre que, prácticamente, vive al lado de un batallón del Ejército en Armenia, Quindío. Esta enredada conexión se esclarece en un informe de la fuerza pública, de septiembre de 2019, rotulado de “secreto” y conocido por El Espectador, que da cuenta de ese vínculo y, sobre todo, de cómo después de tres años las autoridades no han tomado decisiones de fondo para dar con su captura ni han desarticulado la estructura que dirige, que tiene nexos con el cartel de Sinaloa.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
El 17 de marzo de 2018, Luis Fishman, entonces ministro de Seguridad de Costa Rica, hizo una declaración pública que le dio una pista a la inteligencia del Ejército sobre una organización narcotraficante colombiana liderada por un hombre que, prácticamente, vive al lado de un batallón del Ejército en Armenia, Quindío. Esta enredada conexión se esclarece en un informe de la fuerza pública, de septiembre de 2019, rotulado de “secreto” y conocido por El Espectador, que da cuenta de ese vínculo y, sobre todo, de cómo después de tres años las autoridades no han tomado decisiones de fondo para dar con su captura ni han desarticulado la estructura que dirige, que tiene nexos con el cartel de Sinaloa.
(Lea también: El “escampadero” de narcos que tiene conexiones con carteles mexicanos)
Fishman señaló en ese momento que fue decomisada media tonelada de cocaína de un barco comercial que provenía de Colombia. Luego de ese pronunciamiento, la inteligencia del Ejército determinó que, desde 2017, la Fiscalía y la DEA capturaron a 12 personas de esa organización que enviaba ocho toneladas de cocaína a Estados Unidos. También la inteligencia militar, a través de fuentes humanas, logró identificar a la cabeza de esta asociación ilícita: J. A. R. M., alias “el Panameño”. Aunque su apodo mafioso alude al vecino país, no es un gentilicio, sino que tiene que ver con su pasado criminal, pues mientras vivió en Medellín era conocido por lavar dinero con mercancía panameña.
Ahora, según el informe reservado del Ejército, vive en un conocido sector residencial de Armenia, a pocos metros del Batallón n.° 8 Cacique Calarcá del Ejército. Los seguimientos y testigos que aportaron información afirman que su familia tiene varias viviendas en la zona y que ninguna está a nombre suyo. También lograron establecer que uno de sus socios tiene una oficina en un exclusivo hotel de Armenia, donde funciona una constructora, en la cual estarían lavando dinero del narcotráfico. Otro de sus hombres de confianza, alias “Chorizo”, coordina los envíos de cocaína por el puerto de Buenaventura. De allí llegan a Panamá, donde una conexión del “Panameño” mueve la droga hasta Costa Rica.
(Lea también: Mataron a alias “Diablo”, uno de los capos ocultos del narcotráfico en Quindío)
Por ese movimiento de alijos de cocaína entre Panamá y Costa Rica, dos personas cercanas al “Panameño” fueron capturadas y condenadas en Centroamérica. En junio de 2020, fueron condenados el ciudadano mexicano Antonio León Rojas (miembro del cartel de Sinaloa) y Edward Martínez Ibarra, hombre que, según el reporte de la inteligencia, “es muy amigo del ‘Panameño’”. Continuando con el recorrido de la cocaína, la fuerza pública colombiana dice que la red de narcotráfico del cartel de Sinaloa, cuenta con la ayuda de uniformados de Nicaragua y las bandas criminales de El Salvador, encargadas de escoltar el cargamento hasta México, pasando por territorio guatemalteco.
“Otra de las rutas que refieren las fuentes tiene este mismo recorrido hasta un puerto marítimo de Costa Rica conocido como Limón. Allí, alias ‘Chorizo’, mano derecha del ‘Panameño’, vigila toda la operación. Este se hospeda en el distrito de Heredia, ubicado a tres horas de puerto Limón, en una propiedad que al parecer es del ‘Panameño’. También se identificó una mujer D. V., que vive en el Distrito Federal de México y es la encargada de coordinar grandes sumas de dinero (producto de la venta de cocaína al cartel de Sinaloa) desde la capital mexicana hasta Heredia”, dice la investigación militar que hasta ahora no ha recibido mayor atención de la Fiscalía ni la Policía.
(Lea también: “Otoniel” se declarará culpable de narcotráfico en Nueva York)
El documento reservado del Ejército también ofrece otros datos sobre los antecedentes familiares del “Panameño”. Por ejemplo, asegura que es primo de tres hermanos conocidos como el clan Campuzano Londoño, que habrían servido hace una década a los hermanos Calle Serna, los “Comba”. “Uno de ellos está escondido en Ecuador”, apunta la inteligencia militar sobre los Campuzano. El informe también da cuenta de que este narco oculto tiene propiedades en Sabaneta, Bogotá y Medellín, que están a nombre de un familiar, el cual frecuentemente viaja a Europa. Uno de esos viajes lo hizo en 2018 con “el Panameño”, pasando por Francia, Finlandia, Suecia y Rusia, en pleno Mundial de Fútbol.
Este diario ha reportado desde mayo pasado la presencia de varios capos del narcotráfico, al menos seis, que han tomado varios municipios del Quindío como escondite y centro de operaciones. Uno de ellos era alias “el Diablo”, líder criminal que fue asesinado el 14 de diciembre de 2022 en Calarcá, en plena vía pública. Pedro González, comandante de la Octava Brigada, declaró hace unos meses que “ni en el Quindío, ni en el Eje Cafetero hay grupos armados organizados. Es claro que es un corredor de movilidad hacia el interior y exterior del país, pero no podemos hablar de un escampadero”.
Aun así, los informes de inteligencia de sus uniformados parecen contradecirlo. Si bien no mencionan vínculos con grupos armados, los documentos reservados conocidos por este diario sí dejan al descubierto cómo los narcotraficantes se pasean, se asientan y descansan en esta zona del Eje Cafetero. A tal punto que uno de ellos sería vecino de la oficina del general González hace al menos tres años, sin que a la fecha se haya desplegado un operativo para capturarlo.